Misterios de la Casa del Bosque en Medrano
El historiador Pablo Lacoste, al frente del Clúster Mendoza Este, destaca otra locación importante de la zona, en este caso "La Casa del Bosque" de Medrano.
En un rincón de Medrano, departamento de Junín, se encuentra la misteriosa Casa del Bosque, con su desconocida historia, rodeada de mitos y leyendas.
Se ha mantenido escondida durante mucho tiempo, protegida por una serie de obstáculos que la sitúan en un lugar de difícil acceso, semi escondida entre trincheras de álamos, aguaribayes y bóvedas de sauces que serpentean en los flancos de la famosa calle Varilla Blanca, en el distrito de Medrano.
La precariedad de estos medios evoca los tiempos pre-industriales, cuando todos los caminos eran de tierra, recorridos por caballos y tropas de carretas. Pero justamente, esta precariedad insinúa una elegancia oculta, capaz de atraer el interés de las almas más cultivadas de Europa. Entre ellas, la del sabio suizo Pablo Arno Loos, quien se instaló en este territorio, levantó allí su casa y fundó un linaje que mantiene viva su tradición hasta hoy.
Pablo Arno Loos nació en Suiza (1859). Se graduó de doctor en Ciencias Naturales, Físicas y Matemáticas en la Universidad de Leipzig (Alemania). Su llegada a Mendoza fue resultado de una serie de hechos extraños e inesperados, que conviene conocer.
Poco después de graduarse en Leipzig, fue contratado por el gobierno de Brasil para prestar sus servicios para la organización del Estado. Pero sufrió el robo del baúl con sus instrumentos, con lo cual, el proyecto se frustró. Fue contratado entonces por la Universidad de Chile, motivo por el cual se dirigió a Mendoza,
Corrían los últimos meses de la década de 1870 y el ferrocarril apenas llegaba hasta Villa Mercedes. Al descender en la estación de Río IV conoció a su futura esposa, lo cual generó una serie de historias coloridas. Posteriormente continuó viaje a Mendoza, en carretas y caballos. Su viaje corresponde a la era heroica, previa a la era industrial signada por el ferrocarril.
Después de la larga travesía del desierto de San Luis y el departamento de La Paz en las pesadas y lentas carretas, don Pablo se refrescó en los oasis del río Tunuyán. Allí pudo apreciar un territorio de singular belleza, con tierras fértiles pero todavía incultas. Algo atrapó allí su alma para siempre.
Luego siguió adelante hasta llegar a la ciudad de Mendoza, con intención de cruzar los Andes para llegar a Chile e incorporarse a la universidad de Bello. Pero este proyecto se vio frustrado debido a las mil dificultades que entonces presentaba la cordillera para atravesarla. Todavía faltaban 30 años para la inauguración del servicio internacional del Ferrocarril Trasandino. La única opción era viajar con los arrieros, a lomo de mula, por los caminos de cornisa de la montaña. Se generó entonces una situación de tensión entre la opción de trabajo en Chile, y las ofertas que poco a poco, comenzaron a surgir en la sociedad mendocina para un profesional de sus conocimientos. Finalmente, don Pablo se decantó por esta segunda opción y se arraigó en la capital cuyana (alrededor de 1880).
Desempeñó una notable carrera profesional en esta provincia, donde se sirvió como profesor de la Escuela Nacional de Vitivinicultura, fundada en 1897, junto a especialistas de Montpelier y Conegliano, como señala Liliana Girini en su libro La Enoteca (2006 p. 43). Esta institución lideró los estudios enológicos en Argentina y sentó las bases para la fundación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, que fue su sucesora a partir de 1939.
Don Pablo Loos se casó con Margarita Bein con quien tuvo dos hijos: Arno Camilo Loos (nacido en Mendoza, 1886) y Gretel (nacida en 1892). Arno Camilo fue contador y se casó con Gretchen, con quien a Wilheim Arno Loos (n. 1910) y Emma (n. 1915).
Aquel vinculo inicial de don Pablo, el científico suizo, con Mendoza Este, se transmitió a sus hijos, quienes lograron arraigarse allí, particularmente en Medrano.
En efecto, en 1920, Arno Camilo Loos compró el terreno sobre la calle Varilla Blanca, Medrano, departamento de Junín, donde levantaron una bodega con sus viñedos y su casa, conocida actualmente como "La Casa del Bosque".
Columna líquida XXL: El Este también existe
Su hijo Pablo Arno Loos se desempeñó como agrimensor y encargado del establecimiento. La presencia de esta familia se mantiene viva en el lugar hasta la actualidad. La "Casa del Bosque" es administrada por Elizabeth Loos, bisnieta del inmigrante-pionero Pablo Loos, y está abierta al turismo. La tarea es acompañada por sus hijos, que representan a la quinta generación de los Loos en Mendoza.
La historia tiene luces y sombras. Porque el empuje de los Loos, como el de otros descendientes de inmigrantes de Mendoza Este, se ve muchas veces neutralizado por el entorno sociocultural. El abandono que este territorio ha sufrido en los últimos 40 años en materia de turismo ha creado barreras difíciles de superar. La clase dirigente del territorio no tiene todavía, conciencia de destino turístico. Las autoridades municipales, provinciales y nacionales no han tenido en cuenta esta zona con ese concepto. Por lo tanto, hay diversas dificultades que complican la gestión. La falta de señalización hace muy difícil encontrar la calle Varilla Blanca; como está semi escondida y tiene poca visibilidad, no hay esfuerzo por levantar la limpieza y ornato de los espacios públicos. Además, la calle se mantiene en las mismas condiciones de los tiempos coloniales, cuando pasaban por allí los granaderos de José de San Martín, levantando el polvo y secando la garganta.
La Casa del Bosque es un atractivo turístico con gran potencial; ofrece una gastronomía notable, inspirada en el legado de las recetas germanas, con especialidad en la Selva Negra. Atendida por sus propios dueños, entrega relatos, mitos y leyendas de don Pablo Loos y sus insólitos viajes. Todavía es difícil la llegada de los turistas. Pero a medida que se tome conciencia del potencial de Mendoza Este como destino turístico, seguramente podrá emerger como un lugar referencial del territorio.