Tours de compras en Chile: las razones según la visión trasandina
Según un análisis de la thinks tank Fundar, la Argentina es el país más caro de la región respecto a la ropa.
Cada vez más argentinos viajan a Chile atraídos por los precios inigualables, dado que la ropa en Argentina es, en términos relativos, la más cara de la región: un 35% más costosa en promedio. Este dato proviene de un análisis exhaustivo realizado por la think tank Fundar, que examinó 389.621 publicaciones de venta minorista de 33 tipos distintos de indumentaria para Argentina y otros seis países de la región (Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay) en Mercado Libre, el principal comercio electrónico.
Específicamente, al evaluar su precio en dólares, una canasta básica de ropa en Argentina es un 35% más cara utilizando el tipo de cambio oficial en comparación con el promedio de la región. Incluso con el dólar MEP, que indica un mercado más abierto, la diferencia se mantiene en un 16%.
El análisis indica que, en general, los precios en dólares de la economía del otro lado de la cordillera son significativamente más bajos que en Estados Unidos, excepto en el caso de la ropa. Los alimentos fueron un 20% más económicos, la salud un 69%, la vivienda un 83% y la educación un 90%. Cabe mencionar que muchos de estos servicios (como la salud, la educación, el combustible, y las tarifas de luz y gas) aún presentan retrasos en comparación con los valores internacionales (los conocidos "congelamientos") y cuentan con algún tipo de subsidio o están directamente gestionados por el Estado.
Uno de los factores del incremento en el precio de la ropa en Argentina es su principal problema económico: la inflación. En las últimas dos décadas, la inflación de la ropa en Argentina ha superado el promedio registrado, mientras que en el resto del mundo ha ocurrido lo opuesto. Desde 2001, considerando 48 países con datos disponibles, Argentina experimentó el mayor aumento en los precios relativos de la ropa, con un 32%, en contraste con el mundo donde la ropa se abarató en un 32%.
Entre 1994 y 2001, los precios relativos de la ropa y el calzado en Argentina seguían una tendencia similar a la de otros países, pero después de 2002, tras la crisis de la convertibilidad y el "corralito", los precios comenzaron a escalar y a divergir de las tendencias globales.
Según el informe de Fundar, desde finales de 2001 hasta abril de 2024, el precio relativo de los bienes aumentó un 43% en Argentina. No obstante, los servicios se redujeron en un 31%. A nivel global, el valor de los bienes disminuyó un 5%.
Si se filtra por características, Argentina es relativamente menos cara y más competitiva en prendas de tejidos de punto (como la ropa informal, deportiva y interior) y en vestuario infantil, pero más cara en productos de tejidos planos (como el denim y la gabardina, es decir, jeans, pantalones, sastrería y camisería) y en ropa de adultos (de marca y alta gama).
Las razones de la ropa tan cara en Argentina
En Argentina, hay posturas en debate acerca de por qué los precios de la ropa y el calzado son tan altos y obligan a los ciudadanos a comprar con fascinación en otros países (Chile, Brasil, Estados Unidos). De hecho, es común escuchar a los vecinos sobre la variedad de marcas y modelos que se ve en territorio chileno y la infinidad de ofertas, además de los outlets, donde se puede hacer una mayor diferencia para el bolsillo.
Uno de los factores siempre señalados en Argentina es el elevado proteccionismo heredado del kirchnerismo (2003-2015; 2019-2023) para la industria textil nacional, las restricciones de importación y los impuestos que aplican en la cadena de valor.
Según la fundación ProTejer, el costo de la indumentaria, incluida su rentabilidad, sólo representa 8,5% del precio final al público. El 50,3% se lo llevan impuestos, otro 12,7% el alquiler de una tienda y un 12,2% del precio de venta, la financiación con tarjetas bancarizadas. En términos prácticos, el 75,2% del precio que paga el cliente por una remera (polera), por ejemplo, en un mall, se utiliza para el pago de impuestos, servicios financieros y alquileres.
Otro dato que afecta a la cadena: prendas de vestuario similares pueden costar hasta 13 veces más dependiendo del canal de comercialización.
"La explicación del fenómeno es más compleja. Durante las últimas dos décadas, la elevada protección comercial externa fue un factor central para justificar la evolución diferencial de los precios de la ropa en Argentina con el resto del mundo. Pero no es el único. El deterioro de las condiciones macroeconómicas contribuyó a encarecer el precio relativo de todos los bienes, incluyendo la indumentaria. También afectó el costo del financiamiento, que a su vez limitó la inversión y el aumento de la productividad", dijo, por su parte, Fundar sobre las razones de precios tan impactantes.
Se suman también como causas las crecientes barreras a la importación, algo que se dio particularmente en la ropa, a través de alzas de aranceles y el uso creciente de medidas paraarancelarias, en un mundo donde la tendencia fue la contraria, y la brecha cambiaria del dólar.
Más allá de la magra caída de ventas pronunciada por los tours de compra, el sector nacional teme a la apertura comercial comandada por el gobierno libertario de Javier Milei y las desregulaciones ya anticipadas por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
En abril último, el Ministerio de Economía trasandino eliminó la obligatoriedad que tenían una serie de productos -entre ellos, los textiles y el calzado- de atravesar el "canal rojo normativo" de la Aduana, que se traducía en la práctica a un control exhaustivo que generaba costos y demoras para las empresas importadoras. Básicamente, un proceso de revisión, formularios, facturas, constancia y autorizaciones.
"La medida libera a las empresas argentinas de un costoso gasto de importación, ya que el costo del despacho por contenedor se reduce en USD 1.200 dólares, lo que representa un 2,5% del valor promedio de la mercadería despachada en una importación", se indicó en un comunicado.
Con la nueva medida, los productos beneficiados ingresan al esquema general y cada importación "queda sometida a la verificación aleatoria que establece la Aduana para todo el universo arancelario", sin mayores complicaciones.
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