Sergio Ramírez: el puente entre García Márquez y Vargas Llosa que está en las listas negras de su país

El gran escritor nicaragüense Sergio Ramírez, en un imperdible diálogo que tuvo en 2016 con el mítico programa "Tormenta de Ideas", con Gabriel Conte, Santiago Montiveros y Mariano Bustos, y producción de Franco Pereira.

G. Conte y S. Montiveros

Entrevista realizada en abril de 2016.

Sergio Ramírez es un escritor de origen nicaragüense que llegó a ser vicepresidente de su país como parte de la Revolución Sandinista en 1986 y ahora es un crítico del mismo Ortega que secundó en aquellos años. Los propios sandinistas o hicieron a un lado, como le sucedió también al poeta Ernesto Cardenal. 

En 1998 Ramírez, invitado por Alfaguara y por el diario Uno vino a Mendoza en donde presentó "Margarita, está linda la mar". En diálogo con el programa "Tormenta de ideas" por MDZ Radio, este sábado, el escritor recordó aquella visita y a la vez saludó a quien presentó su trabajo, el historiador Jaime Correas, a quien felicitó en esta oportunidad por estar al frente de la Educación en Mendoza.

Este fue el diálogo mantenido con Sergio Ramírez tras los saludos iniciales:

- En aquel momento, cuando vino a Presentar "Margarita, está linda la mar", Alfaguara, que acababa de darle un gran reconocimiento, lo abrió al público que no lo conocía por aquí. Ahora está en la Feria del Libro, en Buenos Aires, listo para participar.

- Llegamos a la medianoche para paritcipar en la Feria, tengo una presentación en un ciclo de escritores latinoamericanos, otra el 3 de mayo y luego regresare a Managua.

- ¿Qué es lo nuevo que trae debajo del brazo?

- Bueno, mi última novela que ha editado Alfaguara. Yo me quedé con Alfaguara y son muchos años de buena relación. Mi última novela se llama Sara. La presenté en Buenos Aires el año pasado cuando vine como jurado al Premio de Novela del diario Clarín y ahora estoy por escribir una nueva novela, pero estoy a medio camino.

- ¿Se puede conocer alguna de las ideas del nuevo libro?

- Estoy escribiendo una novela sobre un personaje que yo creé en otra novela, que se llama Inspector Dolores Morales, que es un agente de investigación. La novela se llama El Cielo llora por mí" y yo estoy retomando este personaje para insertarlo en la realidad contemporánea de Nicaragua.

-Su paso por la política respondió a que buscó refugio allí o debido a su capacidad literaria es que llegó a militar en el Frente Sandinista en los años 80 que lo llevó a ser vicepresidente?

- Una revolución es una situación extraordinaria. Si alguien me hubiera propuesto ser político en situaciones normales, participar en una elección o ser directivo en un partido, pues no creo que hubiera aceptado nunca dejar mi actividad literaria para entrar a la política. Pero, claro, se trataba de una revolución, de un momento que era una necesidad echar para abajo a la dictadura, tratar de construir algo muy distinto y entonces abandoné la escritura por un tiempo, hasta que luego, cuando salí de ese episodio de mi vida, entonces ya pude retomarla.

- ¿Terminó desencantado de la Revolución Sandinista, algo parecido de lo que le pasó a Ernesto Cardenal?

-Sí. Lo que pasó es que la revoluión terminó en 1990 con una gran derrota electoral. La revolución tuvo dos grandes momentos: cuando empezó, cuando triunfamos en contra de la dictadura de la familia Somoza, ese fue el gran día; y el otro gran día fue entregar el poder a alguien que lo había ganado por las elecciones. Es decir, poder entregar por la vía electoral lo que se había ganado por la vía armada. Me parece que la transformación del Frente Sandinista en algo muy distinto a lo que Ernesto Cardenal y yo creíamos vino después. Y entonces pensamos (y aquí puedo hablar en plural, como Ernesto) que nuestro papel había terminado y que era necesario regresar a la literatura.

- ¿Al chavismo le pasó algo similar en Venezuela después de haber asumido allá por 1999?

- Me parece que el fenómeno de la desintegración del chavismo es diferente. Fue un proceso distinto. La muerte de Chávez fue un elemento muy importante. Ahora lo que vemos es un proceso de desintegración irreversible.

- ¿Sólo en Venezuela? ¿O ve que ese proceso se extiende al resto de las democracias de izquierda de América latina?

- Está bien dicho "democracias de izquierda" porque son gobiernos llegados al poder mediante elecciones. Es natural que en determinadas oportunidades la gente busque opciones distintas. Eso está dentro de las reglas de la democracia. La anormalidad viene cuando alguien, que se cree caudillo iluminado, comienza a manipular la constitución, reformarla para quedarse allí para siempre, hasta que no complete un período mesiánico de reformas. Es lo que esta izquierda democrática está poniendo de mal ejemplo cuando lo hace.

- El año pasado estuvo por aquí Ernesto Cardenal y lamentaba haber sido considerado "mala palabra¨en algunas ferias del libro su propio país. ¿A usted le ha pasado algo parecido o no?

- ¿Cómo ¨mala palabra¨?

- Que no lo invitaban, que no lo tenían en cuenta...

- Ah, bueno, yo creo que estamos en las listas negras, Ernesto y yo. Pero esos son los gajes del oficio.

- ¿Cómo ve ahora la situación de su país, que hay nuevas elecciones? ¿Es el mismo Ortega de antes o es otro?

- Ortega va a reelegirse. Esta es la tercera reelección. Con esto ya tendría 15 años . Estas son elecciones muy unilaterales. Con 10 años anteriores, ya son 25 años en el poder. Esto, aún para los términos latinoamericanos tradicionales, es algo notable. Hay una oposición desintegrada, dividida, sin figuras de relieve. El Frente Sandinista tiene la mitad del electorado. Más o menos la otra mitad no tiene candidato, pertenece a las filas de la gente que no tiene opciones porque no las hay y el poder en Nicaragua no se ejerce solamente a través del gobierno sino a los otros poderes del Estado que van ahora mismo en la misma dirección, incluyendo el Consejo Electoral, de manera es que es muy difícil pensar que habrá sorpresas en el camino que ya está trazado.

-Usted que fue un revolucionario que lo vivió con toda la ilusión que eso implica, ¿cómo ve el proceso de Latinoamérica? ¿Es un proceso pendular, una contrarrevolución o es la estabilización en una adultez democrática que tenía que llegar?

- Hay países que antes de las dictaduras militares tenían procesos instituciones firmes. Vamos a poner el caso de Uruguay, de Chile. Una ve que estas dictaduras militares desaparecieron del panorama, retomaron sus sistemas institucionales y son democracias que funcionan. El hecho de que veamos a un gobierno sustituir a otro por la vía electoral, como ha ocurrido en Argentina, es algo muy normal. Para eso es la democracia. para que los gobiernos cambien de sentido político, la alternancia. Quizá lo que nos haga falta en América latina es un cambio de mentalidad a largo plazo. Y entonces, que los gobiernos que sean sustituidos se atengan a estos lineamientos a largo plazo que son los únicos que pueden llevar al desarrollo. Todavía estamos en la infancia de la democracia cuando un gobierno llega y destruye todo lo que el otro hizo.

- En la Argentina ha habido un cambio político democrático, de una punta hacia la otra de las ideas. ¿Cómo ve al gobierno de Macri?

- No puedo juzgar al gobierno de Macri porque lo estoy viendo desde afuera. Es un gobierno muy joven. Lo que yo entiendo es que ha habido un cambio democrático de uno al otro extremo del panorama ideológico del país y esto es muy saludable para la democracia: que todo se haga conforme a las instituciones.

- Sobre el final, queríamos pedirle su recomendación en torno a nuevas figuras que esté dando la literatura en Latinoamérica.

- Me parece que los concursos son muy importantes. Ahora se acaba de cerrar en Lima la Bienal de Novela con Vargas Llosa y allí se concede un premio de 100 mil dólares para una novela. Hubo cinco finalistas y yo no los conozco bien a todos. Son escritores excelentes, pero este concurso lo ganó Carlos Franz, de Chile. Ya había ganado un premio en Argentina pero su nombre no había pasaod a los grandes planos como creo que va a saltar ahora. Carlos Franz de Chile, Juan Gabriel Vázquez de Colombia, son parte de un hervidero que le dan a la literatura latinoamericana una continuidad.

- Entre los escritores hay sus cosas también. Es conocida la gran amistad que hubo entre García Márquez y Vargas Llosa y que terminó en una gran enemistad. En los próximos días estará en Buenos Aires Vargas Llosa, ¿piensa encontrarse con él?

- Sí, claro. En el avión viajé con su hijo, Álvaro, con quien me encontré en Panamá. Claro que pienso verlo y aprovechar para saludarlo por su cumpleaños número 80, cosa que todavía no he hecho. Yo también fui un gran amigo de García Márquez y lo soy de Vargas Llosa así que seguro nos encontraremos.

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