Sarmiento y Chile: qué legado dejó el sanjuanino detrás de los Andes
El reporte de la Biblioteca Nacional de Chile sobre Sarmiento, seguido de una nutrida investigación realizada por el magíster Cristian Sepúlveda-Irribarra, que reproducimos aquí.
Domingo Faustino Sarmiento no es sólo un prócer argentino, sino que comparte su fama histórica y legado en otros países de la región, De hecho, en varios países se conmemora al 11 de septiembre como el Día del Maestro, en reconocimiento a su condición principal.
En Chile, hay un lugar especial para su nombre. Biblioteca NAcional trasandina le guarda un lugar. Allí recuerda en su biografía, datos centrales con una mirada ajena a las pujas argentinas que, inclusive en los últimos años, lo han querido "borrar" de la historia, hasta mediante el uso de dibujos animados para escolares, como el caso de "Zamba" de Pakapaka, un canal del Estado usado por el Gobierno para restarle méritos al sanjuanino.
Dice el archivo "Memoria chilena" de la Biblioteca Nacional de Chile, textualmente: "A través de su vida, Domingo Faustino Sarmiento, tal vez uno de los intelectuales latinoamericanos más importantes del siglo XIX, logró desarrollar plenamente sus vocaciones y convertirlas en realizaciones concretas por las cuales su memoria es guardada con respeto. Su interés por los asuntos públicos lo condujo a la presidencia de su país, Argentina; su preocupación por la educación del pueblo se expresó en decisivos aportes para la ampliación y el mejoramiento del sistema público de enseñanza en Chile y Argentina; y, como literato, escribió cincuenta y dos libros, entre ellos su obra más célebre, Facundo, que retrata fielmente la identidad de su patria y sus contradicciones".
- "Sarmiento nació en un humilde hogar de San Juan, el 15 de febrero de 1811. Su instrucción primaria la recibió en una escuela pública de esa ciudad, donde sus maestros advirtieron la precoz inteligencia del niño e intentaron hacerlo ingresar en el Seminario de Córdoba, donde podría desarrollar de mejor forma sus habilidades. Fracasado éste y otro intento por permitirle al muchacho recibir una educación acorde a su capacidad, Sarmiento debió completar su formación mediante un esfuerzo autodidáctico de extensas lecturas y profundas conversaciones con adultos. A los doce años ya leía y escribía el latín casi a la perfección; y a los catorce, se desempeñó como maestro primario en una escuela rural que él mismo habilitó".
- "La relación intelectual con sus tíos puso a Sarmiento en contacto con las ideas liberales, aproximándose a las posiciones de los unitarios bonaerenses, con quienes compartió valores culturales pero receló de algunos excesos del centralismo. Así, en 1829 se integró como teniente al ejército del general José María Paz, quien luchó por imponer la autoridad del gobierno porteño en las provincias del interior; pero la derrota de Chocón frente al caudillo riojano Facundo Quiroga, lo obligó a buscar refugio en Chile".
Sarmiento en Chile
La Biblioteca Nacional trasandina agrega, sobre su paso por ese país:
- "Al llegar a Chile se empleó en diversos oficios anónimos, como dependiente de una tienda, minero en el Norte Chico y profesor; pero pronto sus artículos publicados en El Mercurio de Valparaíso, así como su participación en medios como El Progreso y otras publicaciones, como Sud-América, le valieron el reconocimiento en los círculos intelectuales, en asuntos pedagógicos, literarios y lingüísticos a partir de su participación en la controversia filológica, la polémica del romanticismo. La publicación de sus primeras obras literarias y la participación en polémicas con intelectuales de peso, como Juan Bautista Alberdi y Andrés Bello, consolidaron su prestigio y le valieron la confianza del gobierno que le encomendó la creación de la Escuela Normal de Maestros, primera en América Latina. Entre 1845 y 1848, el gobierno chileno lo envió a Europa y Estados Unidos para estudiar y evaluar distintos modelos de educación primaria para implantar en el país. Fruto de este viaje y su experiencia como educador, surgió su Método de lectura gradual (1849), que fue adoptado en las escuelas públicas del país hasta comienzos del siglo XX. Durante el viaje se encontró con otros exiliados argentinos, como Bartolomé Mitre, Florencio Varela y Esteban Echeverría, lo que reavivó su preocupación por el destino de su país".
- "Luego de la caída de Juan Manuel de Rosas, en febrero de 1852, Sarmiento regresó a Argentina, acompañado de una bien ganada reputación y de una sensata propuesta para resolver definitivamente la pugna entre Buenos Aires y las provincias. Ingresó de lleno en la vida política de su país, como servidor público en asuntos educacionales y como legislador en su provincia y en el Senado de la Nación".
Por qué Domingo Faustino Sarmiento murió en Paraguay y cuál fue la causa
- "Después de cumplir misiones diplomáticas en Chile, Perú y Estados Unidos, en 1868 Domingo Faustino Sarmiento fue elegido Presidente de la República argentina. Su administración, que se extendió hasta 1874, estuvo marcada por un decidido apoyo a la instrucción pública, por el fomento de la migración europea y por el alivio de la tensión entre las provincias. Concluido su período presidencial, Sarmiento continuó sirviendo a su país desde distintos cargos hasta su muerte en 1888, en Asunción, Paraguay".
Domingo Faustino Sarmiento y su aporte cultural en Chile
Una investigación realizada por el profesor de Historia y Geografía chileno Cristian Sepúlveda-Irribarra, profundizó notoriamente en la vida y el aporte del sanjuanino en Chile.
Sepúlveda-Irribarra es profesor de Historia y Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, licenciado en Historia; magíster en Historia en Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; experto en Entorno Virtuales de Aprendizaje de la OEA y Universidad Tecnológica de Panamá; doctor historical theology en la California Christian University de EE.UU.; doctor en Educación de la Universidad Nacional de Cuyo.
Autorizó la publicación en Memo de su trabajo, el que citamos en un extenso párrafo e invitamos a seguir leyendo en su blog.
A continuación, textual el resultado de su investigación:
Resumen
El presente artículo da cuenta de la influencia que ejerció en Chile una de las personalidades culturales de mayor relevancia en la América decimonónica, Domingo Faustino Sarmiento, intelectual argentino.
Se pretende por medio del siguiente artículo, demostrar la incidencia de dicho personaje en diferentes áreas de la esfera cultural chilena del siglo XIX, principalmente en el ámbito educacional. Se analiza sus diversas ideas y cómo éstas, no solo influyeron, sino que determinaron y sentaron las bases del sistema educacional chileno post independentista basados principalmente en el desarrollo de la Instrucción Pública y Primaria y en su rol de Director de la Escuela Normal de Preceptores que marcará un cambio profundo en el ámbito educacional.
Para adentrarnos a analizar los variados aportes y legados culturales que Sarmiento dejó en su paso por Chile, nos es necesario y de suma importancia indagar en torno a la noción que nuestro personaje poseía de civilización y progreso, dado que ello nos otorgará nuevas luces a la hora de analizar sus aportes culturales en nuestra patria.
1. Sarmiento y sus ideas
En la obra de Sarmiento, el debate sobre la cultura y civilización nos parece especialmente fructífero, dentro de esta lógica y del amplio contexto de sus obras nos preguntamos qué elementos atraen a Sarmiento y cuales busca desarrollar e implementar en nuestro país.
Es preciso señalar que el concepto de civilización no es propio de Sarmiento, sin embargo, éste le otorga una connotación propia, la adecua a la cultura europea, contraponiéndola con la barbarie, término con el que califica a las tribus aborígenes. Sarmiento en su celebrado libro Facundo considera bárbara a la España intolerante y reaccionaria cuya herencia, en este sentido, pesa todavía sobre los nuevos países que antes habían constituido sus colonias. En efecto, en su libro Viajes, describe una España atrasada declarando que si hubiera viajado a España en el siglo XVI mis ojos no habrían visto otra cosa que lo que ahora ven (Sarmiento, 1841).
Para Sarmiento, la vida en las ciudades y el conocimiento de las ciencias, es la civilización que llevará al progreso de la humanidad. Claro ejemplo serán los franceses, por quienes Sarmiento sentía un profundo respeto y admiración, quienes según su percepción representaban claramente la imagen de civilización en el mundo. La cultura como refinamiento de las costumbres en el plano más personal tiene para nuestro autor, por tanto, un paradigma europeo, concretamente el del pueblo galo:
«El francés de hoy es el guerrero más audaz, el poeta más ardiente, el sabio más profundo, el elegante más frívolo, el ciudadano más celoso, el joven más dado a los placeres, el artista más delicado, y el hombre blando en su trato con los otros. Sus ideas y sus modas, sus hombres y sus novelas, son el modelo y la pauta de todas las otras naciones; y empiezo a creer que esto que nos seduce por todas partes, esto que creemos imitación, no es sino aquella aspiración de la índole humana a acercarse a un tipo de perfección, que esta en ella misma y se desenvuelve más o menos según las circunstancias de cada pueblo. » (Sarmiento, 1841).
Las palabras son claras y evidencian una profunda admiración por la cultura gala, el modelo de civilización que maneja y pretende desarrollar nuestro autor está estrechamente ligado al desarrollo de las ideas. Junto con ello, el prototipo francés presenta niveles de progresos ejemplares para Sarmiento, de ahí que los presenta como ejemplos de civilización.
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De acuerdo al filósofo argentino Héctor Félix Bravo, civilizar era para él proveer lo conducente a la prosperidad del país y al adelanto de todas las provincias, dictando las leyes y reglamentos necesarios para crear un Estado de derecho promoviendo la inmigración, pero también era atender al progreso de la cultura, organizando la educación nacional y asegurando el bienestar y la libertad de todos y cada uno de los habitantes (Bravo, 1993) (1). Para el sanjuanino el mundo liberal-capitalista representa, con su progreso técnico y material y con sus instituciones democráticas y parlamentarias, la civilización. La barbarie es la decadencia mientras la civilización representa el orden y el progreso, y sólo este último es capaz de garantizar a los individuos la libertad y el bienestar.
En palabras de Sarmiento: "La civilización de un pueblo sólo pueden caracterizarla la más extensa apropiación de todos los productos de la tierra, el uso de todos los poderes inteligentes y de todas las fuerzas materiales, a la comodidad, placer y elevación moral del mayor número de individuos" (Sarmiento, 1841). y precisamente la elevación moral nos da a conocer que será manifestada en los pueblos a medida que adquieran mayores grados de instrucción educacional, es por ello que la educación primaria para Sarmiento sería el fundamento de la civilización popular.
El sanjuanino estaba convencido de que la educación nacional primaria era condición sine qua non para el logro del desarrollo industrial, pues permite generar nuevas actitudes, elevar el sentido moral y, en definitiva, lograr la prosperidad general. El progreso de un país y su grado de civilización, por consiguiente, se fundará en el desarrollo social, y por cierto en la educación. Esta debe ser un derecho del pueblo y un deber del Estado el cual debía asumir un fuerte compromiso con ella.
La idea basal de Sarmiento para el logro de la civilización y el progreso será potenciar, por tanto, la instrucción primaria por medio de su difusión en los sectores más bajos de la sociedad. Siguiendo a Bravo, Sarmiento concebía la escuela como un factor dinámico que opera sobre la sociedad, transformándola en todos sus aspectos. Junto con ello, de los estudios de las obras del sanjuanino se desprende que la educación era la piedra basal de la democracia, además de ser un derecho del pueblo. No en vano consigna en sus escritos, en reiteradas ocasiones, la idea de democratizar la educación. En su libro Viajes afirma dichas ideas, destacando que las "sociedades modernas tienden a la igualdad; no hay ya castas privilegiadas ni ociosas; la educación que completa al hombre, se da oficialmente a todos sin distinción" (Sarmiento, 1841). De lo anterior se desprende claramente el principio de democratización social, idea bastante progresista para la época, considerando el precario desarrollo de la democracia en el contexto sudamericano. Es importante hacer notar que para aquella época ya Sarmiento entendió la importancia de este principio considerando que el contexto hispanoamericano no era muy prometedor en este orden. Sin duda, su pensamiento es influenciado por los principios difundidos en Europa. En teorías de personajes tales como Condorcet sobre el deber del Estado de proveer a todos los individuos una instrucción para asegurar su pleno desarrollo espiritual, político, económico y social, mediante una efectiva igualdad de hecho y la institución del laicismo, calaron profundos en su persona. Así como las de Guizot, ( el cual según relata en su libro Viajes, lo conocía) que a través de sus ideas difundía la educación popular en Francia defendiendo el principio de libertad de la enseñanza. Recordemos que para aquella época, primero en Francia y luego en Europa, se promulgan las primeras leyes de Instrucción Primaria, laica, pública y obligatoria. Es la época en la cual se pretende expandir los niveles educacionales en toda la sociedad, luchando por dar acceso a ésta a los sectores más bajos. En efecto, aparecen los primeros ministerios ligados a la educación y junto con ello la inversión en este ámbito se incrementa significativamente.
2. Aportes en la Educación Chilena "Educación primaria e instrucción pública como fundamento"
Por todos es conocido que en enero de 1842, la Escuela Normal de Preceptores de Chile fue creada por ley. Esta fue la primera de su clase creada en América Latina. Su misión fue preparar a docentes de enseñanza primaria durante tres años en diversas disciplinas.
Uno de los gestores y precursores de estas iniciativas vinculadas al desarrollo y a la mejora de nuestro sistema educacional fue precisamente Sarmiento que, como sabemos, fue el primer rector de la Escuela Normal y jugó un rol preponderante y muy activo en la configuración y desarrollo de la educación primaria del siglo XIX.
Cabe destacar que tempranamente el argentino se interesa por la situación y estado de la educación. Su cercanía a ella le hizo en su país de origen experimentar tempranamente, a los 15 años de edad, la labor docente y fundar su primera escuela, tanto así que algunos autores consideran este acto como el primero de su vocación (Ponce, 1890). Para él no había carrera más honrosa que la enseñanza y a ella consagró gran parte de su vida. Toda la experiencia anterior lo hizo llevar a cabo reflexiones muy profundas que quedaron plasmadas en sus libros cuyos resultados fueron muy gratificantes llegando a ser un aporte muy significativo para nuestra joven república.
Al momento de exiliarse en nuestro país, en 1831, uno de sus primeros trabajos fue desempeñarse como director de una escuela en la provincia de Los Andes, con el sueldo de trece pesos al mes. En la enseñanza adoptó, por falta de colaboradores, el sistema de Lancaster; pero no encontró elementos básicos necesarios para lograr un verdadero avance en la incipiente educación nacional. Pues la instrucción primaria adolecía de muchos aspectos y apoyo por parte del gobierno de la época.
En su primera visita a nuestro país se dio cuenta que habían muy pocas escuelas, y las que existían no tenían los suficientes métodos pedagógicos y recursos para llevar a cabo una tarea satisfactoria. Los programas de estudio de las escuelas solo contemplaban enseñar a leer, escribir y contar. Por otra parte, se dio cuenta que los preceptores no tenían mayor preparación. La educación era tan mal vista y los educadores tan mal considerados que cualquiera podía ejercer como educador (2). El estado de la instrucción primaria por aquellos tiempos era desolador. El número de escuelas era insuficiente para el país, y su asistencia de era casi nula. Los preceptores, por su parte, estaban desprovistos de herramientas pedagógicas que demandaba su cargo. Al respecto Barros Arana afirma que:
"al terminarse la administración del jeneral Prieto, no había en toda la República mas que cincuenta i seis modestísimas escuelas publicas sostenidas por el estado... Las pocas escuelas publicas que había en Chile eran dirijidas por hombres cuya preparación intelectual rara vez pasaba de saber leer i escribir. Algunos de ellos eran soldados realistas, prisioneros en la guerra de la independencia, mientras otros provenían de filas menos estimables. Se recuerda el proceder de una corte de justicia que juzgando a un individuo por el delito de robo en una iglesia, lo condenaba a ser maestro de escuela" (Barros Arana, 1905)
Sin duda el problema más importante de lo anteriormente señalado por Barros Arana, era la idoneidad de las personas que enseñaban, pues en muchas ocasiones apenas sabían un tanto mas que los niños a los que enseñaban. La tarea se presentaba dura y compleja, se debía mejorar urgentemente la calidad de la educación, por tanto era imperativo generar planes de mejora al respecto.
Sarmiento, por su parte, al ser testigo de esta situación prefiere alejarse de ella, por lo menos en una primera instancia, ocupándose en otros oficios que puedan sustentar económicamente su pasar en Chile. Tiempo después, decide volver a su patria natal y en San Juan funda una escuela femenina (Colegio de pensionistas de Santa Rosa) (3) que contó con una gran variedad de disciplinas particularmente provechosas para las mujeres de la época. Sin embargo, ante el panorama político hostil argentino contrario a sus ideales, decide abandonar nuevamente su país.
Impulsado a buscar nuevos horizontes se radica en Santiago en 1840, para este año se advierte un escenario educacional más prometedor, pues se realizan esfuerzos por parte de las autoridades de la época destinadas a mejorar la educación. En este nuevo escenario, las ideas de Sarmiento caen en tierra fértil y de esta manera se prepara el camino en la contribución que realizará a nuestro ordenamiento cultural.
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Esta vez el sanjuanino venía resuelto a luchar por ganarse un espacio, de esta manera hace sus primeras incursiones en la prensa enviando cartas al Mercurio con el objeto de hacerse notar. Una de las primeras que tenemos registro es la del 18 de enero de 1841, día que decide opinar en torno a un concierto llevado a cabo en Santiago. Propio de su estilo, critica y analiza un comentario elaborado por el diario El Araucano, reparando algunos errores cometidos por el autor, y junto con ello polemiza en torno al análisis publicado, encontrando serias falencias conceptuales en el.
Más adelante tiene la suerte de hacerse notar ante el intelectual chileno, José Victorino Lastarria, el que leyó uno de sus artículos y lo consideró digno de ser publicado, de esta manera, lo recomienda a Manuel Rivadeneira, editor del Mercurio, quién le acogió en su diario publicando su artículo el 11 de febrero de 1841, el artículo termina llamando la atención de los más notables intelectuales de la época. El mismo Sarmiento hace alusión de esta situación en su obra Recuerdos de Provincia señalando que:
"Los que han recibido una educacion ordenada, asistido a las aulas, rendido exámenes, sentídose fuertes por la adquisicion de diplomas de capacidad, no pueden juzgar de las emociones de novedad, de pavor, de esperanza i de miedo que me ajitaban al lanzar mi primer escrito en la prensa de Chile. Si me hubiese preguntado a mí mismo entonces, si sabia algo de política, de literatura, de economía i de crítica, habríame respondido francamente que nó, i como el caminante solitario que se acerca a una grande ciudad vé solo de léjos las cúpulas, pináculos i torres de los edificios excelsos, yo no veia público ante mí, sino nombres como el de Bello, Oro, Olañeta, colejios, cámaras, foro, como otros tantos centros de saber i de criterio... Bajo el aguijón de la duda, como el dramatista novel, aguardé la llegada del Mercurio del 11 de Febrero de 1841. Un solo amigo estaba en el secreto; yo permanecia en casa escondido de miedo. A las once trájome buenas noticias; mi artículo habia sido aplaudido por los arjentinos; esto era ya algo. A la tarde se hablaba de él en los corrillos, a la noche en el teatro; al siguiente dia supe que Don Andres Bello i Egaña lo habian leído juntos, i halládolo bueno. Dios sea loado! me decia a mí mismo, estoi ya a salvo... Yo era escritor, por aclamación de Bello, Egaña, Olañeta, Orjera, Minvielle, jueces considerados competentes. Cuántas vocaciones erradas habia ensayado antes de encontrar aquella que tenia afinidad química, diré así, con mi esencia" (Sarmiento, 1850).
Ciertamente sus artículos publicados en El Mercurio de Valparaíso le valieron el reconocimiento en los círculos intelectuales, especialmente en asuntos pedagógicos y culturales. En sus palabras se advierte un gran nerviosismo y destaca su gran ansiedad por ver los resultados de su artículo publicado. Las horas de espera se hacían eternas, por lo menos las primeras noticias eran alentadoras, sus compatriotas habían aprobado su artículo calificándolo de interesante, pero aun faltaba lo más difícil: la aprobación de la elite intelectual chilena. Los resultados fueron gratificantes, ni aun Sarmiento se imaginaba que su artículo iba a ser leído por éstos, por tanto, este hecho constituye el inicio de una de sus verdaderas vocaciones, y según se desprende de sus últimas palabras, se aclara el camino que debía tomar, desarrollar y perfeccionar en Chile.
Dentro de dichos caminos lo encontramos preocupado especialmente por la Educación. En abril de 1841 Sarmiento, hace público su interés por el futuro de la educación chilena, publicando en El Mercurio un comentario en torno a una problemática suscitada en el Instituto Nacional (4) relacionada con una protesta por parte de los alumnos exigiendo mayores libertades en la enseñanza. En dicho artículo Sarmiento destaca la expresión de los jóvenes reiterando incluso su interés por llegar a ser Director de dicho Instituto: "No queremos con esto, continuan los chiquillos, autorizar una licencia desenfrenada, queremos sí que no se nos restrinja la libertad de los estudios. ¡ Libertad y mas libertad ! Me parece, sin embargo mui útil la apuntacion, y si yo logro ser director de instituto, que solicito hace dos años, presentaré a mis jóvenes por la mañana, la lista de los estudios; entónces alguno pedira un poco de gramática a la parrilla, cual un trozo de derecho romano, con una terrible tostada del profesor, y cual un vaso de romanticismo volando los corchos como la chicha baya; en fin, un postre jeneral de novelas, romances de Bukarelli, segun el gusto y constitución de cada cual." (El Mercurio, 3 de abril de 1841) Más allá de mostrar el interés de Sarmiento por el Instituto Nacional, este pasaje denota el despertar paulatino de los alumnos por el saber y la libertad del conocimiento lo cual constituirá un cambio tremendamente significativo en la futura elite intelectual chilena. Sarmiento denota en estas palabras el alto interés por lograr culturizar a la juventud intelectual chilena por medio de una gran variedad de disciplinas, y de esta forma, lograr en ellos una verdadera integración de conocimientos que los llevaran a una mayor madurez intelectual que contribuirá al desarrollo cultural nacional. Sarmiento está conciente de la contribución que puede aportar al país en materia educacional, por tanto este texto nos deja en evidencia también, que sus ambiciones estaban dirigidas a adquirir un puesto de mayor relevancia que le permitiese influenciar de mejor forma el sistema educacional chileno.
Notas
2 Al respecto Barros Arana consigna que en cierta ocasión el propio año de la llegada de Sarmiento a Chile, los tribunales condenaban a un ladrón a servir de maestro de escuela. Al respecto, describe de forma sucinta la Educación del periodo afirmando que "habían pocas escuelas, estaban éstas miserablemente instaladas i tenían por preceptores a hombres generalmente de la mas escasa instrucción" (Barros Arana Diego, Un decenio en la Historia de Chile (1841 - 1851) Tomo II, ed. Imprenta Universitaria, Santiago Chile, p. 377)
3 Sarmiento en su libro "Recuerdos de Provincia" consigna: "Algunos años después, yo emprendí con Doña Tránsito de Oro, hermana del Obispo, i digno vástago de aquella familia tan altamente dotada de capacidad creadora, la realizacion de una parte del vasto plan de Fr. Justo, aprovechando los claustros concluidos, para fundar el Colejio de Pensionistas de Santa Rosa, advocacion patriótica dada por él al monasterio i que cuidamos de perpetuar nosotros. Hija única de doña Tránsito i de uno de mis maestros era una niña que desde su mas tierna infancia revelaba altas dotes intelectuales. Fr. Justo, habiéndome conocido en Chile en 1827, i gustado mucho de hallarme mui instruido en jeografía i otras materias de enseñanza, escribió más tarde a su hermana que me confiase la educacion de su hija; i de mi aceptacion i de los resultados obtenidos, salió entero el programa de educacion, i el intento del colejio de Pensionistas de Santa Rosa, que abrimos el 9 de julio de 1839, para conmemorar la Declaracion de la Independencia, en que Fr. Justo habia tenido parte, i hacer de los exámenes públicos del Colejio, una fiesta cívica provincial, puesto que Láprida el Presidente del Congreso de Tucuman, era nuestro compatrióta i aun deudo mio"( Sarmiento Domingo F. Recuerdos de Provincia, Imprenta Julio Belin y Compañía, Santiago 1850, p. 38)
4 Respecto al conflicto que sufría el Instituto nacional Siguiendo a Ruth Aedo-Richmond la educación entregada por el Instituto Nacional era muy similar al periodo colonial, especialmente en lo que se refiere a las metodologías, calidad de profesores y cursos que se enseñaban, lo cual podría haber sido una causal del malestar de los alumnos.
3. Sarmiento y la Escuela Normal de preceptores
Una vez que Sarmiento hizo notar su presencia en los círculos intelectuales chilenos, aparece en escena uno de los hombres de mayor relevancia en la vida de nuestro personaje, nos referimos a Manuel Montt. La amistad con Lastarria llevó al sanjuanino a encontrarse con él, iniciando una fructífera amistad cuyos resultados serán muy beneficiosos para la educación, específicamente para el desarrollo y mejoramiento de la instrucción primaria de nuestra joven república.
Justamente en el periodo que Sarmiento llega a Chile existieron discusiones y debates en torno a la educación chilena, pues se estaban haciendo variadas propuestas al respecto y el Ministro Montt fue uno de los que más contribuye a ellas. Es importante destacar la importancia del ministro en el desarrollo educacional chileno. Encina lo destaca muy bien en su libro, consignando que don Manuel Montt fue el estadista chileno que realizó la labor mas fecunda en el desarrollo y mejoramiento de la Instrucción Primaria en el país. Al asumir el mando, constata Encina, había 571 escuelas de enseñanza primaria, con 17.528 hombres y 5.603 mujeres. Al dejarlo, funcionaban 911 escuelas con 43.418 alumnos" (Canihuante, 1999) Otras de las iniciativas patrocinadas por Montt fue que por decreto el 21 de noviembre de 1840 se mandaron a hacer escuelas dominicales en los cuarteles cívicos de Santiago. Para aquella época, si bien la influencia de inmigrantes extranjeros en el país trajo como consecuencia el florecimiento cultural y junto con ello una preocupación especial por mejorar los niveles educacionales, también debemos valorar los esfuerzos por parte de algunos sectores chilenos en el mejoramiento educativo.
Montt presenta, por ejemplo, el 28 de julio de 1841 los gastos extraordinarios destacando: "Para el establecimiento de fomento de las escuelas de primeras letras i fundacion de una escuela normal, 10000 pesos"( Barros Arana, 1905), esto presenta un gran precedente en la inversión pública a la educación que hasta el momento era extremadamente precaria.
En virtud de lo anterior, en ocasiones se cae en un error pensar que la Escuela Normal, por ejemplo, fue solo y exclusiva obra de Sarmiento, sin embargo, a propósito de esto y a nuestro juicio, el mismo Sarmiento sobreestima su contribución en su obra "Recuerdos de Provincia" señalando:
"He creado escuelas donde no las habia; mejorado otras existentes; fundado dos colejios, i la Escuela Normal me debe su existencia. De allí han salido una multitud de jóvenes distinguidos que se han hecho una profesion relijiosa de la enseñanza, i prometen a Chile nuevos i mas seguros progresos en la carrera de la civilización" (Sarmiento, 1850).
Si bien, estas declaraciones poseen grandes verdades, sería erróneo afirmar que Sarmiento fue el único fundador de la idea y de la institución señalada, aunque no estamos desmereciendo su obra, al contrario, la destacamos, debemos ser precavidos en la interpretación de ciertas frases y declaraciones de Sarmiento, pues muchas de éstas han sido movidas por el impulso incontrolable por destacar entre los demás intelectuales.
Considerando los datos que disponemos, la idea nace en diversos ámbitos políticos y culturales, de hecho Andrés Bello en 1836 en un artículo publicado por el Araucano ya proponía la fundación en el país de Escuelas Normales de preceptores y recomendaba una mayor preocupación por parte del gobierno en relación a las escuelas públicas:
«Nunca puede ser excesivo el derecho de los gobiernos en un asunto de tanta trascendencia. Fomentar los establecimientos públicos destinados a una corta porción de su pueblo no es fomentar la educación: porque no basta formar hombres hábiles en las altas profesiones; es preciso formar ciudadanos útiles, es preciso mejorar la sociedad y esto no se puede conseguir sin abrir el campo de los adelantamientos a la parte mas numerosa de ella. y esto no se puede conseguir sin abrir el campo de los adelantamientos a la parte mas numerosa de ella. ¿Que haremos con tener oradores, jurisconsultos y estadistas, si la masa del pueblo vive sumergida en la noche de la ignorancia; y ni puede cooperar en la parte que le toca a la marcha de los negocios, ni a la riqueza, ni ganar aquel bienestar a que es acreedora la gran mayoria de un Estado? No fijar la vista en los medios mas a propósito para educarla, seria no interesarse en la prosperidad nacional. Abogo por el fomento y el mejoramiento de la instrucción primaria con un plan de estudios bien meditado. En las escuelas primarias debia enseñarse lectura, escritura, gramatica castellana, aritmetica y catecismo de la religión, y con el propósito) de enriquecer la educacion popular" ( Jobet,1960).
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En sus palabras advertimos una total coherencia con los pensamientos del sanjuanino, conceptos que éste desarrolló en extensión y que formaron parte de los ideales educacionales de la década de 1840 y que analizaremos en parte en el presente capítulo. Más adelante Andrés Bello añade «para generalizar y uniformar a un mismo tiempo la instrucción nada más obvio y eficaz que la creación de escuelas que formen a los profesores«.(García Bacca, 1947) Por tanto, antes de la llegada de Sarmiento, la idea ya estaba tomando fuerza bajo el auspicio de Manuel Montt y Andrés Bello.
El resultado de estas discusiones y debates dio fruto el 18 de enero de 1842. Barros Arana lo recuerda de esta manera: "el ministro de instrucción pública servido siempre por don Manuel Montt, espedia un decreto cuyo primer artículo dice lo siguiente: " Se establece en Santiago una escuela normal para la enseñanza e instrucción de las personas que han de dirijir las escuelas primarias en toda la estension de la República." La enseñanza que allí se iba a dar era leer i escribir con perfeccion, i un conocimiento completo de los métodos de enseñanza mútua i simultánea : dogma i moral religiosa: aritmética comercial: gramática i ortografía castellana: jeografía descriptiva: dibujo lineal: nociones jenerales de historia i particulares de la de Chile. Los alumnos pensionados serian por entónces solo veintiocho, todos esternos, cada uno de los cuales recibiria una gratificación de cien pesos anuales para su mantencion i vestuario; pero contraian la obligación de servir siete años como preceptores en el lugar que les designare el gobierno. La escuela podría recibir mas alumnos, pero no pensionados(García Bacca, 1947). La educación chilena ya consideraba en sus gastos estos incentivos cuyo único objetivo era dar mayor relevancia a la educación y enaltecer la vocación docente. La conciencia del aporte monetario a la educación estaba en fases preliminares, sin embargo, fueron extremadamente significativos para lograr los objetivos que se perseguían.
Con este decreto se daba inicio a un largo proceso de mejoras de la educación en el que Sarmiento será protagonista en base a su nombramiento como Director de la Escuela Normal, cargo desde el cual podrá llevar a la práctica todas sus ideas pedagógicas. La creación de la Escuela Normal, marca un hito fundamental en la historia de nuestro sistema educativo, pues le va a otorgar sustento y fundamento a la enseñanza, y lo más importante de todo, es que contribuirá a lograr profesionalismo en el oficio de preceptor.
Según Ruth Aedo Richmon, el programa de estudios de la Escuela Normal comprendía en el primer año: Lectura, Escritura, Religión, Ética, Geografía Aritmética, Gramática Castellana, Música. Elementos de Historia Universal, Historia de Chile, Dibujo Técnico, Pedagogía y Agricultura; en el segundo año se estudiaban Elementos de Contabilidad como formularios de cuentas, la correspondencia epistolar, y otros escritos de carácter comercial. El tercer año, era dedicado a la realización de la práctica profesional, la que se desarrollaba en la Escuela Anexa a la Escuela Normal, periodo durante el cual cada profesor debía concentrarse en aquellas asignaturas que había estudiado en los dos primeros años( Richmon, 2000). De lo anterior se desprende que la preparación inicial de los primeros docentes fue bastante variada y completa y considerando la precaria formación de los que postulaban a la Escuela. En cuanto a su ingreso era necesario un examen, ya que los cupos eran limitados. Esta preparación variada que van a adquirir los futuros docentes será de suma importancia y el inicio de la profesionalización vocacional, pues será el primer paso para preparar formadores profesionales, principalmente dirigidos a enseñar en las escuelas primarias del país.
4. El pensamiento educativo de Sarmiento y su contribución al Sistema Educacional Chileno
Sin duda que el aporte educativo de Sarmiento a nuestro país lo vemos reflejado a través de su pensamiento el cual presenta variadas aristas que pasaremos a analizar a continuación.
El primero de ellos lo inferimos de su especial interés por la Instrucción primaria, él mismo lo afirma cuando consigna que:
"Mientras todos se afanan por extender y perfeccionar la instrucción superior, yace en el mas completo abandono la que sirve de introducción á aquella, y que es común á todas las clases de la sociedad y por este respecto la única que es verdaderamente nacional, pues que tanto interesa al rico como al pobre, al habitante de las ciudades como al triste labrador de nuestros campos." (Sarmiento 1899).
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Por ello que el sanjuanino evocará en una primera instancia toda su mirada y esfuerzos en el desarrollo de la Educación primaria. Nuestro autor consideraba que en ella se establecían las bases del conocimiento posterior:
"La hora de la instrucción primaria ha sonado ya para Chile, si Dios en su alta sabiduría no ha puesto una espesa venda en los ojos de los pueblos que necesita suprimir, y tiene destinados los nuestros a desaparecer del haz de la tierra. Tal es la convicción profunda que campea en las páginas que preceden, en que hemos querido mostrar a la vez cómo la instrucción primaria es la base de la religión, de la libertad y de la prosperidad nacional, y cómo de su difusión depende la suerte próxima de este país" (Sarmiento 1856) y añade que "la instrucción primaria es la base en que deben cimentarse la mejora de las costumbres i todo progreso intelectual, sólido i verdadero; que aquella instrucción no puede llenar tan importante objeto sin que sea comunicada por maestros idóneos i de conocida moralidad, i mediante métodos fáciles, claros i uniformes, que ahorrando tiempo i dificultades, la hagan ostensiva a todas las clases de la sociedad; [que]... sin un establecimiento central en que se formen los preceptores, se estudien i aprendan los métodos i se preparen i practiquen las reformas necesarias para la mejora de la enseñanza, no es posible por ahora llegar a aquel término... Se establecerá en Santiago una Escuela Normal de enseñanza e instrucción de las personas que han de dirigir las escuelas primarias en toda la estensión de la República" (El Monitor de las Escuelas Primarias 1856).
El error histórico del Presidente en San Juan, por forzar un homenaje a Sarmiento
La Escuela Normal por tanto, tenía una razón de ser, dado que estaba específicamente destinada a formar preceptores para las escuelas primarias del país. Es interesante hacer notar que este pensamiento trascendió a tal magnitud que incluso lo vemos reflejado tiempo después en un decreto del mismo presidente Montt el 12 de julio de 1853 llamando a concurso público. En el se ve reflejado claramente el pensamiento Sarmentino en lo que se refiere a las preocupaciones del gobierno en torno a la educación (5). Este hecho valoriza aun más los aportes del sanjuanino, puesto que no solo fueron valorados en el momento de su aplicación sino también trascendieron en los años asentando las bases de nuestra educación actual.
No podemos dejar de señalar que el pensamiento de Sarmiento fue extremadamente enriquecido cuando tuvo la posibilidad de viajar a Europa. En esta ocasión, el Gobierno chileno pretendía conocer los sistemas educativos de los países más avanzados de manera de establecer fundamentos para la importante reforma que estaba impulsando en el ámbito de la educación primaria. En este marco, financió una iniciativa que dará forma a la inicial educación chilena; de esta manera encarga a Sarmiento, que investigue en torno a las características y metodologías asociadas a la educación primaria en los países más avanzados. Por ello recorrió; Francia, España, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra y los Estados Unidos. Cómo resultado de toda esta experiencia que adquiere en el extranjero, Sarmiento estructura sus ideas pedagógicas y establece los fundamentos de la educación primaria por medio de la publicación de un libro en 1849 llamado «De la Educación Popular» que servirá como base a Montt para el proyecto de Instrucción Primaria presentada tiempo después.
Como ya se ha apuntado, existen dos grandes aspectos que Sarmiento debió considerar para promover la anhelada Civilización, y lo deja muy claro en su obra: La Instrucción pública, y ligada a esta, la Educación popular o común. Según las palabras del sanjuanino, la primera de éstas, la instrucción pública, tiene por objeto preparar las nuevas generaciones en masa para el uso de la inteligencia individual, por el conocimiento aunque rudimental de las ciencias y hechos necesarios para formar la razón, es una institución puramente moderna, nacida de las disensiones del cristianismo y convertida en derecho por el espíritu democrático de la asociación actual. (Sarmiento, 1849) Para ello, la participación del Estado y el rol de éste en la educación debe ser protagónico. Sin duda que la democratización de la educación será clave en el proceso de difusión de la Educación Común y constituye un gran foco de atención de nuestro autor. La intención de Sarmiento era cambiar una serie de estructuras arraigadas desde la época colonial, etapa en que solo las clases mas elevadas tenían acceso a la educación, como el mismo lo consigna, era necesario que la cultura y educación se dilate desde las clases gobernantes, la aristocracia y el sacerdocio y llegue a perfumar a las clases inferiores.
Para Sarmiento la base del poder, la riqueza y fuerza de una nación tanto moral como intelectual, dependía de la educación pública, dado que ésta debe tener por objeto potenciar dichas fuerzas aumentando cada vez más el número de individuos que la poseía. En virtud de lo anterior es necesario, por tanto desarrollar la inteligencia predisponiéndola a la acción ordenada y legítima de todas las facultades del hombre.
La educación pública en Sarmiento era sinónimo de democratización y Estado Docente, esto constituiría la gratuidad de la enseñanza primaria factor crucial para lograr su difusión. Constitucionalmente Sarmiento poseía un gran respaldo pues la constitución de 1833 establecía en varios de sus pasajes, el rol que debían cumplir las autoridades en la promoción de la educación(6). Sarmiento estaba conciente de esta situación y respaldo constitucional a sus ideas y proyecto, por ello se ve alentado a escribir en el Progreso un artículo titulado " Instrucción Pública" en el que da cuenta de dicha situación en este tenor:
"Me he prestado con tanto mas gusto a la invitación que los nuevos Editores del progreso se han servido hacerme,, para llenar la sección de diario que llevará el epígrafe de Instrucción publica, cuanto que el interés que por este ramo se despierta en el público, se hace mas vivo a medida que todos se persuaden de que el porvenir del país, y las garantías y derechos acordados o reconocidos por la constitución, no pueden hacerse del todo efectivos mientras la gran mayoría de ciudadanos no haya recibido por el medio de la educación las luces generales, que llegarán a ponerlos en estado de vigilar por el mantenimiento de las instituciones que aseguran el goce de la libertad (7)." (El Progreso, 29 de marzo 1844).
La pasión de Sarmiento: devolver la vida a las palabras
Había llegado el momento de hacer valer la teoría y poner manos a la obra. El primer paso debía ser la publicación de un informe que diera cuenta de las impresiones de la educación en los países que visitó, patrocinado por el gobierno chileno, en que se destaquen las experiencias que podrían servir a Chile en el mejoramiento educacional.
Teniendo presente el precepto constitucional que establece el Estado Docente, Sarmiento es categórico en señalar que:
"De este principio imprescriptible hoy nace la obligación de todo gobierno a proveer de educación a las generaciones venideras, ya que no puede compeler a todos los individuos de la presente a recibir la preparación intelectual que supone el ejercicio de los derechos que le están atribuidos". (Sarmiento, 1849)
En su opinión era imperativa la difusión de la educación en los estratos bajos de la sociedad, pues lo consideraba el medio más eficaz para moralizar a las masas. También, atribuye a la educación un gran valor en el desarrollo industrial al permitir la adquisición de destrezas y habilidades tan necesarias a los trabajadores ya que les permite valorizar el respeto a las relaciones sociales y civiles de la vida.
De los aspectos que Sarmiento destaca, es la necesidad de que la enseñanza tenga carácter obligatoria, idea que recoge en su viaje a Prusia, al respecto indica:
"La Prusia es el primero de los Estados europeos en antigüedad, y perfección del sistema de educación pública, y que ha prestado útiles lecciones prácticas y resultados adquiridos a las otras naciones de Europa. La ley en Prusia obliga a todo padre de familia, rico o pobre, a mandar sus hijos a la escuela, a no ser que haga constar que les da educación competente en su propia casa" (Sarmiento, 1849)
Esta idea fue objeto de un largo debate en el país que se manifestara, en parte, en 1860 con la Ley de Instrucción Primaria que se concreta recién en 1920 con la ley de Instrucción Primaria Obligatoria.
Por otra parte, Sarmiento destaca el rol de las municipalidades como sustentadoras educacionales, los consejos municipales según sus observaciones, deliberarán cada año en su sesión del mes de mayo, sobre la creación o sostén de las escuelas primarias, municipales, elementales o superiores, sobre el monto de la retribución mensual y del salario fijo que debe acordarse a cada institutor. También a través de su libro hace notar la necesidad de poseer agentes inspectores cuyo rol sería velar por el buen cumplimiento educativo.
Otro tópico importante que encontramos en la obra de Sarmiento es el que gira en torno a la mujer y a la educación que esta debía recibir, lo cual creemos que es un gran aporte, no solo a nuestra educación, sino también a nuestra cultura y pensamiento. Refiriéndose al tema, expresaba:
"¿Por qué perpetuar deliberadamente en el uno la barbarie que quiere destruirse en el otro? ¿Por qué hacer lo contrario de lo que aconsejaría la naturaleza, que es instruir a la que ha de ser maestro de niños, puesto que está destinada a ser madre y llevar con ella los gérmenes de la civilización al hogar doméstico, puesto que ella ha de ser el plantel de una nueva familia por la unión conyugal." (Sarmiento, 1849).
Sarmiento, montonero de la batalla intelectual
La lectura de estas palabras resulta atractiva, dado el contexto, pues las herencias coloniales persistían con fuerza en esta época y el tema de la educación para la mujer siempre fue mirado con desconfianza. De hecho, el mismo Sarmiento hace una observación al respecto señalando que muchas personas inteligentes de aquel entonces ponían en duda la capacidad de aprendizaje de la mujer. Para Sarmiento esto posibilitaría a la mujer ganarse la vida de forma honrosa; por ello, fue defensor de la educación para ellas. Agregaba , además, que abrir la mente en torno al tema de la mujer también era sinónimo de civilización, pues en sus observaciones de sus Viajes también destaca el rol de la mujer en Europa:
"De aquí nace a mi juicio la cultura de las mujeres en Francia, la gracia infinita de la parisiense, i el vestir igual, en su, caprichosa variedad, de todas las clases de la sociedad. De aquí viene también aquella injerencia de la mujer en todos los grandes acontecimientos de la historia de esta nación" (Sarmiento, 1849).
Con estas declaraciones buscaba asignar un rol preponderante a la mujer, ya que si en Europa existía este pensamiento, constituía un ejemplo a seguir, pues sería sinónimo de civilización.
Sarmiento era un convencido de la igualdad entre hombre y mujer. El sabía que ambos tenían y gozaban de las mismas competencias y habilidades, dado que "Su capacidad de enseñar está comprobada hasta la evidencia y la educación dada indistintamente a ambos sexos en todos los países cristianos, si se exceptúan los pueblos españoles, las prepara suficientemente para abrazar aun aquellos ramos, que se consideran de la exclusiva competencia de los hombres" (Sarmiento, 1849). De hecho, Sarmiento le asigna variadas páginas al tema de la mujer, destacando su inteligencia y capacidades en diversas disciplinas. Podemos concluir en este punto que nuestro autor poseía una visión bastante progresista para la época llegando a afirmar que "Puede juzgarse del grado de civilización de un pueblo por la posición social de las mujeres" (Sarmiento, 1849).
Al respecto, el estudio realizado por Karina A. Fieletti, nos otorga interesantes pasajes y citas de Sarmiento refiriéndose a la visión que poseía de la mujer republicana. Fielitti subraya que durante el siglo XIX la madre republicana es el modelo femenino que va imponiéndose, aquella mujer capaz de educar a los futuros ciudadanos de las naciones en formación. Sarmiento cree en esto y reacciona con vehemencia contra quienes sostienen que ya se ha hablado demasiado sobre la condición de la mujer. Si ella es quien «prepara los rudimentos de la sociedad en la familia» es imprescindible que se la eduque para semejante tarea. De este modo, el acceso a la educación se justifica en el deber maternal»(http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl)
Otra de las grandes contribuciones de Sarmiento se presenta en torno a la Ortografía. Tema que no estuvo exento de polémica, de hecho la elaboración de esta propuesta trajo consigo una serie de criticas por parte de algunos contrarios; entre los mas fuertes encontramos a Bello y Minvielle.
La poca conocida razón por la que se celebra el Día del Estudiante
La propuesta de Sarmiento se origina en base a una memoria presentada a la Universidad de Chile que llamó "Memoria sobre Ortografía Americana" en 1853. A grandes rasgos, Sarmiento proponía por una parte, elementos de pronunciación, lo que consistía principalmente en la sustitución de z por s de v por b de g por j en los casos en que suenan de la misma manera,» de la y vocálica por i, de la x por s o es contrariamente a la que por c y finalmente el reemplazo de la r por rr. Para Ivan Jaksic, ésta era una polémica acerca del lenguaje, puesto que el punto principal era la profundidad y alcance de las reformas lingüísticas que se consideraban necesarias en un contexto post independentista (Jaksic Ivan, 2007).
Para Sarmiento era necesaria una reforma a nuestra ortografía, quizás movido por la búsqueda de nuestra propia identidad latinoamericana, para diferenciarnos, según él, de la España retrógrada y acercarnos a la creación de nuestra propia cultura e identidad. Al polemizar con este y otros temas, la intención de Sarmiento era ampliar los horizontes de la intelectualidad chilena generando mayor audacia y vigor en el pensamiento, principalmente de los jóvenes intelectuales de la época; y de ese modo alejarlas de la vieja literatura española.
La década de los 40 fue especialmente fructífera para la intelectualidad chilena, pues se abrieron vertiginosamente los canales de participación y discusión por medio de diferentes medios públicos. Las polémicas que se gestaron a través de la prensa fueron canales por los cuales se manifestaban las más altas autoridades intelectuales. Una de ellas, y que tuvo importantes repercusiones se genero durante los primeros meses de 1842. Desde «El Mercurio», Andrés Bello y Sarmiento, entrecruzan sus ideas en la llamada polémica lingüística más clamorosa de la época. Mientras Bello y sus discípulos representaban la facción más clásica de la discusión, abogando por una concepción purista y básicamente estática e inmovilista del idioma, Sarmiento postula aplicar una norma lingüística hispanoamericana abierta, vinculada a las culturas europeas. A diferencia de Sarmiento, Bello veía en el castellano una herencia cultural fundamental que España había legado a América, por tanto su postura era bastante conservadora. Bello deja en evidencia su actitud conservadora al respecto, en su obra llamada Gramática de la Lengua Americana, aquí se refiere en los siguientes términos:
"Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación, y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes" (Bello Andrés 1847) De lo anterior se desprende un gran conservadurismo en cuanto a la mantención de características españolas, Bello, sin embrago, no se oponía a cambios paulatinos señalando: "Pero no es un purismo supersticioso lo que me atrevo a recomendarles. El adelantamiento prodigioso de todas las artes, el progreso de la cultura intelectual y las revoluciones políticas, piden cada dia nuevos signos para expresar ideas nuevas; y la introducción de vocablos flamantes, tomados de las lenguas antiguas y extranjeras, ha dejado ya de ofendernos" (Bello Andrés 1847) Vemos, por tanto, que su modelo poseía un cierto grado de flexibilidad, y que dejaba espacios abiertos a eventuales cambios en el lenguaje.
Por su parte Sarmiento, a pesar de la amistad con Bello, no podía dejar de lado sus principios. Sin duda las posiciones eran contrarias: Mientras la de Bello era "aristocratizante", la de Sarmiento fue democratizante, ya que, según él, un pueblo educado sería quien regiría las normas, de hecho no estaba de acuerdo a que grupos selectos decidieran en torno a este tema. Nuestro autor afirmaba:
"La soberanía del pueblo tiene todo su valor y su predominio en el idioma; los gramáticos son como el senado conservador, creado para resistir los embates populares, para conservar las tradiciones. Son el partido retrógrado, estacionario, de la sociedad habladora; pero, como los de su clase en política, su derecho está reducido a gritar y desternillarse contra los abusos, contra las innovaciones. El torrente los empuja y hoy admiten una palabra nueva, mañana un extranjerismo vivito, al otro día una vulgaridad chocante; pero ¿qué se ha de hacer? todos han dado en usarla, todos la escriben y la hablan, fuerza es agregarla al diccionario, y quieran que no, enojados y mohínos, la agregan, y que no hay remedio, y el pueblo triunfa y lo corrompe y lo adultera todo" (Jaksic Ivan, 2007).
Esta actitud democratizante de Sarmiento no es nueva, pues aquí deja ver con toda vehemencia su liberalismo. Para él, parte integral de una nación civilizada era la participación del pueblo, eso si, de un pueblo educado y culturizado, por tanto, dicho pueblo tendría la facultad de incidir en los diferentes componentes de la nación. Para Jackic, la cita anterior estaban diseñadas para provocar a Bello, de hecho, al respecto Bello no guardo silencio y contesta públicamente el 12 de mayo de 1842 en este tenor:
"¿ Cómo podría permitirse al pueblo la formación a su antojo del lenguaje, resultando que cada cual vendría a tener el suyo, y concluiríamos por otra Babel? En las lenguas como en la política, es indispensable que haya un cuerpo de sabios, que así dicte las leyes convenientes a sus necesidades, como las del habla en que ha de expresarlas; y no sería menos ridículo confiar al pueblo la decisión de sus leyes, que autorizarle en la formación del idioma. En vano claman por esa libertad romántico-licenciosa del lenguaje, los que por prurito de novedad, o por eximirse del trabajo de estudiar su lengua, quisieran hablar y escribir a su discreción" (Jaksic Ivan, 2007).
Estas palabras son parte de los vaivenes de ambos escritores en lo que se refiere a la polémica, que en definitiva terminaran enriqueciendo el debate en torno a estos temas.
Sarmiento, a diferencia de Bello, rechaza la tutoría de la Academia de la Lengua en el uso del lenguaje en América señalando que se proponía "mostrar que ni ahora ni en lo sucesivo tendremos en materia de letras nada que ver ni con la Academia de la lengua, ni con la nación española" (Sarmiento, 1843) Para Bello en cambio, la Academia de la Lengua Española era un referente importante considerándola guardadora de la norma literaria. De hecho Bello en su obra relativa a la ortografía cita a la Academia mas de una vez como un referente importante en el desarrollo del lenguaje hispanoamericano. En el tomo 1 de sus Obras completas señala: "Nadie con mejor suceso que la Real Academia Española pudiera dirigir ó corregir el uso, reducido en las palabras de que hablamos á una esfera limitada de personas, puesto que rara vez se oyen en el habla común. Así lo ha hecho algunas veces este sabio Cuerpo, aunque tan circunspecto en sus decisiones. Paralelógramo, esdrújulo en la sexta edición de su Diccionario" ( Bello Andres, 1890). Esto da cuenta del conservadurismo de Bello expresado en su cercanía a la cultura española, que lo hacía contrario a los neologismos que proponía Sarmiento como legítimos en nuestro lenguaje, y en sus palabras, de hecho consigna que aunque no se quiera, tarde o temprano terminarán aceptándolo.
Es interesante hacer notar la valentía de Sarmiento al presentar la Memoria sobre Ortografía en la misma casa de estudio en la cual Andrés Bello era rector. No le importaba que a través de sus opiniones ganara nuevos enemigos o detractores, aun sabiendo que trataba y polemizaba con las más altas autoridades intelectuales del periodo. Sarmiento en este sentido fue consecuente con sus ideas, las defendió hasta el final, aunque a veces su ímpetu lo traicionaba y no medía sus palabras, llegando incluso a pedir para Bello el ostracismo (Jaksic Ivan, 2007).
Otro personaje que no estuvo ajeno a las polémicas y discusiones de la época fue Rafael Minvielle, dramaturgo de origen español, en que en mas de alguna ocasión entro en acida polémica con el sanjuanino. En esta carta publicada en el Mercurio el domingo 22 de octubre de 1843 y más tarde en el Progreso en Noviembre del mismo año, critica a la persona de Sarmiento. Comienza cuestionándolo moralmente debido al mal trato que en su obra entrega a Andrés Bello. Minvielle se refiere con estas palabras:
"¿Por qué no empieza V. por llamarse sarmienter, nombre que en sí solo podria representar la literatura europea, echando en hora mala el apellido Sarmiento oriundo del pueblo español por el que muestra V. tan despiadada saña? (El Mercurio, 3 de abril de 1841)
A pesar de las criticas Minivielle, reconoce compartir muchas de las ideas de Sarmiento, sin embargo los núcleos de su críticas estaban dirigidas al trato que Sarmiento le ofrece en su memoria a la cultura española. Finaliza su carta, haciendo sentir a Sarmiento que él era el único culpable de los constantes ataques que recibía en el país, comentario que no esta alejado de la realidad, ya que como lo dijimos anteriormente, el sanjuanino en muchas ocasiones se dejo llevar por su entusiasmo y no medía las consecuencias que eventualmente podría conllevar algunas de sus declaraciones.
Otra de las contribuciones de Sarmiento a nuestra cultura es la relativa a la lectura y escritura, pues será un efectivo método, que será adoptado por las escuelas de la época y que tuvo alentadores resultados. Su propuesta lleva por nombre Método de lectura gradual o Método gradual de enseñar a leer el Castellano, que según algunos autores, es una de las obras de mayor trascendencia dada su importancia para la enseñanza y su permanencia en el tiempo. En enero de 1845 la presentó a la Facultad de Filosofía y Humanidades para su examinación, luego de haber estudiado diversos tratados referidos a la enseñanza de la lectura que eran empleados en Francia, Inglaterra y España. En este texto el autor propuso un nuevo sistema, analítico y sintético, para enseñar a leer el castellano, teniendo como base el análisis de las dificultades que se le presentaban al niño en este proceso de aprendizaje.
El Semanario de Santiago da cuenta de la publicación de la obra de Sarmiento de esta manera:
"Con este título se ha publicado recientemente un informe pedido por el Gobierno al director de la escuela Normal don Domingo Sarmiento, sobre las cartillas, silabarios y otros métodos de lectura mas conocidos y practicados en Chile. El Gobierno, tan vivamente interesado en la difusion de enseñanza primaria como intimamente persuadido de los vicios que se notan en los métodos actualmente ......, ha creido con razon que "cualquier paso que se intente dar en la formación de métodos, debe partir del conocimiento de los que ya se ha establecido ántes , como hechos y como principios" El objeto, pues, del informe encomendado al señor Sarmiento era obtener una exposición del estado actual del arte de enseñar a leer entre nosotros, mediante el análisis de los libros que se emplean para ello y su comparación con los que están adoptados en otras partes"( El Semanario de Santiago el 1 de diciembre de 1842).
El informe debía salir del fructífero viaje que Sarmiento había hecho a Europa un tiempo antes, cuyo objetivo principal era, más que copiar un modelo europeo al respecto, elaborar uno propio en base a las observaciones hechas y experiencias vividas.
El propósito de redactar este texto es el mismo que lo había estado guiando permanentemente: facilitar el aprendizaje de la lectura, para que por esta vía el niño adquiriera los conocimientos que necesitaba para el desarrollo de su inteligencia. Sin duda, una obra de gran importancia, que podemos considerar como el primer guión didáctico de nuestra educación, pues la estructura de la misma obedece a orientaciones específicas a los maestros, e incluso ésta se encontraba divida por clases, una especie de planificación pedagógica por niveles de logros de aprendizajes desde lo más simple a lo más complejo, terminando cada clase con la ejercitación correspondiente.
Notas
5) "Con fecha 12 de julio de 1853 S. E. el presidente de la república espidió el siguiente decreto:
Considerando:
1.° Que la jeneralizacion de la instrucción primaria en todas las clases de la sociedad es una de las necesidades mas urjentes de la república.
2.° "Que conviene llamar al examen de los medios prácticos de conseguir este fin a todas las personas que por sus luces puedan ilustrar la materia . He venido en acordar i decreto:
I. El consejo de la universidad ofrecerá un premio de mil pesos al autor, sea nacional o estranjero, del mejor libro en que se desenvuelvan los puntos siguientes:
1. Influencia de la instrucción primaría en las costumbres, en la moral pública, en la industria i en el desarrollo jeneral de la prosperidad nacional.
2.° Organización que conviene darle, atendidas las circunstancias del país.
3.° Sistema que convenga adoptar para procurarle rentas con que costearla.
II. El consejo de la universidad acordará la forma en que debe adjudicarse el premio. El concurso quedará cerrado en el mes de abril del año entrante.
Comuniqúese i publíquese.
MONTT." ( Miguel Luis y Gregorio Victor Amunategui, De la Instrucción Primaria en Chile, lo que es , lo que debería ser, Imprenta El Ferrocarril, Santiago 1856. P. II
6) La Constitución señalaba en el Art. 8. Corresponde a las Municipalidades en su territorio:
2° Promover la educación, la agricultura, la industria i el comercio.
3º Cuidar de las escuelas primarias i demás establecimientos de educación que se paguen de fondos municipales.
Más adelante es mas explicita aun en el capítulo XI en el cual consigna:
CAPITULO XI
Disposiciones jenerales
Art. 153. La educación pública es una atención referente del Gobierno. El Congreso formará un plan general de educación nacional; i el Ministro del Despacho respectivo le dará cuenta anualmente del estado de ella en toda la República.
Art. 154. Habrá una superintendencia de educación pública, a cuyo cargo estará la inspección de la enseñanza nacional, i su dirección bajo la autoridad del Gobierno.
( Constitución de la República de Chile promulgada el 25 de Mayo de 1833 , Imprenta Opinión)
7) El Progreso, 29 de marzo de 1844
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