La Ópera Garnier de París cumple 150 años

Construído por encargo de Napoleón III, llegó a ser el teatro de ópera más grande del mundo. Además, inspiró la famosa obra El fantasma de la ópera de Gaston Leroux .

El edificio de la Ópera Garnier de París cumplió 150 años tras acoger en su escenario a las voces y compañías de danza más reputadas del mundo. El 5 de enero de 1875, después de 14 años de obras dirigidas por el arquitecto Charles Garnier, la Ópera fue inaugurada con gran pompa por Mac Mahon, presidente de Francia. A la apertura del edificio, un encargo de Napoleón III que costó $36 millones de francos oro ($343 millones de dólares al cambio actual), acudieron 2.000 invitados llegados de toda Europa, entre ellos algunos miembros de la realeza.

"En el momento de su inauguración era el teatro de ópera más grande del mundo: 173 metros de largo y 125 metros de ancho", explicó el guía Jean-Jacques Serres durante una visita. También destacó que su escenario también era "el más grande", con sus 27 metros de profundidad, 48 metros de ancho (incluidas las bambalinas) y 60 metros de alto. "¡Tres veces el tamaño de un escenario de Broadway!", señaló a la agencia AFP.

Su fachada, actualmente tapada por una lona debido a una reforma, impresiona por su opulencia, rica en materiales policromados, máscaras doradas, medallones y alegorías, y contrasta con la arquitectura del barón Haussmann: "Los dos hombres no se llevaban bien. Haussmann había construido alrededor edificios un poco más altos de lo previsto. Garnier, enfadado, añadió algunos metros a su fachada", contó Serres. El interior también es majestuoso, con su monumental escalera y diversos tipos de mármol.

La Ópera Garnier de París cumple 150 años

El edificio, clasificado como monumento histórico en 1923, es muy visitado cada año (un millón de personas solo en 2023), se debe también a los frescos de colores vivos y los personajes flotantes cosidos al techo de la sala de espectáculos, firmados por Marc Chagall. El fresco, un homenaje a 14 compositores de óperas y ballets, fue un encargo del ministro de Cultura André Malraux en 1964, a quien no le gustaba el techo original, dañado, de Jules Eugène Lenepveu. Entre los palcos, el número 5 es especial. "Es el que Éric, el fantasma de la novela de Gaston Leroux, usaba", explicó Serres.

La Ópera Garnier de París cumple 150 años

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