Murió Beatriz Sarlo a los 82 años
La periodista, ensayista, autora y crítica fue una figura clave en el debate cultural y político naciona
La periodista, escritora y ensayista argentina Beatriz Sarlo falleció este martes por la mañana a sus 82 años. Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA), se destacó en el ámbito de la literatura y la cultura, publicó varios libros, y dio clases en la universidad nacional y en varias de los Estados Unidos.
Entre sus muchos reconocimientos están la beca Guggenheim, el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, el diploma al mérito Konex, la Orden do Merito Cultural, grado Gran Cruz, de la República de Brasil, y la Pluma de Oro de la Academia Argentina de Periodismo.
Venerada, figura de la academia, y acaso la única intelectual argentina con estatus de estrella, Beatriz Sarlo había sufrido un ACV que terminó provocándole la muerte. Las autoridades de su editorial, Siglo XXI, preparaban un comunicado. Y confirmaron lo que era sabido por todos en el ámbito literario: que la caída en su salud y su ánimo había comenzado con la muerte de su pareja, el cineasta Rafael Filippelli, el año pasado.
Sarlo deja una obra vasta y diversa, que da cuenta de su brillo, su capacidad y la curiosidad con la que observó artes y fenómenos de nuestro tiempo. Hasta incluso su propia vida como joven viajera en Viajes. De la Amazonia a Malvinas, traicionando su promesa de silencio biográfico, como consignaba ese volumen. Comunicación, crítica, lingüística, semiología, costumbres y, por supuesto, literatura argentina, hacen al núcleo duro de su obra.
A mediados de los ochenta, sus clases de literatura argentina, que formaron a tantos escritores, investigadores y periodistas, se convirtieron en un hito de las aulas de Filosofía y Letras de la UBA. Una caja de resonancia para el debate retomado por la nueva democracia, entre intelectuales y profesores que volvían del exilio. Docentes y estudiantes cambiaron el plan de la carrera en la que Sarlo analizaba memorablemente a Borges, Walsh, Puig, Piglia o Saer. Un ejercicio crítico y un marco teórico en acción que sigue estimulando desde la lectura.
Escenas de la vida posmoderna, de mediados de los noventa, es uno de sus libros más famosos e influyentes, lectura infaltable de las carreras de comunicación. El libro en el que Sarlo desmenuzó la posmodernidad, tomando nota como nadie de los cambios culturales y sociales que sucedían en nuestra vida cotidiana. La llegada de los shopping centers y los nuevos modelos de consumo, la televisión, los vínculos mediados, la estética de los nuevos cuerpos, la relación entre tecnología y soledad, bajo una mirada tan aguda que anticipó los debates actuales del mundo globalizado y que no pierde interés.
Su popularidad vino de la mano de sus apariciones mediáticas. Convertida en una figura habitual de los programas políticos, Sarlo cruzó la frontera que separa el mundo intelectual de lo popular. Se volvió reconocida y convocada por su valentía y honestidad para decir lo que pensaba y opinar sin medias tintas, y sin casarse con nadie. Esa independencia de criterio, y la generosidad para responderlo todo, la puso también en el lugar de polemista, discutida por los que la acusaban de apoyar un lado u otro en la Argentina de la polarización. Su participación en el programa televisivo kirchnerista 678 fue un símbolo de esa libertad de pensamiento, cuando con un gesto leve pero elocuente le dijo al panelista aquel inolvidable "conmigo no, Barone". Simple y maravillosa declaración de principios de una intelectual incorruptible, que deja un hueco enorme en el debate nacional. El mundo de las ideas es definitivamente más pobre con su partida.
tn/ln