¿Por qué festejamos el Día del Estudiante?

El antecedente histórico del Día del Estudiante, contado por la historiadora Luciana Sabina. Y el dato: dos países latinoamerficanos también lo celebran este 21 de septiembre.

Luciana Sabina

El féretro de Sarmiento fue despedido en Asunción con honores. Pocos días atrás la muerte dio una cruel estocada, demostró que aquel sanjuanino era después de todo un hombre. Cubierto por las banderas de la Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Comenzó el regreso a casa.

Formosa recibió de la comisión paraguaya el ataúd. De allí fue trasladado a Corrientes, en cuya catedral principal se celebró un funeral; lo mismo sucedió en Rosario y, más tarde, en San Nicolás. Todos deseaban despedir al gran maestro de América.

Finalmente, el 21 de septiembre de 1888 al mediodía, autoridades nacionales y un nutrido público recibieron lo recibieron en la capital porteña. Llovía y el frío ignoraba por completo a la naciente primavera. Fue una jornada movilizaste y cargada de épica, digna del gran luchador. El 13 de aquel mes, en reunión extraordinaria por el fallecimiento ilustre, el Consejo Nacional de Educación tomó medidas para homenajearlo. Resolvió que los alumnos no fueran a la escuela el 14 y que: "En el día que lleguen los restos mortales del general Sarmiento, todos los niños de las escuelas de la capital concurran a recibirlos, debiendo formar dos hileras, desde el muelle hasta el cementerio, e invitando a los padres de familia para que cada niño deposite un pequeño ramo de flores sobre la tumba del ilustre educacionista, desfilando respetuosamente delante de ella".

La recepción de los restos de Sarmiento.

La recepción de los restos de Sarmiento.

Temprano, los estudiantes dieron presente y el cortejo se puso en marcha hacia la Recoleta. Mientras avanzaban fueron cubiertos por flores que caían desde los balcones. La capital argentina, aquella urbe que conquistó a fuerza de empellones, lo despidió con tristeza. Ya no verían su inmensa y cansada figura. El Quijote cuyano, finalmente, despertó.

Al igual que Sarmiento, otras figuras históricas que no se llamaban como creemos

Para despedirlo muchos ciudadanos ilustres pro­nunciaron discursos. Representaron a diversas entidades, localidades -como San Juan- y nacionalidades. Dada su belleza decidimos rescatar las palabras pertenecientes al francés Paul Groussac, uno de sus discípulos más brillantes y director durante décadas de la Biblioteca Nacional.

¿Por qué festejamos el Día del Estudiante?

"La gran metrópoli -escribió refiriéndose a Buenos Aires- (...) se agrupa toda entera alrededor del féretro de un hombre pobre, de un maestro de escuela, de un escritor (...) bendita sea su primera hora de inmortalidad, puesto que rasga el velo de nuestros sofismas y muestra al sol de la verdad el alma desnuda de un gran pueblo (...) puede decirse que después de muerto ha ganado su más bella victoria este nuevo Campeador. Sarmiento vivo era grande, pero su mármol estatuario se levantara mucho más arriba de lo que alcanzara en sus años de lucha y triunfo, porque cada habitante de la República entera ha traído una piedra para su glorioso pedestal".

Sarmiento no se llamaba Domingo, ni su apellido era ese

Años más tarde, en conmemoración de esta fecha, se estableció el Día del Estudiante en nuestro país. No es de extrañar pues, como vimos, centenares de alumnos acompañaron al maestro por última vez. Llamativamente, desde 1939 Bolivia se sumó a la conmemoración. Además, durante la mayor parte del siglo XIX, Chile también consideró al 21 de septiembre como el día de sus estudiantes.

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