Domingo de poesía con Alfredo Bufano
La escritora Marcela Muñoz Pan propone en esta nota redescubrir a Mendoza a través de Alfredo Bufano.
Alfredo Bufano nació el 21 de agosto de 1895 y antes que termine el año y esta primavera no quería dejar pasar este pequeño homenaje en mi columna líquida, ya que he sido un poeta donde la presencia del agua y el universo de las vides han sido muy mendocinos. Creo que leer poesía en diciembre parando el espíritu de otras maneras. Volviendo a su poesía es volver un poco a nuestra infancia y juventud con sus olores, colores de la mano de un padre y una madre, no son pasado. Algunos momentos de sus hondas tibiezas de Guaymallén quedaron en las hendijas de su poesía. Paisajes que nos guían a un domingo en reposo y en una siesta de anuncios felices.
Una pequeña semblanza de vida les cuento para quienes lo van a leer por primera vez y para volver a recordarlo los que lo conocen. Desde muy pequeño hasta comenzada su juventud, vivió en el distrito Villa Nueva, de Guaymallén. Concurrió a la escuela Vélez Sarsfield, pero no pudo terminar sus estudios debido a la necesidad de ayudar económicamente a su familia, trabajando como aprendiz en diversas actividades. A los 15 años se instaló con su familia en Buenos Aires. Allí conoció a José Ingenieros, escritor que influenció e inspiró su obra, al igual que otros autores como Arcipreste de Hita, Francisco de Quevedo, Federico García Lorca, Dante Alighieri, Rubén Darío, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Almafuerte, Enrique Banchs, Baldomero Fernández Moreno y muchos más. A los 18 años comenzó a trabajar como vendedor en una librería de la calle Carlos Pellegrini. Allí empezaron sus contactos con el medio intelectual, artístico y periodístico de Buenos Aires.
En 1917 se casó con Ada Giusti, con quien tuvo cinco hijos. En 1920 murió su madre y expresó su pena en "Misa de réquiem". En 1922 se trasladó a Adrogué, e inspirado en ese pueblo y su paisaje escribió el libro "Poemas de provincia". Por ese tiempo comenzó a tener problemas de salud, por lo que en 1923 -casi desahuciado- se trasladó con su familia a San Rafael, Mendoza. En 1947 viajó a Buenos Aires, donde lo emplearon en Amigos del libro, una entidad cultural ubicada en la calle Florida. Desde abril hasta noviembre de ese mismo año, organizó en España la Exposición del Libro Argentino, que recorrió las ciudades de Madrid, Barcelona, Granada y Sevilla. Visitó luego otras ciudades españolas, como también lugares de Francia y África. Viajes en los que se inspiró para escribir "Junto a las verdes rías" y "Marruecos".
El 15 de octubre de 1950 viajó a San Rafael para visitar a su hija, y el 31 de ese mes falleció repentinamente de un ataque al corazón. Su cuerpo fue trasladado a Buenos Aires, velado en la Casa del Escritor y sepultado en el Cementerio de la Chacarita. Una comisión de honor -integrada por Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Conrado Nalé Roxlo, Vicente Barbieri y Manuel Mujica Láinez- acompañó los restos del poeta. El 6 de diciembre de ese mismo año, respondiendo a lo indicado por el propio Bufano, quien había expresado su deseo de que sus restos descansaran en la Villa 25 de Mayo (de San Rafael), su cuerpo fue nuevamente trasladado a Mendoza.
Dato curioso
Vale destacar que entre la descendencia de Alfredo Bufano, se encuentra Vicentico, el ex líder de los Fabulosos Cadillacs. El reconocido cantante es nieto del escritor. En una nota periodística, el músico remarcó: "Recuerdo los viajes a su casa en San Rafael. Mi viejo, Ariel Bufano, me contó muchas cosas sobre él. Tengo gran parte de la biblioteca de mi abuelo en casa, primeras ediciones, cartas y libretas".
ÉGLOGA A LA TIERRA DE CUYOCante esta vez el claro verso míotu fecunda bondad que en todo alienta;lo mismo en la montaña que en la menta,que en turbia acequia o caudaloso río.Cante la aristocracia austera y suavedel álamo, que eleva su figurahacia la claridad inmensa y purade tu cielo, en un vivo anhelo de ave.Cante tus amplias, lujuriantes viñas,fuentes enormes del gran bien celeste;y este perfume, este perfume agresteque tan sólo regalan tus campiñas.Cante al nativo pájaro que el vueloremonta al cielo y que trinando ambula;y el desolado cardo que se azula
de tanto y tanto contemplar el cielo.Cante con su más tierna melodíalas olorosas flores de la tuna,que son como pedazos de la lunadecorando la torva serraníael manantial jocundo y cristalino,y la fecundidad del duraznero,y la cruz solitaria que el viajerosuele encontrar al borde del camino.Y el cedrón oloroso, la cancelaque da a las galerías silenciosas,y las enredaderas milagrosasque plantaron las manos de la abuela.q cante a la mujer fuerte y garrida,de ojos profundos y de piel morena;mujer la más hermosa y la más buenaque entrega con su amor toda su vida.Cante al mancebo de cuerpo robusto,de tórax amplio y de cuello taurino,alegre a veces como el sol y el vinoy otro fakir hermético y adusto.No desprecie mi canto conmovidoni la brizna más leve del sendero;sabroso sea como pan caseroy bueno como un árbol florecido.Que tenga olor a vid y a yerbabuenay fluya claro como linfa agreste,para que logre ser así como estehondo perfume que tus campos llena.
RANCHO MENDOCINOSobre oscuras esteras de trenzada totorael sol de otoño seca, tuerce, comprime, dorauvas, higos, ciruelas, duraznos opulentosy zapallos y choclos y sartas de pimientos.De la pared de adobe, del clavo de una estacapenden ramos de orégano, de cedrón y albahaca.En el corral cercano una mujer trigueñacon otoñal cachaza la dócil vaca ordeña.Cuatro chiquillos sucios juegan a la pallanasentados en el suelo, en plena resolana.Bajo la añosa parra, callado y pachorriento,un viejo magro y fuerte está sobando un tiento.Por el desierto patio, bajo el sol amarillo,cruza lenta una flaca gallina con moquillo.De tapia en tapia, en tanto, una leve ratonacon breves notas finas su ubicuidad pregona.Y a la puerta del rancho, un perro macilento,lleno de garrapatas duerme su aburrimiento.SIESTALa chicharra en el parralsu rauda matraca tocaacompañado a la locaflauta que toca el zorzal.Olor a vino pichangasale de la amplia bodega,el tibio viento a mí llegatrayendo un son de catanga.El sol quema la enramadade chilca reseca y dura,mientras la acequia murmurasu eterna y simple tonada.Y bajo un chañar que ostentasus huevecillos de oro,parlotea un viejo loroen la tarde soñolienta.PRIMAVERA EN LA MONTAÑABrillan las moreras y los carolinos,se hinchan los sarmientos de las viñas prietas,y hay en los caminosy en las ríspidas sierras violetasuna oculta alegría paganaque es oro en la tarde y oro en la mañana.Cantan los senderos, cantan los pinares,cantan los chañares y albaricoqueros,y los durazneros y los olivaresy los azahares de los limoneros.De limpios verdores se cubren las parrasdel huerto querido. La siestaya afina su orquestade agudos zorzales y roncas chicharras.Mi verso se viste de pámpano y pino;se lleva a los labios su flauta de rama de higuera,y se va por el pardo caminodanzando la danza de la primavera.
Buen domingo, buena poesía.