A 100 años del hallazgo de la tumba de Tutankamón

El hecho continúa ensombrecido por la presunta maldición del rey egipcio muerto a temprana edad.

Luego de tres lustros de arduas excavaciones, a las 10 de la mañana del 4 de noviembre de 1922, Howard Carter dio al fin con la entrada a la tumba del faraón Tutankamón en el Valle de los Reyes, cerca de Lúxor, Egipto. Veintidós días después, habiendo desmontado la primera puerta, descendido una escalinata y recorrido un pasadizo, el arqueólogo británico miró expectante por el orificio que había hecho en una segunda puerta, detrás de la cual estaba la antecámara del sepulcro.

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Ansioso, el patrocinador de la exploración, George Edward Stanhope, conde de Carnarvon, le preguntó: "¿Puedes ver algo?". Carter le respondió, profundamente emocionado: "¡Sí, veo cosas maravillosas!".

Tan entusiastas palabras tuvieron eco a través de la crónica del suceso publicada en el diario The Times de Londres:

"Este ha sido quizá el día más extraordinario en toda la historia de la excavación egipcia. Por mucho que todos hayan adivinado o imaginado el secreto de la tumba momificado. La cabeza estaba cubierta, a su vez, por la emblemática y esplendorosa máscara funeraria de oro y lapislázuli. Además de la antecámara y la cámara mortuoria, formaban parte del mausoleo (cuya nomenclatura arqueológica es KV62) una sala anexa y la sala del tesoro. Los cuatro espacios estaban ocupados hasta el tope por el ajuar de Tutankhamon para su vida eterna en el Más Allá. Se trataba de más de 5,000 objetos -algunos de utilidad, otros simbólicos- que serían minuciosamente catalogados por Carter durante una década, y trasladados en su mayoría al Museo Egipcio del Cairo para su exhibición".

El "niño faraón"

Venido al mundo alrededor de 1340 a.n.e., Tutankhatón (su nombre de nacimiento) fue el último faraón de la dinastía XVIII reinante en el Antiguo Egipto, durante el periodo denominado Imperio Nuevo. Se sabe con certeza que su padre fue el rey Amenhotep IV, no así quién fue su madre. Según versiones, pudo ser la principal esposa del monarca, Nefertiti, o bien la hermana del mismo, conocida como Dama Joven, hallada en el sepulcro del soberano.

Durante su reinado, Amenhotep IV llevó a cabo una gran reforma religiosa suprimiendo el viejo culto politeísta de las antiguas deidades, encabezadas por el dios celeste Amón, para imponer la veneración monoteísta al dios solar Atón como única deidad.

Asimismo, eliminó a la clase sacerdotal, autoerigiéndose en el único intermediario con la máxima divinidad. Es más, decidió cambiar su nombre por el de Akhenatón ("útil a Atón") y ponerle a su hijo el de Tutankhatón ("imagen viviente de Atón"). Por si fuera poco, determinó que la capital del reino ya no sería la ciudad de Tebas, sino una nueva urbe que ordenó construir en honor de Atón y a la cual, para colmo, le puso su propio nombre, Akhenatón.

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