La letra chica de un nuevo escándalo en la banca del Vaticano

El presidente del IOR (Instituto de Obras de Religión, denominado "Banco Vaticano") rechaza que haya una "guerra" en el Vaticano tras la redada en Secretaría de Estado.

"La reforma de las finanzas y del IOR es un proceso deseado e iniciado por el Papa Francisco. Trabajamos tratando de cumplir con nuestro deber de la mejor manera posible, y en silencio". Así lo dijo Jean-Baptiste Douville de Franssu, presidente del Instituto de Obras Religiosas (IOR), en funciones desde julio de 2014, en la primera entrevista desde su nombramiento, realizada por Carlo Marroni para el periódico económico italiano Il Sole 24 Ore. De Franssu, francés de 56 años, junto con el director General Gian Franco Mammì y bajo la supervisión de la Comisión de Cardenales, ha llevado adelante en los últimos años la reforma del Instituto que hoy, sobre la base de certificaciones, está en conformidad con las normas y prácticas internacionales. 

Según Vatican News, el Presidente del IOR también habló sobre la investigación del poder judicial del Vaticano en los últimos días que condujo a la suspensión de cuatro empleados de la Secretaría de Estado y del Director de la Autoridad de Información Financiera (AIF), al tiempo que especificó que la entrevista había sido acordada antes de que estallara el caso. 

"No hay ninguna guerra -explica de Franssu, respondiendo a una pregunta sobre la hipótesis de que la investigación es el resultado de una disputa interna-, somos simplemente funcionarios públicos que han aplicado la ley, cumpliendo con la obligación de denunciar -solo para proteger a las instituciones- las anomalías encontradas durante las operaciones cotidianas". 

El Presidente también especificó que "no hay ningún ataque contra la AIF, ni tampoco contra la Secretaría de Estado, por supuesto. No hemos denunciado a personas ni a oficinas individuales. Se ha tratado de un informe contra personas desconocidas para la protección de las instituciones. Luego, la entidad judicial realiza sus investigaciones. Y añado un elemento que debe darse por sentado: "la presunción de inocencia es válida para todos, siempre".

De Franssu, comentando la pertenencia del Instituto al circuito SEPA ("una marca de garantía segura"), explicó a continuación: "El IOR de hoy está completamente renovado en comparación con hace algunos años, en términos de gobernanza, controles internos, competencias profesionales disponibles y servicios prestados a los clientes. 

Los resultados son satisfactorios y el objetivo de hoy es continuar, afinar y perfeccionar lo que se ha hecho, especialmente en beneficio de los clientes. La reforma, entendida como una mejora constante, continúa. La dirección de la transparencia y la legalidad nunca se abandona, nunca. Y el cliente está totalmente protegido por nuestro trabajo". 

Respondiendo a una pregunta sobre la misión del Instituto, el presidente explicó: "La misión sigue siendo la de estar al servicio de la Iglesia en todo el mundo. No olvidemos que hoy, con una sola sede y una plantilla de poco más de 100 personas, el IOR llega a 112 países y que, a menudo, en áreas geopolíticamente críticas, privadas o carentes de servicios financieros fiables y eficientes, es el único referente para las congregaciones que operan en el territorio". 

De Franssu niega haber pensado alguna vez en cambiar el nombre del IOR y ofrece las razones por las que las congregaciones religiosas deberían confiar la gestión de sus ahorros al Instituto: "Mira dónde estamos: una pieza en el corazón del cristianismo. Las razones para utilizarnos son dos, sobre todo. En primer lugar, en nuestro trabajo respetamos los principios de la fe católica y la Doctrina Social de la Iglesia". "En segundo lugar -continuó el presidente- nuestros ingresos (para 2018, 17,5 millones de dólares, ndR.) se destinan a la acción pastoral del Papa. 

Por lo tanto, es útil reiterar que cuando una congregación, o en general un cliente, trabaja con el IOR, hace una contribución financiera directa y concreta a la obra del Santo Padre y no a la lógica exclusivamente económica típica de un banco. Además -concluyó- me gustaría añadir una referencia a la calidad de nuestros servicios, a los costes decididamente muy bajos y a las redes éticas de nuestras inversiones, siempre más precisas y completas para garantizar la máxima adhesión a los principios éticos y católicos".

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