¿La banca siempre gana? Así funciona el sistema bancario
Una nota de Javier Gómez en "El orden Mundial" (sitio que siempre recomendamos seguir y leer) pone en foco a todo el sistema bancario.
Se ha dicho que la banca siempre gana, que los bancos tienen la culpa de todas las crisis y que nunca pagan ninguna condena. En definitiva, un negocio privilegiado porque nunca pierde: si asume altos riesgos y obtiene beneficios, estos se privatizan. Y si lo que obtiene son pérdidas, estas, lejos de privatizarse, se socializan. ¿Cuál es el origen de la banca? ¿Qué supone para el sistema financiero? Y ¿cómo ganan dinero los bancos?
Por Javier Gómez en El Orden Mundial
El sistema financiero es el conjunto de instituciones, mercados y agentes que buscan conectar a las personas que poseen dinero con aquellas que necesitan financiar sus proyectos. Esta red está compuesta por aquellos que quieren el dinero y se endeudan para conseguirlo, los prestatarios; los que tienen el dinero y lo prestan, prestamistas; y los que ponen en contacto al prestamista con el prestatario, los llamados intermediarios financieros.
Muchas veces no se piensa en estos últimos, pero sin lugar a dudas son fundamentales, porque sin ellos sería muy complicado obtener financiación. La persona necesitada de capital tendría que buscar a multitud de personas a quienes les sobrase dinero y que lo quisieran prestar, y estas tendrían que asumir el gran riesgo de que el dinero prestado no les sea devuelto. Los intermediarios financieros sirven para poner en contacto de una manera más eficiente a los prestamistas y prestatarios, reduciendo riesgos y ahorrando tiempo. Hoy en día existen multitud de intermediarios: bancos de inversión, fondos de pensiones, fondos de inversión, micromecenazgos, crowdlending... Pero el más antiguo y polémico es la banca tradicional.
MÁS: "Hágase el dinero: cómo funciona el sistema monetario", Javier Gómez en El Orden Mundial, 2019
La evolución de la banca
El origen de la banca se remonta al antiguo Egipto. En el milenio IV a.C., el pago de impuestos se centralizaba en almacenes estatales donde se guardaba el grano de las cosechas para el pago de deudas. De este manera, los agricultores dejaban su cosecha en los almacenes de la misma forma que hoy los ahorradores depositan su dinero en depósitos bancarios. Aunque no fue hasta el milenio II a.C. cuando se dieron los primeros préstamos en forma de grano entre agricultores y mercaderes en ciudades de Fenicia, Asiria y Babilonia: el grano se guardaba en los palacios y su cuantía se anotaba en tablillas de barro. No obstante, los primeros protobancos públicos llegaron en el siglo IV d.C. de la mano del Imperio romano. Éstos no solamente aceptaban depósitos, sino que también prestaban con un interés, cambiaban moneda y aceptaban órdenes de pago, las primeras transferencias de dinero.
Los banchieri, cambistas que operaban sentados en bancos de las plazas públicas de Lombardía, Italia, fueron el origen de la banca moderna en el siglo XII. Los primeros bancos privados, como el Banco de San Giorgio, surgieron ofreciendo una gran variedad de operaciones, así como la separación de actividades financieras de las comerciales. Debido a la prohibición canónica de la usura, los primeros banqueros fueron exclusivamente judíos, porque no estaban subordinados a las leyes de la Iglesia.
Durante el siglo XIII, los templarios sustituyeron a los hebreos como potencia bancaria en Europa: crearon una red de comercio religioso-militar en aras de proteger al peregrino que iba a Tierra Santa. Esto permitió que se convirtieran en tesoreros de la Iglesia y de los reyes europeos, lo que facilitó su apogeo. No fue hasta el siglo XIV cuando la Iglesia levantó el veto a la usura permitiendo la creación de los llamados montes de piedad, instituciones que velaban por los intereses de las clases más pobres. Más tarde, éstos se reconvirtieron en banca privada y algunos siguen funcionando en la actualidad, como el Monte dei Paschi di Siena: creado en 1472, es el banco más antiguo del mundo en activo.