FMI: cómo reactivar el crecimiento en los mercados emergentes
Con algunas medidas concretas, se podría duplicar la velocidad de convergencia del ingreso de una economía de mercado emergente promedio hacia los niveles de vida de las economías avanzadas.
"Las economías de mercados emergentes y en desarrollo han experimentado un sólido crecimiento en las últimas dos décadas. Pero muchos países aún no están alcanzando los niveles de vida de las economías avanzadas", plantean Romain Duval y Davide Furceri, del FMI. Claramente, entre el segundo grupo se encuentra la situación argentina.
Para Duval y Furceri, con algunas medidas se podría duplicar la velocidad de convergencia del ingreso de una economía de mercado emergente promedio hacia los niveles de vida de las economías avanzadas. Básicamente, el plan que plantean consiste en poner en práctica importantes reformas en 6 ámbitos clave al mismo tiempo:
-Finanzas internas
-Finanzas externas
-Comercio
-Mercados de trabajo
-Mercados de productos
-Gestión de gobierno
"Esto podría elevar los niveles del producto en más de 7% a lo largo de un período de seis años", aseguran.
Cómo aplicar las reformas
Según plantea el FMI, el resultado de las reformas estructurales son difíciles de medir porque son políticas que no son fáciles de cuantificar, "como las leyes de protección laboral o la calidad de la supervisión del sistema bancario nacional".
Para abordar esta complejidad, el Fondo Monetario Internacional creó un conjunto integral de datos que alcanza las regulaciones estructurales sobre finanzas internas y externas, comercio, y mercados de trabajo y de productos. Los datos abarcan una amplia muestra de 90 economías avanzadas y en desarrollo durante las últimas cuatro décadas. A esos cinco indicadores, se añadió la calidad de la gestión de gobierno (cómo controlan la corrupción) tomando como base los Indicadores mundiales de gobernabilidad (WGI, por sus siglas en inglés).
Los nuevos indicadores permiten observar que, tras la gran ola de reformas a finales de la década de 1980 y en la década de 1990, el ritmo se desaceleró en las economías de mercados emergentes durante la década de 2000, especialmente en los países en desarrollo de bajos ingresos.
Si bien esta desaceleración refleja la anterior generación de reformas, como en el caso de las economías avanzadas, aún hay amplio margen para dar un nuevo impulso a las reformas.
Qué reformas deben implementarse
"Tomando como base nuestros estudios, observamos que las reformas pueden brindar beneficios considerables", plantea el informe, aunque aclara que "estos beneficios tardan en materializarse y varían según el tipo de regulaciones".
A manera de ejemplo, el FMI recordó la reforma financiera que se puso en práctica en Egipto en 1992, la cual generó un incrementó del 2% del Producto en promedio seis años después de su implementación.
Las características de este proceso son similares en la lucha contra la corrupción, "cuyos efectos son sustanciales a corto plazo y se estabilizan en torno a 2% a mediano plazo". En los otros cuatro ámbitos de reforma -finanzas externas, comercio, mercados de productos y mercados de trabajo- los beneficios representan aproximadamente un 1% seis años después de la reforma.
"Para una economía de mercado emergente promedio, los resultados implican que la aplicación simultánea de grandes reformas en los seis ámbitos considerados puede elevar el producto en más de 7% en un período de seis años", aseguran los autores.
Esto incrementaría el crecimiento anual del PIB per cápita en alrededor de un 1%, duplicando la velocidad promedio de convergencia del ingreso hacia los niveles de las economías avanzadas. El análisis indica que el aumento del producto sería aproximadamente el doble del observado en el modelo empírico a más largo plazo (más de seis años).
Asimismo, un medio por el cual las reformas incrementan el resultado deseado es reduciendo la informalidad. Al respecto, la reducción de las barreras a la entrada de empresas en el sector formal alienta a algunas empresas informales a convertirse en formales. "La formalización estimula el producto al aumentar la productividad y la inversión de capital de las empresas. Por ello, los beneficios de las reformas tienden a ser mayores cuando la informalidad es un fenómeno generalizado", señalaron.
Cuál es el momento adecuado para aplicar estas medidas
El informe del FMI sostiene que algunas reformas funcionan mejor cuando la economía es sólida -no sería el caso de Argentina-. En esta línea, manifiesta que en épocas de bonanza, la reducción de los costos de despido contribuye a que los empleadores estén más dispuestos a contratar a nuevos trabajadores, mientras que "en épocas difíciles los hace más dispuestos a despedir a los existentes, ampliando los efectos de una desaceleración".
Del mismo modo, el aumento de la competencia en el sector financiero en un momento de débil demanda de crédito puede empujar a ciertos intermediarios financieros a cerrar su negocio, debilitando aún más la economía.
Entonces, en países con una economía débil, los gobiernos pueden dar prioridad a reformas -como fortalecer la competencia en el mercado de productos- que rindan fruto independientemente de las condiciones económicas, diseñar otras para aliviar los costos a corto plazo -como promulgar reformas de protección del empleo con una disposición que establezca que entrarán en vigor más adelante- y acompañar las reformas con respaldo de política monetaria o fiscal siempre que sea posible.
"Las reformas también funcionan mejor si se determinan la combinación y la secuencia adecuadas", indican los autores del informe. Será necesario entonces fortalecer la gestión de gobierno para así respaldar el crecimiento económico y la convergencia del ingreso no solo directamente al incentivar a las empresas formales más productivas a invertir y contratar, sino también indirectamente al ampliar los beneficios de las reformas a otros ámbitos.
Por último, para cumplir su promesa de mejorar los niveles de vida, las reformas deben estar respaldadas por políticas redistributivas que repartan los beneficios ampliamente entre la población, como sólidas redes de protección social y programas que faciliten la movilidad de los trabajadores entre empleos. "Para que las reformas sean sostenibles y, por lo tanto, eficaces deben beneficiar a todos, no solamente a algunos", finalizan.
Sobre los autores
Romain Duval es Asesor del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional, donde encabeza el programa de reformas estructurales. Es autor de numerosos estudios en publicaciones especializadas sobre una variedad de temas, como las reformas estructurales, el crecimiento, el desempleo, la economía política de las reformas, los ciclos económicos, la política monetaria, los tipos de cambio y el cambio climático. Tiene un doctorado en Economía.
Davide Furceri es Subjefe de División en el Departamento de Estudios del FMI. Obtuvo su doctorado en economía de la Universidad de Illinois. Antes de ingresar al FMI, trabajó como economista en la División de Política Fiscal del Banco Central Europeo y en la División de Análisis Macroeconómico del Departamento de Economía de la OCDE. Es autor de numerosos artículos publicados en destacadas revistas especializadas académicas y orientadas hacia las políticas sobre una amplia variedad de temas en el ámbito de la macroeconomía, las finanzas públicas, la macroeconomía internacional y las reformas estructurales.