La inoportuna monarquía temporal que pretende Suarez

"Hay que decir que la gran apuesta de Suárez es reducir el 0,79% del presupuesto provincial que hoy tiene asignada la Legislatura de Mendoza, sí, menos del 1% del presupuesto 2020", dice Urquiza en esta nota.

Daniel Urquiza

Lo inoportuno

En las últimas horas se conoció un nuevo récord de contagios de covid-19 en la provincia de Mendoza. Los 247 nuevos casos en las pasadas 24 hs -que elevan a 3.348 los contagiados-, junto a los 70 fallecidos representan una de las mayores preocupaciones de los mendocinos por estas horas.

Un sistema de salud que se encuentra en un momento crítico, con una ocupación cercana al 70%, requiere de la máxima atención por parte de las autoridades, no solamente sanitarias, sino políticas que deben, día a día, tomar trascendentes decisiones que garanticen prestaciones vitales acordes al difícil momento que transitamos.

Atravesados por la pandemia, los mendocinos tenemos otras preocupaciones que necesitan de una aguda intervención de las autoridades políticas de cara a lo que se denomina la "pospandemia". La pobreza, el creciente desempleo y el sostenimiento del entramado productivo, entre otros, vienen siendo preocupaciones constantes, no solamente desde el inicio de esta pandemia, sino que son problemas heredados tanto para el presidente Fernández como para el gobernador Suárez.

"Creemos que tenemos que aunar nuestros esfuerzos primero en salir de la cuarentena. Y segundo hacer todo para que nuestras empresas no cierren, que no bajen la persiana. Este debe ser el norte y no pensar en una reforma judicial" Así la describe el diputado nacional Luis Petri a la situación del país, reflejando una clara contradicción que invade al oficialismo Provincial a la hora de pensar y dedicar esfuerzos a una reforma de la Constitución de Mendoza en este contexto.

Está claro que el proyecto de necesidad de la Reforma de la Constitución de Mendoza presentado por Suárez, no hará otra cosa que desviar la atención de quienes tienen que ocuparse exclusivamente de resolver las necesidades de los mendocinos, de los temas que están en la agenda diaria de cada familia, pretender tratar una reforma en este contexto resulta, al menos, una falta de empatía con la ciudadanía que espera de la política otro tipo de respuesta.

Hacia la monarquía temporal

Un breve repaso por el proyecto desnuda los intereses poco republicanos del Gobierno y esa clara decisión de confundir a la ciudadanía a través de la atractiva oferta de "bajar el gasto político" a cambio de lesionar seriamente a uno de los mayores órganos de control del Poder Ejecutivo. A continuación algunos breves puntos en modo "ciudadano de a pie" antes que nos invadan los análisis de notables constitucionalistas.

Una elección cada cuatro años pareciera resultar atractivo. Por supuesto que dejando de lado la vocación cívica que debiéramos tener como ciudadanos, lo cierto es que a los perezosos de la democracia no les resultaría tal esta propuesta, las elecciones de medio término nacional son ineludibles, por lo que iremos a las urnas de igual manera cada dos años, aunque nos quitarán la posibilidad de manifestarnos respecto de las cuestiones provinciales, esas que históricamente han servido para dar un llamado de atención o bien dar mayor legitimidad a mitad de mandato a un Gobierno. También perderemos la posibilidad de elegir terceras fuerzas, de gran protagonismo en las elecciones intermedias, y que han sido contrapeso de las dos fuerzas mayoritarias en la historia de Mendoza. Habrá un Gobernador con la suma del poder público durante los cuatro años.

La unicameralidad, esa idea de tirar de la faz de la tierra a la mitad de los legisladores también suena atractiva. Su argumento se basa en "mayor eficacia en los procesos legislativos" y, por supuesto, en la gran apuesta, "la reducción del gasto político", esas palabras que son música para nuestros oídos. Pues hay que decir que la gran apuesta de Suárez es reducir el 0,79% del presupuesto provincial que hoy tiene asignada la Legislatura de Mendoza, sí, menos del 1% del presupuesto 2020. Quizás esa excusa se pueda resolver poniendo un tope al gasto de la Legislatura que sea inferior a ese 0,79% y no quitar transparencia, representatividad y la posibilidad de ejercer mayores controles a un Poder Ejecutivo que tendrá cuatro años sin ningún llamado de atención.

Otro aspecto interesante resulta la aparición del balotaje, con el argumento de dotar de "mayor legitimidad al Gobernador", como si el actual y sus antecesores no la tuvieran. Pero además esta propuesta choca directamente con la gran consigna de "la reducción del gasto político" y es allí donde, nuevamente, llaman la atención las contradicciones, sumar una nueva elección que requiere de cientos de millones de pesos resulta inentendible.

Por supuesto, poco y nada en este proyecto de los temas que más podrían interesar a los ciudadanos, no se encuentran referencias a nuevos Derechos como bien podría ser el de la Accesibilidad y Conectividad a Internet, más aún luego del aprendizaje que estamos teniendo en estos momentos, tampoco se encuentran referencias a modificaciones de órganos constitucionales que se encuentran lejos de las necesidades actuales.

Pensar una nueva Constitución para Mendoza requiere de un gran consenso social y acuerdo político, no solamente en la necesidad de modificarla, sino, principalmente, en los aspectos a modificar. Queda claro que no es el momento, no son las demandas de la ciudadanía las que se expresan en este proyecto y mucho menos hay construido ese necesario consenso.

EL AUTOR. Daniel Urquiza es dirigente justicialista de Las Heras.

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