El desafío de pasar de "cuarentena o economía" a "déficit o pobreza"

La situación especial que genera la pandemia en Argentina no es pasajera, sino que se acumula a otras situaciones preexistentes. En este análisis, Marcelo Cantón ofrece cifras de la estadodependencia de la economía y plantea desafíos.

Marcelo Cantón

Hoy 9 de cada 10 argentinos vive en un hogar que tiene algún ingreso del Estado. Así, el déficit fiscal de este año iría de 7,5 a 8 por ciento del PBI. Pero para salir de la crisis, proponen un nuevo subsidio, este universal que costaría 2,4% del PBI. ¿Qué Estado puede pagar todo eso? Es uno de los grandes desafíos que vienen: pasar del debate "cuarentena o economía" al de "déficit fiscal o pobreza".

Empecemos por los datos que hizo públicos el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. "Hoy más de 22 millones de adultos, que viven con otras 19 millones de personas, recibe algún ingreso del Estado. De este modo, 41 millones de personas (91% del total) vive en un hogar en donde algún miembro percibe algún ingreso por parte del Estado", señaló en una presentación reciente.

A la hora de desagregar quiénes reciben esos 22 millones de cheques que todos los meses firma el Estado, la lista es:

. 8,9 millones reciben IFE (de los cuales 2,4 millones son IFE-AUH y 1,5 millones IFEAUH-Alimentar).

. 7,1 millones de jubilados y pensionados (se incluyen pensiones no contributivas).

. 3,2 millones son empleados públicos.

. 2,8 millones de asalariados privados recibieron al menos una ATP.

. 0,5 millones de monotributistas y autónomos cuentan con créditos a tasa cero.

. Otras asistencias estatales: salario social complementario (0,5 millones).

. Seguro de desempleo (0,1 millones).

Esta es quizás la gran diferencia entre la crisis económica de 2000/2002 y la de 2018/2020: ahora el Estado saca la chequera con más facilidad para pagar planes de ayuda social, jubilaciones a quienes no hicieron aportes, congelamientos tarifarios, etc. De la Caja PAN de Alfonsín hasta acá se ha recorrido un largo camino en la idea de que las crisis las compensan fondos estatales, aunque el fisco no cuente en verdad con esos fondos

Puestos a poner en números el costo de esta situación, IERAL, el instituto de Investigaciones Económicas de la Fundación Mediterránea, plantea para este año dos escenarios posibles, en función del costo final del paquete implementado para amortiguar el efecto de la pandemia sobre la economía. "En el escenario A, con un costo fiscal de dicho paquete del orden de 3,8% del PIB, el desequilibrio primario en el año se ubicaría en 7,6% del PIB, mientras que si se da el escenario B, con un paquete fiscal por 4,3 puntos del PIB, el déficit primario finalmente resultaría de 8,1% del PIB". La diferencia entre uno y otro está en si la asistencia a los más necesitados (IFE) o la ayuda a las empresas por salarios (ATP) se pagan 4 o 5 meses en total.

Ahora, ¿cómo vamos a salir de una situación que cuesta entre 7,6 y 8,1 de déficit fiscal, cuando se está renegociando la deuda bajo el criterio de "sustentabilidad", o sea que habrá que tener los recursos fiscales para pagarla? El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, marcó el camino. Dijo que el Gobierno avanzará con la idea de implementar una "renta básica universal", que reemplazará al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

¿Cuánto costaría esa Renta Universal? En el IERAL ensayaron una respuesta. "De acuerdo a lo trascendido en declaraciones del propio Ministro de Desarrollo Social, la Renta Básica Universal pretende alcanzar a 3 millones de personas (el estrato más débil de los que cobran el IFE) y se cobraría en simultáneo con la AUH. El monto sería de un salario mínimo, que desde octubre pasado es de $16.875. Significando un costo fiscal mensual de $50.600 millones mensuales, equivalente a un gasto anual del orden de 2,4% del PBI. El universo de beneficiarios de esta Renta equivale a un tercio de los perceptores del IFE y en términos de transferencias en monto mensual podría reducirse en un 43%".

O sea, es menos dinero, pero lo que se planteó como una excepcionalidad por un mes, el IFE, que luego se extendió a dos, que se quiso recortar en el interior del país pero los gobernadores no lo permitieron, ahora quedaría convertido en algo permanente. De menor alcance en cantidad de gente, pero de más alcance en el tiempo.

"Si esta iniciativa se concreta, resultaría difícil acercarse al equilibrio fiscal primario en 2021, pues ya no se trataría de programas transitorios, sino permanentes -continúa el estudio de IERAL-. Así, se pasaría de 0,44% de déficit primario en 2019, a entre 7,6% y 8,1% del PIB en 2020, y si bien se espera que el déficit baje en forma importante en 2021, una vez superados los mayores problemas de la pandemia, la creación de un nuevo programa social con erogaciones que podrían ubicarse en 2,4% del PIB, dificultaría acercarse al equilibrio o al nivel del resultado fiscal observado en 2019".

En esa ecuación, los que cobrarían cheque del Estado todos los meses serían 16 millones, en lugar de 22 millones. La mitad de la población del país, algo que difícilmente sea "sustentable". Es uno de los mayores desafíos del Gobierno para los meses que vienen. Pasar de la grieta "cuarentena o economía" a la de "déficit fiscal o pobreza".

EL AUTOR. Marcelo Cantón es periodista, trabajó en Clarín, Noticias, El Cronista, Canal Metro TV, Radio Milenium y Radio del Plata, entre otros medios.

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