El retorno al poder del protagonista de una polémica en la que intervino hasta Kissinger
Se trata de Víctor Hugo Hissa, un abogado puntano cercano a los Rodríguez Saá. En los '90, fue denunciado por defraudación y extorsión por P&G. En aquella época, un video suyo donde presuntamente pedía coimas fue utilizado por el exgobernador Arturo Lafalla para cuestionar la promoción industrial.
Este lunes se oficializó en el Boletín Oficial de la Nación el nombramiento de Víctor Hugo Hissa como jefe de la Agencia Territorial San Luis del Ministerio de Trabajo de la Nación. En la misma decisión administrativa se aclara que se otorga una "autorización excepcional por no reunir los requisitos mínimos" establecidos en la ley del Empleo Público, por tener más de 70 años.
Más allá de esto, se trata de un polémico abogado puntano que supo protagonizar escándalos bajo la tutela de los hermanos Rodríguez Saá. Basta con recordar el caso Procter & Gamble, cuando la firma estadounidense lo denunció por defraudación y extorsión.
Los problemas de Procter & Gamble empezaron en junio de 1995, en plena promoción industrial, cuando los empresarios solicitaron un libre deuda en la ex DGI para su fábrica que se había instalado en Villa Mercedes. Así se enteraron de que estaban siendo ejecutados por la Justicia Federal de San Luis por estar varias veces en mora en el pago de impuestos y aportes provisionales.
Cuando los contadores de la empresa presentaron los certificados de pagos, que habían realizado a través de Hissa (era el apoderado de la filial local de P&G), fueron informados de que esos recibos eran falsos. Una auditoría de la firma reveló que Hissa endosaba los cheques para pagar los impuestos y los depositaba en su cuenta personal del Banco Galicia. Así se habría hecho con 4,5 millones de dólares, reveló La Nación en 2002.
Sin embargo, como contrapartida, Hissa denunció a P&G por una supuesta deuda que tendría la multinacional con él y una jueza abrió una causa contra la firma. Fue tal el escándalo generado en San Luis a raíz de esta "contraofensiva" que el excanciller de EEUU Henry Kissinger le entregó una carta al ex presidente Carlos Menem, en el Waldorf Astoria de Nueva York, firmada por el CEO de P&G.
A partir de allí, con la intervención directa de Menem, los Rodríguez Saá le quitaron protagonismo a Hissa, quien hasta ese momento era el presidente de la Editorial Nahuel, a cargo de El Diario de la República, propiedad de la poderosa familia puntana. A mediados de los '90, dejó ese cargo en la empresa.
Paralelamente, las sospechas apuntaban a que Hissa extorsionaba a las empresas que querían instalarse en San Luis, aprovechando los beneficios de la promoción industrial (les habría cobrado "peaje" para darle un cupo, presuntamente avalado por Adolfo Rodríguez Saá, entonces gobernador puntano).
En este contexto, cuando en 1996 Menem extendió por decreto la promoción industrial, el entonces gobernador de Mendoza Arturo Lafalla remarcó -entre otros argumentos contra el régimen impositivo- la corrupción que había en San Luis en torno a este sistema.
Fue así que, en 1997, Lafalla llevó a la Casa Rosada un video en el que Hissa aparecía, en una cámara oculta, pidiendo coimas a un periodista que se hacía pasar por un empresario interesado en obtener créditos para la promoción industrial. Sin embargo, más allá de ser retirado de la escena pública, nunca hubo sanción penal contra el abogado Hissa.
"Cosas vedere Sancho...y el mundo sigue andando", recordó Lafalla este lunes, ante la consulta de Memo, sobre el devenir de Hissa, décadas después de aquel episodio.
Años más tarde, Hisa incursionó en la política, de la mano de los Rodríguez Saá, y llegó a ser intendente de El Trapiche, cargo que dejó en 2011. Asimismo, en las últimas elecciones de 2019, fue candidato suplente a legislador provincial por la lista que encabezó Alberto Rodríguez Saá (se quedó con Alberto tras la ruptura con su hermano Adolfo)
De esta manera, de la mano de Alberto Rodríguez Saá, este lunes regresó al poder, con un cargo nacional, el protagonista de una polémica en la que tuvo que intervenir hasta el mismísimo Kissinger.