Qué recuerda Edgar Fuechtwanger, el vecino judío de Hitler
Una entrevista realizada en Mendoza a Edgar Fuechtwanger, el escritor que de niño fue vecino de Adolf Hitler. Sus impresiones sobre la xenofobia y la persecución, un testigo del horror.
Edgar Fuechtwanger cumplirá 96 años el próximo 28 de setiembre y si hay algo que no podrá retirarse jamás de la memoria, es haber visto a Adolf Hitler. A los 8 años era su vecino. Su tío, Lion Fuechtwanger, fue un novelista que denunció la brutalidad de los nazis y terminó su vida como refugiado en EEUU. Con esa imagen tatuada en su retina, Edgar, conocido como "el vecino judío de Hitler", recorrió la literatura testimonial con numerosos libros y habló hace tres años con periodistas mendocinos sobre sus impresiones, e inclusive le dedicó unas frases a Donald Trump.
El célebre Fuechtwanger fue entrevistado por los periodistas Gabriel Conte, Santiago Montiveros y Mariano Bustos, con la producción de Franco Pereira, en el programa "Tormenta de ideas" que se emitió -con notas a personalidades del mundo- por la FM 105.5 MDZ y que el portal ya no conserva.
"No hay que perseguir a las personas por pensar distinto", le dijo el escritor alemán a Donald Trump, todavía en campaña por 2017. Aquí, su testimonio, imperdible:
-¿Por qué ahora cuenta su historia?-Es algo que siempre quise hacer porque se podrán imaginar que es un evento central de la historia europea.-¿Cómo vivió aquellos años sabiendo que tenía a Hitler cerca?-No sólo pertenecí a una familia judía que vivía al lado de Hitler sino que era sobrino de Lion (Feuchtwanger) novelista y dramaturgo de la época que era enemigo personal de Hitler. Si el dictador se hubiera enterado que éramos pariente de Lion, probablemente no les estaría contando esta historia hoy. Cuando iba a la escuela caminando pasaba por enfrente de la casa de Hoffman (Heinrich, fotógrafo personal del líder del nazismo) y Eva Braun quien después fue la esposa de Hitler me movía en un vecindario en donde estaban estas figuras.-¿Cómo sobrevivió a la guerra viviendo en Alemania?-Por esos años era muy chico y en realidad por 1939 todavía no se había matado a judíos y Auschwitz era una incógnita aún.
-¿Cuál fue el destino de su tío y su familia?-Mi tío estaba prohibido en Alemania por las cosas que escribía y cuando estaba en la embajada en Washington, el propio embajador le dijo que si volvía a Alemania su vida estaba en riesgo, por lo que decidió no volver nunca más. En 1939, en lo que se conoció como la Noche de los Cristales Rotos, se llevaron a mi padre a un campo de concentración.-¿Qué piensa del resurgimiento de movimientos xenófobos, cuyas ideas, en cierto modo, son reproducidas por el candidato a la presidencia de los EEUU, Donald Trump?-Puede ser que estos movimientos como el propio Trump tengan algo en común pero nunca será al nivel de lo que fue Hitler y los nazis. No hay que perseguir a las personas por pensar distinto. Es peligroso que haya gente así.
-¿Europa aprendió la lección de Hitler?-Espero que sí. Sería una regresión tremenda para el mundo que ocurra algo como lo de entonces. El nazismo fue una consecuencia de la primera Guerra Mundial y la violencia que implicó.-¿A qué se dedica actualmente y cómo está su familia?-Tengo 91 años yendo a los 92 y mi esposa murió hace pocos años. Tuvimos dos hijas y un hijo. Una de las mujeres se dedica a la política en Londres y la otra trabaja en un banco. A ella, espero poder visitarla pronto.-¿Cómo recuerda ese momento que vivió cuando su niñera lo llevaba de la mano, más o menos a sus 8 años de edad, y se cruzaron las miradas con Hitler?-Me acuerdo muy bien de ese día. Pasamos frente a la puerta de la casa de Hitler. Él me miró y no puedo olvidar su mirada. Hitler no sabía quién era yo. No sabía que pertenecía a una familia de judíos. En ese momento, al cruzarnos, cuando salió de su casa, había gente que lo saludaba a los gritos diciendo: '¡Hi, Hitler!'. Segundo después, se subió al auto y se fue. Después de esta ocasión, lo vi en muchas oportunidades pasar en el auto, manejando, volviendo de tomar Austria en 1938, pero que nunca tan cerca como aquel día de 1933, en ese paseo cuando caminaba junto a mi niñera.