Marisa Zambrini

Merkel, ¡vení a darnos una mano!

Con particular tono satírico, Marisa Zambrini dice lo que opina en esta nota en torno a la pandemia y el ejercicio ciudadano, el poder multiplicado en las autoridades por el confinamiento y mucho más.

Marisa Zambrini

Hace 90 días aproximadamente el Presidente Alberto decidió un confinamiento total por el covid-19. El Profe explicó la necesidad de adecuar el sistema de salud y prepararlo para afrontar un contagio masivo con alta letalidad, en el caso que se produjera. Hasta aquí la cuarentena (parte 1 y 2) era aceptable, aunque altamente peligrosa como se comprueba ahora. Fue aceptable porque la Argentina tiene un sistema de salud muy precario (también educativo, entre otros) y peligrosa porque cederle "la libertad" a un gobierno en el que no se confía, por ciertos excesos de autoridad y corrupción, era un riesgo de enormes proporciones.

La cuarentena se fue extendiendo una y otra vez como la "epopeya" Tinelli que la pegó con el rating, igualito!. Según nos dijeron se adecuó el sistema de salud, se acondicionaron salas de terapia intensiva y se compraron respiradores, test y más test, lo que indicaba que el objetivo se había cumplido ¡surpraise! No fue así...el confinamiento, palabra horrible si las hay para una sociedad democrática, llegó para quedarse y "cuidarnos".

Los slogans del gobierno vulneraron los atormentados cerebros argentinos. A saber, tenemos: "los que más lo necesitan", "los que menos tienen", "quedate en casa", "te estamos cuidando" "si te cuidás a vos me cuidás a mi" y unos cuantos que es mejor olvidar.

Además, en este tiempo con enorme irresponsabilidad se generó una psicosis social que dio lugar al uno contra otro, que se extendió vertical y horizontalmente. Desde el Gobierno se pidió que nos convirtiéramos en observadores y delatores que es lo mismo que chusmas y botones, en lenguaje criollo. Fue moneda corriente y perduran el bruto, animal, ignorante y cabeza de termo, nosotros no discriminamos.

Se naturalizó la privación de la libertad, aunque ésta se ejerciera legítimamente. Por decreto estamos aún obligados a cuidar al otro que ni siquiera conocemos, a salir de acuerdo al número de DNI, a encerrarnos a las 19 y a no ver a nuestra familia. No, no, no! Se puso de moda el NO en una sociedad que unos días antes veneraba, en cuanta red tenía a mano, la libertad y las decisiones personales, el empoderamiento, el no cuidar a nadie sino a uno mismo y otras que se esfumaron ante dos gritos de un Presidente Kirchnerista que daba clases para tontos cada 14 días ¿Por qué? porque las estadísticas no cotejadas con otras datos son una payasada. For example: cómo podemos saber cuántos infectados hay si no sabemos cuántos test se hacen en un conglomerado determinado por edades y otros?

En nombre del covid se cometieron toda clase de atropellos a la República porque el Poder Legislativo y Judicial fueron prácticamente borrados del mapa. Los juicios contra Cristina Kirchner tienen más suspenso que el exorcista y ella es Linda Blair (perdón señora). La economía es un desastre, el dólar se fue a las nubes, se siguió nombrando funcionarios mientras resonaba el #quedateencasa. Para rematarla nos frenaron Portezuelo del Viento que es una deuda de la Nación con Mendoza (no un regalito) y quieren expropiar Vicentin para "democratizar la alimentación" (genios de los slogans), ésta se dedica en mayor proporción a la producción de aceite crudo de soja, harina de soja y exportación de granos que tienen bajo impacto en la mesa de los argentinos, en materia de granos exporta más del 90% y sobre todo un producto que China y Europa usan como alimento para animales. Tiene una deuda que pagaremos vos, yo y las ganancias se las van a llevar "ellos" como siempre.

A noventa imborrables días de la primer cuarentena y cuando ya teníamos algunos permitidos llegó el número 98 y volvimos a la fase anterior "por culpa nuestra" (nunca es culpa de ellos), con otro descalabro social, los que salieron no quieren entrar y los que entraron ya no quieren salir.

Si se consideran los hechos mencionados y las innumerables incoherencias más el tiempo suficiente para volver loco a cualquier ser humano, el gobierno mendocino debería invertir la ecuación, Fernández y compañía no saben siquiera que en 1776 dejamos de ser parte de la Capitanía General de Chile.

La única oportunidad es el coraje para barajar y dar de nuevo. Ésto sería libertad para que las personas en riesgo, los que quieren y pueden se auto-confinen y también libertad para los otros, los que necesiten trabajar, los que quieren hacer deportes y llevar una vida relativamente normal respetando la higiene, la distancia y sin fiestas, los amontonamientos sólo están permitidos en los supermercados (¿o no?).

Merkel, ¡vení a darnos una mano!

La cuarentena indefinida no puede continuar en Mendoza. La montaña nos espera y el vino se pica en la damajuana. Además de ser inconstitucional ya le dimos el tiempo al gobierno para acondicionar al atención sanitaria. Era un préstamo. No le regalamos nuestros derechos. ¡Los tienen que devolver!

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