Servicios funerarios: la industria tabú de la que nadie quiere hablar
Cada 17 de marzo se celebra en Argentina el Día del Funebrero, del embalsamador y del sepulturero, oficios que nadie quiere cruzarse pero que son imprescindibles para la sociedad.
La industria funeraria es un rubro que nadie quiere tener presente en su vida pero que lamentablemente está presente en el día a día. Alberto Gómez, integrante de Alarcón Funeraria ubicada en Patricios 36 de Luján de Cuyo, habló con Gabriel Conte, Ana Belén Martínez y Ariel Fernández Lavilla en "Tenés que saberlo", por Radio Post 92.1, y contó cómo se trabaja en una empresa funeraria.
"Por lo general las empresas fúnebres son herencias familiares, son familias tradicionales de Mendoza que se encargan de esta actividad y que seamos impolutos o que se demuestre la insensibilidad ante estas situaciones que si las sentimos hace a la trayectoria de años de trabajo que nosotros venimos elaborando cómo actuar ante las familias y poderlos contener y asistir en momentos tan difíciles como es la pérdida de un familiar o ser querido", contó Gómez.
Además, señaló que cada evento y cada servicio es diferente: "Nada ya nos sorprende con más de 100 años de trayectoria que tiene nuestra empresa, pero si estamos preparados para responder ante cualquier situación que revista diferentes tipos de complejidad", explicó, además de marcar que el embalsamamiento es más frecuente de lo que se podría imaginar: "No es embalsamar, sino es un tratamiento alternativo que se llama tanatopraxia, que es la preparación y conservación del cuerpo para que se demore la descomposición del mismo. Esto genera que la familia tenga una imagen más positiva del fallecido e incluso para cumplir con los requerimientos de traslados nacionales e internacionales. Tiene muchos beneficios".
Gómez comentó que el servicio de sepelio ha ido teniendo cambios a lo largo del tiempo y que hoy son más acotados: "La gente misma pide que sean menos horas incluso. El velatorio es a raíz de la catalepsia: siglos atrás se velaban días porque se temía de este evento. Hoy en día, con los diagnósticos médicos y la ciencia como ha evolucionado, se descarta de primer plano. No quiere decir que no vaya a suceder, pero no es como siglos atrás. A nosotros nos sirve que la gente no pierda la costumbre porque es una actividad que se forma en base a las necesidades de las personas. Contamos con estructuras e infraestructuras para ofrecer este servicio velatorio. Nosotros apostamos que la gente siga velando, siga velando porque es necesario para la familia, es necesario hacer un duelo. Nosotros en nuestra actividad queremos que no se pierda la costumbre del velatorio porque la gente lamentablemente lo está descartando".
En esa línea, explicó que muchas veces se ven conflictos en las familias entre miembros de diferentes generaciones sobresi realizar o no velorio: "Vemos familias donde la gente mayor apuesta al servicio velatorio y los hijos o los nietos no quieren. Vemos que se confrontan incluso en la misma familia la generación anterior, que sigue apostando al velatorio y necesita incursionar en la primera instancia del duelo, y las nuevas generaciones que desisten".
Además, comentó que la pandemia efectuó un quiebre en la costumbre: "La gente ya asume que el velatorio incluso llega a ser innecesario. O sea, quieren trasladar a la persona desde el lugar del fallecimiento al destino final, que puede ser cementerio municipal, cementerio parque o cremación".
Por otro lado comentó que en las empresas tienen personal asignado a cada tarea: "Tenemos personal de traslado, personal de atención, mozos que atienden la sala, choferes y personas que se dedican a trabajar con los fallecidos para darle mejor imagen. El maquillaje es una rama del arte funerario que es tanatoestética: tenemos tanatopraxia, que es la preparación del cuerpo y la conservación del mismo, y después hay otra rama que es la tanatoestética que es el maquillaje y los detalles más finos".
Además, comentó que el servicio varía según lo que solicita la familia y que incluso en algunos casos se dan velorios temáticos y de varios días: "Acá en Luján de Cuyo tenemos gente muy tradicionalista, que en los servicios funerarios ponen folclore por lo general y comparten momentos de encuentro con el entorno, que comparte este tipo de actividades. Nosotros atendemos zonas de Luján donde hay una amplia población de gente oriunda de Bolivia y suelen velar hasta 4 o 5 días. Ahí hay que preparar el cuerpo, tenemos la posibilidad de ofrecer este servicio, la gente lo requiere y le brindamos la calidad del servicio como debe de ser, con el cuerpo preparado para que pueda durar el tiempo que sea necesario, de acuerdo a cada necesidad familiar".
Gómez comentó que para realizar tanatopraxia y tanatoestética es necesario realizar capacitaciones con especialistas y respetar todas las normas de bioseguridad necesarias y que la gente lo primero que pregunta es si tiene algún tipo de cobertura para poder evitar el pago: "La familia siempre nos pregunta si nosotros podemos indagar si tienen alguna prestación a través de la parte previsional, la parte laboral, para evitar pagar un servicio sepelio porque los servicios nunca han sido nada baratos. La gente lo primero que pregunta es si tiene algún seguro de sepelio, si por su actividad laboral lo cubre. Si no, pasamos ya a la segunda instancia donde se convierte en un servicio particular y tiene que afrontar la familia el servicio de manera onerosa. Los servicios que nosotros trabajamos se amoldan a cada presupuesto familiar".
Finalmente, comentó que nunca han tenido alguna experiencia extraña o sobrenatural y manifestó que lo más importante dentro de la industria es la solemnidad y el respeto: "Cuando se trabaja se trata de hacerlo de la manera más solemne y más respetuosa para hacer bien nuestro trabajo. Nuestro trabajo es distinto a cada trabajo y cada trabajo es distinto a cualquier otro. Se trata sobre todo de no perder los principios", concluyó.