Opinión

Barrabravas y jubilados: ¿manipulación política o solidaridad genuina?

El criminólogo Eduardo Muñoz expone las dudas respecto a la legítima solidaridad de grupos barrabravas con los reclamos justos de los jubilados.

Eduardo Muñoz
Criminólogo y Criminalista. Especialista en Criminología Aplicada a la Seguridad. Consultor en Seguridad Integral y Riesgos. Analista Criminal @educriminologo

Las recientes movilizaciones en defensa de los jubilados han contado con la presencia de un actor que, en principio, parece fuera de contexto: las barras bravas del fútbol. Estos grupos, conocidos por su papel en el crimen organizado, la violencia y su relación con el poder político, han sido protagonistas en una causa social que, en teoría, no es parte de su agenda. 

¿Por qué las barras bravas y no otras organizaciones? 

¿A quién responden realmente? ¿Se trata de una muestra de solidaridad genuina o de un movimiento con intereses ocultos?

¿Justicia social o intereses políticos?

La participación de las barras bravas en estas marchas no es casualidad ni un gesto espontáneo de compromiso social. Históricamente, estos grupos han sido utilizados como fuerzas de choque al servicio de intereses políticos y económicos. 

Su capacidad de movilización, disciplina interna y tendencia a la violencia los convierten en una herramienta útil para ciertos sectores del poder. En este contexto, su presencia en la marcha de los jubilados podría responder a la necesidad de generar impacto mediático, presión social o incluso desviar la atención de otros problemas. 

¿Quién mueve los hilos?

Las barras bravas no operan de manera autónoma. En su estructura, suelen responder a dirigentes políticos, empresarios o incluso sectores dentro de los propios clubes de fútbol que los financian. En las manifestaciones, su función puede ser variada: desde reforzar el número de asistentes hasta generar intimidación frente a opositores o las fuerzas de seguridad. La pregunta clave es:

¿quién se beneficia de su presencia en estas marchas? ¿Es realmente una causa justa o un montaje con intereses ocultos? En muchos casos, la relación entre las barras y ciertos actores políticos está documentada, lo que refuerza la idea de una participación no desinteresada.

El uso de la identidad del fútbol como escudo

El fútbol, como fenómeno social, tiene un poder simbólico inmenso. La identidad de los clubes, con su arraigo popular y su conexión emocional con la gente, se convierte en un escudo legitimador para causas que, de otra forma, serían vistas con sospecha. Cuando una barra brava se presenta bajo los colores de su equipo en una manifestación, genera un efecto de identificación que trasciende lo político y lo económico. Sin embargo, esta estrategia también sirve para enmascarar prácticas ilegales y desdibujar los verdaderos propósitos detrás de la movilización. 

Maradona y la frase que legitima

En 1992, Diego Maradona pronunció una frase que se ha convertido en un lema para estos sectores: "Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados". Usar esta declaración como bandera parece otorgarles una causa noble y justa. Pero, ¿es realmente así? Más allá del simbolismo de la frase, la realidad muestra que la relación entre las barras bravas y las luchas sociales es, en el mejor de los casos, ambigua. La reivindicación de los jubilados puede ser un discurso funcional para ocultar las conexiones de estos grupos con el poder y justificar su accionar en la esfera pública. En este sentido, resulta clave preguntarse si Maradona, con su carácter contestatario, habría respaldado la utilización de su frase en este contexto o si simplemente se trata de una apropiación interesada de su legado.

¿Aliados de la causa o herramientas de manipulación?

Las barras bravas no son una ONG solidaria. Su accionar ha estado históricamente ligado al delito, la violencia y la extorsión. Su participación en la marcha de los jubilados plantea más preguntas que respuestas: ¿buscan justicia o solo están cumpliendo un rol dentro de una estrategia más amplia? 

¿Son aliados de la causa o una herramienta de manipulación? Lo cierto es que, mientras su accionar siga respondiendo a intereses ocultos, la línea entre la lucha social y la conveniencia política seguirá siendo difusa. La sociedad debe mantenerse crítica y cuestionar quién está realmente detrás de cada movilización y con qué propósito.