Crónicas evitables

El silencio de los inocentes

En el juicio por los bebés muertos en un servicio de neonatología de Córdoba ha sido invisibilizado otro aspecto del caso.

Isabel Bohorquez

"(...) Vamos hacia los árboles, el alma

adormecida de perfume agreste.

Pero calla, no hables, sé piadoso;

No despiertes los pájaros que duermen."

(Alfonsina Storni, Paz, 1916)

Por estos días se está llevando a cabo el juicio por la muerte de los bebés en el hospital Neonatal de Córdoba, que sucedieron durante los meses de marzo a junio del año 2022.

Pronto se cumplirán tres años de aquellas tragedias...hay once personas imputadas entre funcionarios, hasta un ex ministro, además de la enfermera Brenda Agüero, acusada de ser la autora material.

Sin embargo, no escribo estas palabras pensando en realizar una crónica de los sucesos ni siquiera especulando en dilucidar si Brenda Agüero es verdaderamente culpable o no.

Escribo porque me siento en la necesidad de poner la atención en lo que parece invisibilizado a cualquier costo.

Mientras los medios periodísticos, en general, se distraen con los pormenores del juicio, las instituciones de salud pública deben seguir con sus puertas abiertas, asistiendo partos, heridos, enfermedades, etc. y casi siempre en un contexto de gran intemperie.

La pata floja de la mesa es la misma: invertimos menos de lo que realmente se debería, los profesionales de la salud trabajan en su gran mayoría bajo condiciones de gran exigencia, con pocos o nulos elementos, en espacios poco adecuados o por lo menos poco actualizados en su equipamiento, incluso calamitosos más de una vez.

Y por eso mismo, no puedo dejar de pensar que la soga se corta por el lado más débil.

¿Cómo sería un servicio neonatal público que tuviera una cobertura óptima, tecnología de punta, monitoreo 24 horas con cámaras y seguimiento de indicadores vitales completamente digitalizados?

¿Cómo podría ser un espacio de salud pública que tenga los insumos necesarios, el personal adecuado en forma completa y bajo condiciones de trabajo de excelencia?

¿Parece una quimera pensar que una institución pública que procura tan luego la salud de las personas, pueda estar en esas condiciones?

Quiero imaginar que un servicio de neonatología en las condiciones ideales (y posibles en pleno siglo veintiuno) daría menos margen de error a cualquier profesional y menos chances de acción dañina a las almas oscuras.

Hoy hay una larga lista de personas declarando en un juicio que busca saber la verdad, ya que el daño es irreparable, y me pregunto cuáles de los profesionales acusados han dejado el aliento en su labor y en este momento están siendo juzgados por un sistema hipócrita y perverso, donde prima la demagogia de gobiernos sucediéndose siempre con el mismo discurso de hacer las cosas para la gente y luego dejando en el abandono lo que no sale en la foto inaugural o en la publicidad de campaña.

Tenemos una deuda como sociedad con la salud pública y eso implica entre otras cosas que el Estado debe ser responsable y consciente de su labor sin esquives ni disimulos.

Las muertes de los bebés, más allá de la causa y motivación espantosa, puso en evidencia que la dinámica política tira siempre para el lado de la justificación y el silenciamiento, costumbre que "baja" como orden explícita, más de una vez, a sus cuadros de funcionariado.

Entonces, el dilema suele presentarse para quien asuma alguna tarea jerárquica: ¿trabajar para hacer bien las cosas o trabajar para que las cosas se vean bien?

Tengo presente que este juicio es más que nada expresión de la lucha de los padres que perdieron a sus hijitos. Sin esa fuerza, quizá hoy no habría nada más que olvido.

Ojalá esta vez, el juicio sea ejemplificador, sea genuinamente esclarecedor, nos deje alguna lección sobre la responsabilidad ética de los funcionarios y nos refresque la siempre vigente demanda de los profesionales de la salud por un mejoramiento de las condiciones de trabajo que implica por supuesto, mejores condiciones de atención y de servicio, sin el fantasma del ajuste golpeando la puerta.

Por todos nosotros que nos debemos una sociedad mejor.

Por los profesionales que hacen su labor noblemente, que son tantos...

Por la memoria de esos bebés a quienes recién llegados, se le precipitó el paso a la partida injustamente y como dice el poeta inmenso Pablo Neruda, "socavan el horizonte con su ausencia."