SALUD

¿Cómo cuidarnos de un golpe de calor?

Frente a un verano de temperaturas elevadas, es importante tener en cuenta las recomendaciones para estar protegidos frente a un golpe de calor. Los síntomas y lo que hay que tener en cuenta.

La ola de calor es un estado del tiempo con altas temperaturas y alta humedad, que abarca grandes zonas del país y que persiste durante varios días sucesivos, por lo cual el Ministerio de Salud de la Nación recomienda especial cuidado con adultos mayores, bebés, niños hasta 5 años, personas embarazadas y en lactancia, personas con alguna enfermedad crónica o con sobrepeso, personas expuestas al calor en su ambiente laboral y quienes viven en situación de calle.

"Cuando hace mucho calor, el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y esta puede elevarse a más de 37°C debido a la deshidratación, la disminución de la sudoración y el desajuste del centro cerebral encargado de controlar la temperatura corporal. En esta situación, se produce el agotamiento por calor y, si persiste, puede evolucionar a un problema más grave conocido como golpe de calor", explicó la Dra. Valeria El Haj.

Es importante considerar las alertas tempranas del sistema meteorológico y este sistema tiene una clasificación de niveles ascendentes o de colores:

- Verde: no hay peligro para la salud de la población.

- Amarillo: estos días pueden ser peligrosos para los grupos de riesgo como los bebés, niños pequeños y las personas mayores de 65 años.

- Naranja: estos días se recomienda no realizar deportes ni actividad física al aire libre.

- Rojo: son situaciones excepcionales y puede afectar a todas las personas.

"Quienes tienen mayor riesgo de presentar golpes de calor son los menores de 5 años y, más aún, los niños menores de 1 año, los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas que pueden ser cardíacas, renales, mentales o neurológicas y otras personas con fiebre por otra causa o diarrea, personas que presentan obesidad o desnutrición y quiénes tienen la piel quemada por el sol", aseguró especialista.

Recomendaciones

- Los niños deben permanecer en lugares frescos, bien ventilados, vestidos con ropas claras, holgadas, livianas y, preferentemente de algodón.

- Ofrecer líquidos constantemente (agua o jugos naturales) aún sin sed, y evitar las bebidas azucaradas.

- Durante el período de lactancia, se puede aumentar la frecuencia de las tomas.

- Ingerir frutas y verduras, y evitar comidas calóricas y abundantes.

- Evitar exposición al sol en el horario de 10 a 17. No exponer al sol niños menores de 1 año.

- No realizar deportes o actividad física al aire libre los días de mucho calor.

- Si por algún motivo debe permanecer al aire libre, es necesaria la protección con gorros y cubierto el cuerpo con ropa de mangas y pantalones largos.

- Aplicar protectores solares de amplio espectro contra rayos UVA/UVB media hora antes de la exposición y renovar cada 2 H.

- Utilizar protectores solares aún en días nublados.

- Tomar baños o refrescarse con agua varias veces al día.

- Cuidar los alimentos, evitando que no hayan perdido cadena de frío, verduras lavadas y carnes bien cocidas.

- Nunca permanezca con los niños, ni los deje solos dentro de un vehículo estacionado y cerrado.

Síntomas en niños

- Fiebre alta: temperatura corporal superior a 39°C sin signos de infección.

- Piel caliente: inicialmente húmeda por sudoración, pero puede volverse seca en etapas avanzadas.

- Llanto inconsolable o irritabilidad: especialmente en bebés y niños pequeños.

- Somnolencia o debilidad: pueden estar muy cansados o apáticos.

- Dolor de cabeza o mareos: aunque los más pequeños pueden manifestarlo con llanto o incomodidad.

- Náuseas o vómitos.

- Respiración rápida y superficial.

- Confusión: dificultad para responder o reaccionar.

- Convulsiones o pérdida de conciencia: en casos graves.

- El llanto, la irritabilidad o los cambios de comportamiento son signos de alarma.

Síntomas en adultos mayores

- Confusión o desorientación: uno de los signos más comunes y a menudo el primero en manifestarse.

- Somnolencia o letargo: pueden parecer excesivamente cansados o con poca energía.

- Fiebre alta: temperatura corporal elevada, superior a 39°C.

- Piel seca y enrojecida: la sudoración puede disminuir significativamente.

- Mareos o sensación de desmayo.

- Dolor de cabeza intenso.

- Náuseas o vómitos.

- Pulso rápido y débil: también puede haber respiración acelerada.

- Pérdida de conciencia: en casos avanzados.

Qué hacer ante una emergencia

- Trasladar a la persona a un lugar fresco y ventilado.

- Hidratar con agua fresca, evitando bebidas azucaradas o muy frías.

- Enfriar su cuerpo con paños húmedos o un baño con agua tibia a fresca.

- Buscar atención médica inmediata si los síntomas son graves o no mejoran.

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