Análisis

Cornejo, entre los desafíos locales, nacionales y la necesidad de resultados

El primer año de Alfredo Cornejo, sus desafíos y proyecciones, en el análisis de Rubén Zavi.

Rubén Zavi
Politólogo y especialista en Comunicación Política

Alfredo Cornejo regresó a la gobernación de Mendoza en diciembre de 2023, convirtiéndose en el primer mandatario provincial en lograr un segundo mandato no consecutivo. Este hito político, que en otro contexto podría haber sido un trampolín hacia un liderazgo consolidado, hoy se enfrenta a realidades económicas y políticas que desafían su gestión.

En un escenario de recursos limitados, relaciones poco claras con el gobierno nacional y una oposición social vigilante, Cornejo debe equilibrar demandas inmediatas, reformas estructurales y los objetivos políticos que marcarán su legado.

El peso de la historia: el desgaste de gobernar en primera persona

La figura de Alfredo Cornejo acumula experiencia y reconocimiento, pero también el inevitable desgaste de ejercer el poder en primera persona. A diferencia de su primera gestión (2015- 2019), marcada por el orden fiscal y el liderazgo de Cambia Mendoza como coalición dominante, este nuevo ciclo presenta desafíos más complejos.

Cornejo es consciente de que su estilo pragmático y verticalista debe convivir con un electorado cambiante, que ha demostrado su simpatía por líderes disruptivos, como Javier Milei, a nivel nacional. Gobernar como un referente de la política tradicional en tiempos de hartazgo social le exige resultados concretos y una lectura precisa del clima político.

El dilema de los recursos: sin apoyo nacional, la minería como desafío

Si hay algo que distingue a esta gestión de la anterior, es la falta de recursos provenientes de Nación. La relación distante con el presidente Milei, aunque no abiertamente hostil, se traduce en menos fondos para políticas públicas de impacto inmediato.

Un Cornejo para andar y desandar

En este contexto, la minería emerge como una carta clave para generar recursos genuinos y transformar la matriz productiva provincial. Sin embargo, este objetivo está lejos de ser sencillo:

 - El antecedente social: Las masivas movilizaciones contra la minería al inicio del mandato de Rodolfo Suarez aún resuenan en la memoria colectiva.

 - La necesidad de consenso: Cornejo debe impulsar un desarrollo minero responsable y sustentable, sin desatar nuevamente la oposición de sectores ambientalistas y ciudadanos.

La minería es, en definitiva, un campo minado político y social, pero también una oportunidad histórica para que Mendoza diversifique su economía.

Relaciones nacionales

Cornejo gobierna Mendoza en soledad política frente al gobierno nacional. Si bien comparte algunas ideas con Javier Milei, como la necesidad de disciplina fiscal, no existe un alineamiento directo entre ambos, a pesar de haber recibido en muchas oportunidades gestos de ministros nacionales y hasta del propio presidente en su última visita a Mendoza. La resistencia de sectores mendocinos del PRO y del Partido Demócrata a "entregar" la provincia a Milei limita al gobernador a generar estrategias electorales sin rispideces.

Por otro lado, su relación con el radicalismo nacional, liderado por Martín Lousteau, también es compleja. Las diferencias en lineamientos ideológicos y estratégicos evidencian las dificultades de Cornejo para insertarse plenamente en un escenario nacional cada vez más polarizado.

Esta ambigüedad política obliga al gobernador a concentrarse en la gestión provincial, dejando en segundo plano las disputas nacionales, al menos por ahora.

El desafío electoral del 2025: sostener la gobernabilidad

El horizonte inmediato de Cornejo tiene una fecha clave: las elecciones legislativas de 2025. La renovación de bancas será una prueba de fuego para su gobierno, que necesita consolidar un bloque legislativo sólido para avanzar en su agenda. Sin embargo, el panorama no es sencillo ya que la coalición Cambia Mendoza ya no tiene la fortaleza de otros años ya que solo tiene el respaldo más firme que proviene del partido Libres del Sur es por ello que Cornejo deberá desplegar una estrategia electoral quirúrgica, que combine gestión, acuerdos políticos y un discurso que conecte con las demandas ciudadanas. El resultado de las legislativas será clave para definir la segunda mitad de su mandato.

La sucesión que se empieza a definir

Aunque todavía restan tres años de gestión, la disputa real por la sucesión ya está en marcha. Ya que en principio tres figuras se perfilan como posibles herederos del proyecto político de Cornejo:

 - Luis Petri: Ministro de Defensa de la Nación, cercano a Milei y con proyección nacional.

 - Tadeo García Zalazar: Ministro clave en el gabinete provincial, con experiencia en gestión y liderazgo político.

 - Ulpiano Suarez: Intendente de la Ciudad de Mendoza, una figura consolidada en el ámbito municipal.

Cornejo debe sostener un equilibrio delicado: evitar mostrar favoritismos mientras asegura la colaboración de cada uno de ellos para garantizar la gobernabilidad provincial y el futuro de su espacio político.

Los desafíos estructurales: seguridad y educación

En el plano local, dos temas dominan la agenda y la preocupación ciudadana:

Seguridad: La lucha contra el delito (en sus diversas formas) exige respuestas concretas y políticas efectivas. La inseguridad generada por múltiples factores económicos y sociales es una de las mayores demandas sociales en Mendoza.

Educación: La provincia enfrenta la necesidad de mejorar la calidad educativa, para garantizar un sistema sólido que permita el desarrollo de las futuras generaciones.

Ambos temas representan desafíos estructurales que no admiten postergación. Los resultados en estas áreas serán determinantes para evaluar el éxito o fracaso de su gestión.

Comunicación, discurso y estrategias

Alfredo Cornejo ha consolidado un estilo discursivo moderado, alejado de las narrativas disruptivas que predominan en el escenario nacional. Este tono es consistente con su perfil de político técnico y experimentado.

Su estrategia comunicacional está orientada a la contención y la gobernabilidad. Cornejo no apela al populismo discursivo, sino a la presentación de datos, gestión y propuestas concretas, con un fuerte énfasis en la estabilidad económica y el orden institucional.

El discurso de Alfredo Cornejo está anclado en la gestión técnica y el realismo político. Es un discurso sobrio, efectivo para un núcleo de votantes racionales y conservadores, pero con el riesgo de no conectar con la emocionalidad de un electorado que busca liderazgos transformadores, que buscan un tono más esperanzador que acompañe el diagnóstico y el realismo una narrativa de futuro clara y motivadora, especialmente en temas como minería, seguridad y educación, un discurso con una estrategia política amplia, que incluya alianzas provinciales y marque una postura firme frente a Nación.

En definitiva, el éxito comunicacional de Cornejo dependerá de su capacidad para equilibrar el pragmatismo técnico con un relato que conecte emocionalmente con una ciudadanía que necesita creer en un futuro mejor para Mendoza.

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