Casa Rosada

Ansioso y empoderado, Javier Milei festeja hoy su primer año de mandato

El hombre que creció defendiéndose del bullying familiar llegó a Presidente y sorprendió a todos. Resiliencia, locura y foco, las claves de una presidencia inédita, que muestra resultados y también padecimientos. Clase política, domesticada. Medios, asustados. Organizaciones civiles, hablando lo mínimo. ¿Viene el modelo Bukele? Escribe Silvia Mercado.

Silvia Mercado
Periodista acreditada en Casa Rosada

Javier Milei volvió el viernes de Montevideo y no pudo con su genio. Al día siguiente, y en forma sorpresiva, echó a la titular de ARCA, Florencia Misrahi. El domingo estuvo en Rosada para acompañar la instalación del pesebre (uno más lindo y mejor ubicado que el que solía poner Alberto Fernández) y bailar y cantar con la Fanfarria de Granaderos. 

Como si fuera poco, tuvo su baño de multitud en la final del Abierto de Polo, donde fue aplaudido por las tribunas. 

El lunes, ya más cansado, decidió quedarse en Olivos y preparar el discurso que hoy grabará a las 17.30 en Rosada, para la transmisión en cadena nacional que se realizará a las 21. A las 18, también en Rosada, empezarán a llegar los invitados para un brindis con los ministros y principales funcionarios del Gobierno.

 El abrazo de Milei con Adolfo Cambiaso, astro del polo mundial.

En realidad, el Presidente empezará su jornada oficial en una actividad privada que realizará en el restaurante central del predio ferial de la Sociedad Rural Argentina, donde se celebrará la reunión de Delegados, Directores y Consejo Federal 2024, que contará con la participación de 400 productores de todo el país, hombres y mujeres que no están contentos con el impacto que las políticas libertarias tienen en su sector. De hecho, vienen reclamando reducción de retenciones, sin conseguirlo, un reclamo que a veces alcanza tonos desesperados, porque dada la poca capacidad de compra de dólar, poco sacan con la exportación de sus productos.

Milei se prepara para una jornada que era inimaginable poco tiempo atrás. Incluso él mismo no lo terminaba de creer, a pesar de todo lo que le decían las encuestas y las fuerzas del cielo que le hablaban a través de distintos dispositivos místicos. En realidad, lo creía, pero no lo terminaba de creer. "Cuando estaba loco, lo creía. Pero cuando se volvía racional, decía que eran fantasías", dijo a Memo un exministro.

Que termine con una cadena nacional es lo más lógico para este hombre que creció defendiéndose del bullying familiar y social y hoy se rìe de los que lo tenían como un "fenómeno barrial" cuando inició su carrera política.

A las 10 está prevista la disertación de Milei y más tarde, a las 14.30, de Luis "Toto" Caputo, una presencia que genera inquietud, ya que los productores lo consideran poco menos que un "enemigo" del campo. No solo no mandó ningún mensaje al campo en medio de las grandes dificultades por las que está pasando, sino que se peleó con un gran productor, que le costó el puesto a Juan Pazo (próximamente titular de ARCA, luego de que se anunció que sería secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería), que había sido elegido por él para el diálogo con la producción.

Desde la Rural, Milei se dirigirá a la Rosada a terminar de preparar el discurso que escribe él mismo, con el aporte que le acerca personal elegido por Santiago Caputo que figura en la plantilla del vocero presidencial Manuel Adorni.

Es probable que participe de la reunión de mesa chica que habitualmente realiza los martes por la mañana. Si está ansioso por la cadena nacional, por el balance que tiene que escribir para hablarle a la población, es muy probable que el encuentro, si se hace, sea sin su participación.

Mañana miércoles, vivirá otro momento autocelebratorio. Será en el programa "La Misa" que conduce el Gordo Dan, Daniel Parisini, en el canal de su propiedad Carajo en el prime time de la TV, de 21 a 23.

¿Pero quién es Milei?

Cuando ganó la Presidencia, los argentinos sabíamos que Javier Milei era un personaje único, distinto a todo lo conocido en política. Pero poco conocíamos de él. Aún la mayoría de los que lo habían votado en las PASO no lo hicieron por sus capacidades, sino para romper todo, aceptando la entrada a una etapa de incertidumbre, donde era mejor cualquier cosa antes que reproducir el sistema que había traído a la Argentina hasta aquí.

A un año de gestión, nadie puede dudar que la mayoría eligió un presidente excéntrico, inteligente, astuto y resiliente, tan raro que gobierna con su hermana, en los hechos una copresidenta que, en principio, lo asiste en lo que más le cuesta: la relación con los otros. Sin ninguna preparación profesional, Karina Milei es una mujer ordenada, racional, discreta, nacida para contener a su hermano dándole seguridad, y tomar cruciales decisiones de gobierno, siempre desde atrás. Hoy es la presidenta del partido nacional LLA, y si la situación electoral en la provincia de Buenos Aires no es buena, hasta puede ser candidata testimonial.

- "Sería un papelón que apele a la misma estrategia de Néstor y sus candidatos testimoniales", comentó un periodista a un funcionario.

- "La licencia social que tiene el Presidente roza lo infinito".

Nada sabíamos de ella, pero mucho menos de los talentos de Milei. Se conocía su gusto por los debates agresivos, por esa violencia discursiva que empezó a hacer juego con la ira social, cada vez más hastiada con el relato de un estado presente solo para los amigos del Estado. Cuando aplastó en la segunda vuelta a un experto político como es Sergio Massa, quedó claro que la sociedad esperaba cualquier cosa, menos continuar por el mismo camino. Y depositó en Milei esa esperanza habitual con lo nuevo, como fue Mauricio Macri en el 2015, Néstor Kirchner en el 2003, Carlos Menem en el 1989 o incluso la Alianza en 1999.

Los primeros pasos del candidato de LLA fueron tortuosos. Quería ir por lo más, pero obtenía lo menos. Día a día, se acrecentaban las críticas de los expertos a la gestión, de los economistas a la falta de plan, de los periodistas al poco respeto a la libertad de expresión. La gente, sin embargo, bancaba. Hasta que las encuestas empezaron a mostrar una caída de la confianza.

En esos meses de julio, agosto, septiembre, temió lo peor. Pero no aflojó. Fue en ese duro trimestre que empezaron a verse los talentos de Milei. Su seguridad en el objetivo de convertirse en faro global del cambio cultural, su inteligencia, su capacidad de flexibilizarse cuando era necesario para volver -otra vez- a sus convicciones profundas, su infinita habilidad para aprender, su destreza para poner foco y quedarse ahí, ignorando las críticas, aunque siempre registrándolas. Jamás olvidando.

Al cumplirse un año, el 52.3% de la encuesta nacional realizada por CB Consultores aprueba mucho (37.8% o aprueba algo 14.7%) al gobierno nacional. En tanto, 46.5% desaprueba mucho (39.7%) o desaprueba algo (6.8%). Es mucho más de lo que nadie hubiera imaginado un año atrás.

La violencia en la discusión política es hoy un gran tema de preocupación, llegando al 68.2% que considera que aumentó mucho (44.4%) o algo (17.2%). ¿Será eso lo que lo tiene ansioso, enojado, necesitado de más respaldo? Es la tesis de algunas fuentes secundarias en la Casa Rosada, que creen que Karina le armó un baile con la fanfarria de los Granaderos en la explanada para que pueda cantar su versión libertaria del tema de La Renga, Panic Show, para levantarle el ánimo.

Los medios internacionales lo admiran, las encuestas le sonríen, pero nada le alcanza. Sufre en lo más hondo de su corazón las críticas de diputados y senadores de lo que se llama "oposición dialoguista", de los periodistas y medios que no se le domestican, de las organizaciones civiles que abogan por una justicia independiente y una calidad democrática que empieza a lesionarse. Le molestan los acuerdos, las negociaciones, las conversaciones diplomáticas. Trabaja con denuedo para evitar que se conozca su intimidad, corre a los periodistas de sus actividades, evita fotos de fotógrafos que no sean propios, tacha invitados a los más diversos eventos a cambio de asistir. Quizás imagina un mundo de emperadores, de Bukeles, de Orbans, de ese Trump que tuvo su pico de aval popular en las encuestas cuando sus fanáticos tomaron el Capitolio.

La pregunta que muchos empiezan a hacerse es si la sociedad argentina tolerará ese giro, si está dispuesta a esperar que la economía derrame en sus hogares a cambio de perder la democracia.

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