Día del Médico: 3 de diciembre

El Dr. Eduardo Da Viá recuerda el Día del Médico.

Eduardo Da Viá

Estamos en las proximidades de este día tan importante no solo para los profesionales médicos, sino y por sobre todo para la Medicina. El sabio cubano Carlos Juan Finlay Barrés nació precisamente el 3 de diciembre de 1833 en la ciudad de Camagüey, Cuba. Estudió medicina en su país natal, en Alemania, Francia e Inglaterra, llegando a hablar todos esos idiomas.

Descubrió y describió la importancia del vector biológico de la transmisión de enfermedades por agentes biológicos, aplicándola a la fiebre amarilla, transmitida por la hembra fecundada del mosquito Aedes aegypti. A pesar de haber demostrado que la fiebre amarilla se transmite por un vector, el mosquito hembra de Aedes aegypti, y de que lo nominaron en siete ocasiones para el Premio Nobel de Medicina, nunca recibió ese reconocimiento.

Presentó su teoría el 18 de febrero de 1881 en la V Conferencia Sanitaria Internacional en Washington D. C.7 (International Sanitary Conference), donde no fue bien recibida su propuesta, la cual fue vista con desdén, incredulidad y burla. Un año más tarde Finlay identificó al mosquito del género Aedes como el organismo transmisor de la fiebre amarilla. Su teoría fue seguida por las recomendaciones de control en la población del mosquito y fue así como pudo controlarse la diseminación de la enfermedad.

Su hipótesis y sus pruebas exhaustivas fueron confirmadas cerca de veinte años después, por la Walter Reed Commission de 1900.

En las palabras del general Leonard Wood, un médico militar estadounidense, gobernador de Cuba en 1900: «La confirmación del Dr. Finlay es considerada como el paso adelante más importante efectuado en la ciencia médica desde el descubrimiento de Jenner para la vacunación.


Hoy la ciencia médica y en especial la microbiología y la entomología han avanzado en forma sustancial, a tal punto que son ya numerosos los agentes transmisores conocidos y las enfermedades transmitidas por los mismos. A los efectos ilustrativos reproduzco a continuación una publicación de LA OMS.

Aclaro que, a mi juicio, la OMS tal cual ocurre con la ONU, es una sociedad altamente burocratizada, con 194 países miembros y dividida en seis regiones con miles de agentes trabajando en oficinas y muy pocos agentes de campo.

El resultado es que termina siendo consejera pero que no participa activamente en la luchas de las epidemias, endemias y pandemias, por ello es absolutamente necesario que todos y cada uno tomemos conciencia de los riesgos que corremos ante la presencia de vectores en nuestro medio y colaborar activamente en la eliminación de los mismos sin esperar a que lo hagan miembros de la OMS. En Mendoza por ejemplo es imprescindible no darle cabida a la reproducción del mosquito transmisor del Dengue, el tristemente famoso Aedes aegypti, dado que tenemos casos autóctonos.

El mosquito requiere agua estancada para su ciclo biológico, las larvas una vez eclosionadas requieren aire atmosférico de tal forma que se asoman a la superficie del charco y respiran. De no poder eliminar el agua contaminada es sumamente útil volcar gasoil que rápidamente se expande en superficie formando una capa mono molecular, es decir sumamente delgada que les impide respirar a las larvas con lo cual se interrumpe el ciclo.

Esto es tarea de todos y es hora de que los argentinos tomemos conciencia de las acciones que debemos realizar en defensa de nuestra propia salud, sin necesidad de ayuda por terceros.

En defensa de la salud de los mendocinos y de todos los foráneos, nacionales o extranjeros, que nos visitan.  

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