Análisis

La responsabilidad ética en democracia del discurso político: el Gordo Dan y "Las Fuerzas del Cielo"

El análisis de Ruben Zavi, consultor político. Licenciado en Ciencia Política y Administración Pública. Especialista en comunicación Política.

Rubén Zavi
Politólogo y especialista en Comunicación Política

El reciente surgimiento de Las Fuerzas del Cielo, encabezado por el influencer Gordo Dan como el "brazo armado" de Javier Milei, ha desatado un debate sobre la ética en el discurso político y la responsabilidad de quienes ocupan un rol público en la era de las redes sociales. 

Este episodio, que rápidamente se viralizó, exige una reflexión profunda sobre los efectos de la comunicación política contemporánea, donde las palabras tienen el poder de generar conflictos, pero también de construir realidades.

La comunicación política en la era de las redes sociales

Hoy más que nunca, el acceso a grandes audiencias es más fácil gracias a las redes sociales. Plataformas como Twitter, Instagram y X (anteriormente conocida como Twitter) permiten a figuras como Gordo Dan llegar a millones de personas con un solo mensaje. La facilidad para viralizar contenido, tanto positivo como negativo, es un fenómeno que redefine la dinámica de la comunicación política. De acuerdo con Ismael Crespo y Moreno, en su libro "Los nuevos efectos de la comunicación política", la expansión de las redes sociales ha democratizado el acceso a la información, pero también ha amplificado los riesgos asociados a la difusión de discursos polarizantes y radicales.

Las redes sociales son ahora el principal canal por el cual millones de personas se informan, opinan y se movilizan. En este contexto, la responsabilidad de quienes tienen una audiencia amplia, como el caso de Gordo Dan, es aún mayor. Las plataformas digitales, aunque facilitan la difusión de ideas, no siempre aseguran la veracidad de los mensajes ni fomentan el análisis reflexivo. Como señala Crespo, la viralidad es la "publicidad más fácil de la historia", lo que hace que discursos provocativos y polémicos tengan un alcance sin precedentes. La frase "brazo armado" lanzada por Gordo Dan no solo encontró eco en sus seguidores, sino que fue amplificada por la oposición y los medios, generando una controversia que mantuvo el tema en la agenda política durante días.

El impacto de la viralidad y la responsabilidad ética

La facilidad para llegar a más personas genera una nueva dimensión en la responsabilidad ética de los líderes y comunicadores. El impacto de un discurso político hoy no se limita a los círculos tradicionales de poder, sino que puede extenderse a todos los rincones de la sociedad en cuestión de minutos. En este caso, el uso de términos como "brazo armado" y la convocatoria a una lucha en defensa de valores nacionales pueden ser interpretados como incitación a la confrontación. Esto puede ser extremadamente peligroso en un contexto como el argentino, donde las divisiones sociales y políticas ya son profundas.

Las palabras, cuando son usadas de manera irresponsable, tienen la capacidad de aumentar la polarización, y, pueden generar un clima de desconfianza y violencia. 

Fanáticos y exaltados, en beneficio sectario

Es fundamental que los actores políticos y sus voceros no solo busquen movilizar emocionalmente a sus bases, sino que también se comprometan con la construcción de un discurso que fortalezca los valores democráticos. Este tipo de lenguaje polarizante y confrontativo, a menudo alimentado por las redes sociales, no solo dificulta el diálogo entre diferentes sectores de la sociedad, sino que puede contribuir a la fragmentación del tejido social.

El reto de la ética y la consolidación democrática

Los discursos polarizantes también tienen un costo para la consolidación democrática. Como señala Diego Pablo Pando en sus estudios sobre gobierno abierto y comunicación política, un discurso ético en el ámbito político debe estar orientado a promover el consenso, la unidad y el respeto por la diversidad de opiniones. Los políticos, especialmente aquellos que gobiernan a nivel nacional, tienen la obligación de utilizar sus plataformas para fomentar el diálogo y la inclusión, no para avivar las llamas de la división.

Al ser parte del gobierno nacional, Javier Milei y sus aliados tienen una responsabilidad ética aún mayor, dado que sus discursos no solo movilizan a sus seguidores, sino que también deben ser los garantes de un espacio público saludable y democrático. Este tipo de discurso, aunque efectivo en términos de movilización política, pone en riesgo la estabilidad democrática si se lleva al extremo.

¿Qué debemos esperar de los influencers políticos?

El caso de Gordo Dan y Las Fuerzas del Cielo subraya una tendencia en la política contemporánea: la intersección entre los nuevos medios de comunicación y la política tradicional. Aunque las redes sociales han permitido que nuevas voces se inserten en el debate político, también han creado un espacio donde la responsabilidad ética se diluye, y las consecuencias de un discurso irresponsable pueden ser mucho mayores.

La ética en la comunicación política debe ser una prioridad, especialmente cuando el impacto de las palabras llega a tantas personas de forma instantánea.

Los líderes, influencers y figuras públicas tienen una responsabilidad que va más allá de simplemente atraer a una audiencia. Deben ser conscientes de que sus mensajes no solo construyen identidades políticas, sino también pueden poner en peligro el tejido social si se utilizan de manera irresponsable. La consolidación de la democracia depende de la capacidad de los actores políticos de mantener una comunicación inclusiva, responsable y ética.

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