Qué opina la comunidad educativa de Mendoza sobre el uso del celular en clases
La DGE realizó una consulta entre 2.261 docentes, 10.405 estudiantes y 7.018 familias de toda la provincia, y mostró que el teléfono es considerado como una herramienta de valor educativo y no debería ser prohibido su uso en el aula, sino ordenarlo.
La presencia del uso de celular en las aulas sigue siendo materia de controversia para educadores y padres; de hecho, hace pocas semanas el Gobierno porteño prohibió el uso de los mismos en clases y se generó una gran polémica. En ese contexto, la Dirección General de Escuelas (DGE) realizó una encuesta para conocer la opinión de padres, docentes y estudiantes.
La consulta alcanzó a 2.261 docentes, 10.405 estudiantes y 7.018 familias de toda la provincia, y mostró que, para los mendocinos, el teléfono es una herramienta de valor educativo y no debería ser prohibido su uso en el aula, sino ordenarlo.
Basándose en los datos de la encuesta, el departamento de Educación ha progresado en la creación de una guía para docentes. La meta es que cada centro educativo desarrolle su manual de uso pedagógico y defina sus propias normas de convivencia, así como la modalidad y el tiempo de utilización.
Los datos de la encuesta
El 56,4% de los docentes consultados considera necesario que los estudiantes tengan un celular en las aulas; 38,3% cree lo contrario, mientras que el 5,3% restante no expuso una opinión al respecto. Por su parte, el 94,4% coincidió en un punto: establecer normas para su uso en las aulas.
Mientras tanto, el 79% considera que es una herramienta pedagógica. En esta línea, quienes emplean el celular con sus estudiantes indican que lo utilizan principalmente para: realizar actividades o trabajos mediante el uso de fotos o videos, buscar información, leer documentos digitales en clase, investigar en Internet y colaborar con sus compañeros.
Los estudiantes y su relación con el celular
La encuesta alcanzó a 10.405 estudiantes de 50 escuelas secundarias de Mendoza, incluyendo orientadas y técnicas, tanto estatales como privadas.
De ellos, el 95.7% usa teléfono celular y el 80% lleva el dispositivo al colegio. Las plataformas más populares entre los estudiantes son WhatsApp (95%), Instagram (84%) y TikTok (80%), siendo la tarde y la noche los períodos de mayor uso.
El 66% de los encuestados afirma utilizar el celular en clase para realizar tareas, consultar la hora, buscar información o leer y enviar mensajes.
Respecto a la relación con sus celulares, el 83% de los jóvenes lleva el teléfono a todas partes y el 33% lo mantiene encendido las 24 horas del día. El 68% usa su teléfono al menos 3 horas diarias durante la semana, incrementándose este tiempo durante los fines de semana.
Qué permiten los padres
Se ha detectado una predominante participación de las madres en las actividades y requerimientos escolares, con aproximadamente el 90% de las respuestas de esta muestra suministradas por ellas. Un 96,1% confirma que sus hijos utilizan celular y casi la totalidad (95%) posee un teléfono propio.
Respecto a la edad en la que los hijos comenzaron a utilizar el dispositivo, el 67,5% indicó que fue entre los 10 y 13 años.
Sobre el uso del celular antes de dormir, el 65,7% permite esta práctica. Adicionalmente, el 46,4% opina que sus hijos pierden horas de sueño debido a la conexión. El 58% menciona que los momentos familiares son ocasionalmente interrumpidos por el uso del celular.
Qué hacen los chicos con el celular y qué les preocupa
De acuerdo con los datos recabados, el promedio de tiempo frente a pantallas es de entre 3 y 5 horas diarias durante la semana, aumentando durante el fin de semana.
Es preocupante que el 45% de los estudiantes reconozca haber perdido horas de sueño por el uso de pantallas y que el 59% revise su teléfono incluso cuando no recibe notificaciones.
En cuanto a las apuestas en línea y los juegos de azar, el 82% de las familias percibe riesgos en estas actividades, aunque el 79% de los jóvenes asegura no haber participado nunca y solo un 2% lo hace con regularidad.
Además, los estudiantes consideran que los principales riesgos son las estafas, la pérdida de dinero y el hackeo, seguidos por la adicción al juego, el robo de información y la exposición a virus informáticos.