¿Estados Unidos está en declive?

Gabriela Calderón de Burgos dice que si nos enfocamos en su política y sus élites, Estados Unidos parece estar en declive, pero si miramos su desempeño económico veremos que todavía reina la economía estadounidense.

Gabriela Calderón de Burgos
Fellow en Estudios Latinoamericanos, editora de ElCato.org, y columnista de El Universo (Ecuador).

Abundan en la prensa comentarios acerca del declive de Estados Unidos. Si nos enfocamos en la política y en las élites, vemos un preocupante consenso antiliberal que abraza desde el proteccionismo, hasta la política industrial, los controles de precios, e incluso la censura. Pero en el panorama mundial, esto es, comparada con otras economías, la estadounidense todavía reina.

El FMI reportó que se proyecta que la economía de Estados Unidos crezca 2,5% durante el cuarto trimestre del año, más rápido que el Grupo de las Siete economías avanzadas. Las inversiones han inundado la economía durante los últimos años y esto ha derivado en aumentos en la productividad, el principal ingrediente para lograr un crecimiento sostenido a largo plazo.

Según el FMI, la formación bruta de capital fijo -una medida amplia de las inversiones- aumentará 4,5% este año en relación con 2023, un crecimiento que triplica aquel de las otras economías avanzadas. En el periodo 2016-2025 el FMI estima que las inversiones en Estados Unidos habrán aumentado un 3,3% mientras que solo 2,3% en el resto de las economías avanzadas.

La revista The Economist publicó recientemente un reporte donde también señala el desempeño superior de la economía estadounidense. En 1990 constituía dos quintos del PIB del G7, hoy constituye casi la mitad. En términos de ingreso per cápita, el estadounidense promedio hoy goza de un ingreso que supera en un 40% al de los europeos occidentales y canadienses y en un 60% al de los japoneses.

The Economist señala un aumento del 70% de la productividad laboral en Estados Unidos desde 1990, muy por delante de los aumentos registrados en otros lugares: 29% en Europa, 46% en Gran Bretaña y 25% en Japón.

Entre los factores que explican el dinamismo de la economía estadounidense, la revista señala un mercado laboral flexible. Otro es la revolución energética producto de la fracturación hidráulica. The Economist considera que he aquí también una ilustración del capitalismo estadounidense: "A diferencia de muchos otros países, Estados Unidos permite a los particulares poseer los minerales que se encuentran bajo sus tierras. Esto animó a cientos de empresas, grandes y pequeñas, a entrar en el negocio del esquisto bituminoso y, a medida que perforaban más pozos, se hacían una mejor idea de dónde se encontraban las reservas más ricas. Este fue un factor diferenciador importante entre Estados Unidos y los países en los que las grandes compañías petroleras nacionales se movían con más tibieza".

El reporte de The Economist también señala que continúa el reinado del dólar. Los economistas han estimado que los flujos comerciales que involucran al menos una nación rica pero no a China constituyen el 75% del total global. Es difícil creer que estos países de primer mundo se cambiarían al yuan, siendo ellos casi todos aliados de Estados Unidos. Y del 25% restante, tres cuartas partes de los flujos se realizan entre mercados emergentes, excluyendo a China. Cambiar estos flujos al yuan es complicado considerando los riesgos en a una economía con controles de capitales, instituciones débiles y derechos de propiedad sumamente frágiles.

Así que no se crea ni el inevitable ascenso de China ni el inminente declive de Estados Unidos.

* Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador).

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