Religiosidad

Ha muerto Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación

Compartimos aquí el texto ofrecido en Twitter por el filósofo, periodita y crítico literario Rafael Narbona sobre la muerte de Gustavo Gutiérrez.

Rafael Narbona

"La mayor violencia es la pobreza", escribió Gustavo Gutiérrez Merino, fundador de la Teología de la Liberación. Gutiérrez ha fallecido en Lima a los 96 años. Dominico, filósofo y teólogo, su denuncia de las injusticias estructurales del capitalismo le acarreó la hostilidad de Wojtyla y los sectores más integristas de la iglesia católica, como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Las críticas no le desviaron de su concepción del cristianismo como un mensaje liberador. Nunca se cansó de repetir que "la pobreza no es una fatalidad, es una condición; no es un infortunio, es una injusticia. Es resultado de estructuras sociales y de categorías mentales y culturales, está ligada al modo como se ha construido la sociedad, en sus diversas manifestaciones". 

Sencillo, humilde y comprometido, Gustavo Gutiérrez afirmó que la opción preferencial por los pobres debe ser la seña de identidad del cristianismo: "la pobreza es un estado escandaloso que atenta contra la dignidad humana y, por consiguiente, contrario a la voluntad de Dios". 

Su forma de entender el Evangelio le costó la incomprensión y el rechazo de la jerarquía. El papa Francisco atajó las críticas y alabó su trabajo, animándole a continuar escribiendo. Gutiérrez entendió la teología como "una protesta contra la dignidad humana pisoteada, una la lucha contra el despojo de la inmensa mayoría de los hombres, un acto de amor que libera, en la construcción de una nueva sociedad, justa y fraterna". 

Ya no escucharemos su voz, pero sus palabras siguen ahí y no apelan exclusivamente a los cristianos. Son una invitación permanente a la solidaridad, el compromiso y la acción. El bien exige beligerancia. No es una especulación abstracta, sino una forma de vida, una actitud existencial. 

Al igual que Óscar Romero, Gutiérrez será recordado como un hombre justo que dedicó su vida a la defensa de los más vulnerables. La mejor forma de homenajear su memoria es luchar contra el manto de silencio e indiferencia que oculta a los parias y excluidos, abocados a vivir en los márgenes de la historia.

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