Opinión

Un corazón para el adulto mayor

"El descarte de todo aquello que sea un obstáculo para este modelo social incluye a los abuelos que 'no producen' y le quitan tiempo para el consumo y el ocio a los jóvenes", escribe el rector de la UCA.

Miguel Ángel Schiavone
Rector de la Universidad Católica Argentina (UCA)

En 2020 el número de personas de 60 años o más fue mayor al de niños menores de cinco años. Se prevé que para el 2050 el 22% de la población mundial, unos 2.000 millones de personas, superarán los 60 años. Esta transición demográfica que conduce al envejecimiento de la población, comenzó en países con PBI per cápita elevado como Japón, pero ahora está alcanzando a los países de medianos y bajos ingresos. En el año 2050 el 80% de los adultos mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos. El ritmo de envejecimiento de la población se acelera y no se perciben políticas demográficas que tiendan a equilibrar este cambio en la estructura de las poblaciones. Más aún, las políticas que se persiguen promueven el control de la natalidad, en donde UNESCO, UNICEF, OMS y el Banco Mundial tienen un rol protagónico, condicionando la asistencia económica a la adopción de programas de planificación familiar.

Pero la diversidad con que se alcanza la vejez no es igual para todos. En los dos extremos de la vida es en donde se manifiestan en mayor magnitud las inequidades. Cuando los años adicionales de vida están dominados por el deterioro de la salud con falta de acceso al sistema de atención, con jubilaciones paupérrimas, con una vivienda inapropiada, un entorno familiar hostil o ausente, o por la discriminación social que promueve el descarte, esos años se viven con penuria, dolor, angustia y enfermedad. Esta situación impacta también en el conjunto de la sociedad, con implicancias negativas multidimensionales. Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de vida con buena salud y en un entorno propicio, su calidad de vida casi no se distingue del de una persona más joven.

En Argentina entre 2014 y 2022 la fecundidad descendió 36%; en 2001 se estimaba 2,1 hijos por mujer, mientras que en 2022 esta variable se retrotrajo a 1,4. El otro dato es el aumento de la esperanza de vida. Hace treinta años había 29 personas de 65 años o más por cada 100 personas de 0 a 14 años, hoy hay 53 de 65 años o más por cada 100 de 0 a 14 años. Estos indicadores tienen un efecto negativo en la tasa de reemplazo generacional y la mayor dependencia económica del adulto mayor. Entre los 60 y 80 años el envejecimiento impacta en el retiro del mercado laboral y la reducción del grupo familiar, mientras que después de los 80 años se caracteriza por la vulnerabilidad biológica: enfermedad, discapacidad y muerte. La esperanza de vida al nacer en Argentina (2022) fue de 76 años. Aunque la OMS calculó un índice más representativo que valora la calidad de los años vividos: "la esperanza de vida saludable", es decir, la cantidad de años que se espera vivir en plena salud, estimado en 68 años, la enfermedad tiene un peso diferente en las personas mayores que en los jóvenes y adultos. El adulto mayor la vive con angustia, percibe que se acorta su ya limitado tiempo de vida. También duele ver el abandono y maltrato social y familiar. Aproximadamente una de cada seis personas mayores de 60 años sufre algún tipo de maltrato en los entornos comunitarios.

Son tiempos en que la humanidad está expuesta a pandemias que se expanden a velocidad imprevisible, y a guerras que pueden extenderse a escala mundial. Ambas amenazas son percibidas por todos, pero existen otras "epidemias" y riesgos, de los que no llegamos a tomar conciencia de su magnitud y consecuencias. Es el caso del desastre ecológico que el ser humano está produciendo, afectando a nuestra casa común, así como también del envejecimiento poblacional que amenaza a la familia humana. Una sociedad hiper-tecnológica requiere estimular un consumo sin límites, que a su vez potencia el individualismo y egoísmo para sostenerse. El descarte de todo aquello que sea un obstáculo para este modelo social incluye a los abuelos que "no producen" y le quitan tiempo para el consumo y el ocio a los jóvenes.

 Necesitamos un cambio profundo que nos lleve a la trascendencia, que nos saque de la urgencia de la inmediatez consumista, que descongele nuestros espíritus y le haga un RCP a nuestros corazones. Si en algún momento nuestros abuelos nos han subido a sus rodillas, nos han llevado en brazos y nos han abrazado, hoy es el tiempo de encontrarnos con ellos en nuestro "aquí y ahora" en común y acompañarlos, ayudarlos, darles parte de nuestro tiempo, y llevarlos en nuestros corazones.

EL AUTOR. Miguel Ángel Schiavone. Rector de la UCA.

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