¿El pueblo marcha hacia la educación o hacia la ignorancia?

El análisis sobre la tendencia en materia educativa en la sociedad.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza

El "pueblo" evoluciona espontáneamente hacia la ignorancia, no es que haya que aplicar ninguna política activa concreta para que esto ocurra.

Algunos políticos miopes, explotan sus beneficios efímeros, como la posibilidad de desarrollar actitudes populistas que corren libres en estos tiempos por las fértiles praderas de la ignorancia.

Pero en nuestro país, esto no es más que el último acto de una telecracia de más de 30 años cuyos autores son bien conocidos.

El problema es de perspectiva: la ignorancia cuando está al poder es también el poder a la ignorancia, y en un mundo contemporáneo como el nuestro, forjado por la tecnología, es decir, el conocimiento en profundidad, el reparto mundial de papeles, la inestabilidad de la economía y la necesidad de crédito para desarrollar el futuro, este fenómeno se agrava.

No en el sentido estricto de la palabra. Los ignorantes, o para establecer un paralelismo con nuestros días, las personas no impregnadas de doctrina, tienden a aferrarse a lo esencial, a las necesidades cotidianas reales, a lo que perciben por su experiencia directa, a las leyes de la naturaleza, a las necesidades reales, a comprobar los hechos por sí mismos, actitudes todas ellas que los centros de poder no digieren, porque no obtienen ningún beneficio de ellas.

Lo que el poder siempre ha querido no es un pueblo ignorante, sino un pueblo atiborrado de ideología, para gobernar fácilmente a una masa de individuos obedientes, todos iguales, que piensen, hablen y razonen todos de la misma manera, suplantando sus valores morales y borrando toda identidad. Esto representa la nueva frontera del control.

El ciudadano modelo debe querer el último producto del mercado, ser resistente para adaptarse a los dictados de la autoridad, transigir bajo la amenaza de nuevas emergencias constantes, creer en las fuentes del sistema sin cuestionarlas.

Hoy vivimos en una tecnocracia plutocrática impulsada por los dogmas del cientificismo en el plano político, la corrección política en el plano social y el liberalismo en el plano económico, que se nos venden como los estrechos raíles del "progreso". Puesto que lo que el sistema enseña es la obediencia acrítica a esos principios rectores, a quienes no los reconocen se les llama "ignorantes", ya que evidentemente no habrían aprendido la lección.

¿Por qué la gente prefiere ser ignorante a conocer la verdad de la sociedad?

Para el Hombre, el conocimiento de la Verdad está excluido, o mejor dicho, puedes acercarte a ella, pero nunca será "Verdadera", ya que la contemplamos desde un único punto de vista.

Las formas de abordarla son:

1. Por revelación, como los mitómanos, los gnósticos y los profetas, que sin embargo son hombres y de hecho lo malinterpretan. ¿Conoces a ese tipo que asiste a una sesión de espiritismo para averiguar dónde se esconde una persona? En realidad, los «espíritus» le dicen el lugar, pero él lo malinterpreta, pensando que es el campo como si fuera la calle. Sí, ese es el hombre (sobre todo cuando es muy engreído).

2. Por intuición, como les pasa a los mejores artistas, pero hasta los mejores son imperfectos.

3. Por investigación científica, como hacen los filósofos. Ciertamente, ésta es la forma menos eficaz y más enrevesada, ya que se basa en la característica humana por excelencia, el Logos, pero tiene la enorme ventaja de permitir una comunicación «estructurada», hasta el punto de que -siempre que se compartan sus reglas, cosa que hoy no se da por supuesta- permite estratificar el conocimiento en una «cultura» transmisible, prácticamente, sin pérdida.

Es tan eficaz en esto, que también se utiliza para intentar la transmisión de las dos primeras formas, con pobres resultados, evidentemente.

Las dos primeras formas son UN REGALO, es decir, es la entidad trascendente la que elige proporcionarnos la revelación o inspiración, nosotros podemos, en el mejor de los casos, prepararnos para recibirla, pero no hay ninguna garantía.

A mí, mortal poco dotado y desde luego no 'elegido', sólo me queda la tercera vía y la primera verdad que descubre quien la emprende es que NO HAY CERTEZA de la VERDAD, sólo se puede intentar desenmascarar lo falso, laboriosa y concienzudamente, aplicando la Razón ¡y eso ya es un logro notable!

El "pueblo" entendido como la masa que sigue la doxa, no "prefiere ser ignorante", al contrario, aborrece y le aterra la ignorancia, por lo que busca falsas certezas, especialmente en el campo de la ética, abrazando con «fe» cualquier moralismo que satisfaga su necesidad de estar en «comunión» con los demás, de ser aceptado socialmente.

De ahí el éxito de lo políticamente correcto, que elimina de la vida cotidiana, incluso de las personas con estudios superiores, la necesidad de ejercer el pensamiento crítico, confundiendo ser "educado" con el Conocimiento.

¿Es mejor quedarse callado con los ignorantes?

Muchas veces la ignorancia no coincide con la estupidez. Y muchas veces la cultura coincide con la soberbia. Hay una inteligencia del corazón y una sabiduría que es independiente del coeficiente intelectual y del número de grados.

Las personas con las que es mejor guardar silencio son aquellas que se creen un palmo más altas que los demás y se hacen pasar por padres eternos, ya sean ignorantes o cultos.

Es sabido que Miguel Ángel no soportaba a las personas que se daban aires más allá de sus verdaderos méritos. Era famosa su aversión por Baccio Bandinelli, un escultor mediocre que creía poder rivalizar con los mejores de su época. Al contrario, trataba con total implicación humana a los pequeños artesanos que acudían a él en busca de consejo.

Hay que reconocer algunas cosas en el papa Benedicto XVI, el último de los filósofos, probablemente, que dijo: ¡El futuro no es "verdad", sino posibilidad, ¡hay una gran diferencia!

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