Se impuso en Austria una derecha extrema y prorrusa

El FPÖ de Herbert Kickl habría obtenido un 28,8% de los votos, con el 99 % escrutado.

En las elecciones de este domingo, Austria votó como primera fuerza al ultranacionalista FPÖ de Herbert Kickl y dejó al conservador Partido Popular (ÖVP) del canciller Karl Nehammer relegado al segundo puesto. El partido de Kickl, un líder radicalizado que aspira a convertirse en el "canciller del pueblo", al frente de una formación que pretende "remigrar" a millones de extranjeros y suspender el asilo, obtuvo un 28,8%, según las proyecciones con el 99 % del voto real. Ello supone para ese partido prorruso, xenófobo y euroescéptico, un aumento de doce puntos respecto a 2019 y supera el récord del partido obtenido en 1999 por su líder histórico, el carismático Jörg Haider.

Gemma Casadevall, periodista de El Periódico de Barcelona desde Viena, escribió que "la derecha moderada de Nehammer obtendría un 26,3 %, una caída de once puntos; los socialdemócratas tendrían un 21,1 %. Los Verdes, actuales socios de gobierno del ÖVP, cayeron a un 8,3 %, un punto por debajo de los liberales Neos, que pasan al tercer puesto. Teóricamente, una alianza entre conservadores y socialdemócrata, calificada por Kickl de 'coalición de perdedores', tendría la mayoría suficiente, aunque con solo un escaño de ventaja. Nehammer tendría, además, la opción de un tripartito, sea con los ecologistas o con los liberales".

"Es un resultado amargo. Y felicito al vencedor", afirmó el canciller conservador, en un aparte ante los medios en la sede del Parlamento nacional, sin revelar si negociará una coalición o de qué signo.

Estas proyecciones del voto real ratifican el ímpetu de Kickl. Sin embargo, no significa que pueda alzarse el "canciller del pueblo", su objetivo proclamado en campaña, ya que el resto del especto parlamentario le rechaza como líder del próximo gobierno. El término "canciller del pueblo" remite a tiempos del Tercer Reich y tiene resonancias nazis para Austria, el país natal de Adolf Hitler. Sus planes de 'remigración', compartidos con el movimiento etnoracista de los Identitarios, se fundamenta en teorías de la conspiración según las cuales la población de origen extranjero podría superar a la austríaca

El FPÖ de Kickl ocupó durante meses la primera posición en los sondeos, aunque había perdido fuelle en las últimas semanas. La gestión del canciller Nehammer en las inundaciones que han asolado parte del país alpino, unido a la condición de partido negacionista del cambio climático de la que hace alarde Kickl, fortalecieron algo a los conservadores del ÖVP. Ambos partidos llegaron prácticamente empatados a la jornada electoral, en un país con unos 6,3 millones de ciudadanos con derecho a voto.

Pese a haber alcanzado la primera posición, se ve bastante difícil que Kickl pueda dirigir el próximo gobierno. El FPÖ se ha radicalizado bajo el liderazgo de Kickl. El resto de los partidos rechazan cooperar a una formación de discurso radicalmente xenófobo, que ha prometido cerrar las fronteras y suspender el derecho al asilo, negacionista del cambio climático y antivacunas. En último extremo, se barajaba incluso la posibilidad de que el presidente del país, Alexander van der Bellen, originario de los Verdes aunque formalmente independiente, rechazara encargarle la formación del gobierno. Kickl se revuelve contra esta posibilidad y advierte que "sería antidemocrático sacrificar el voto de millones de ciudadanos por los deseos de un presidente".

Mientras el presidente dirigía este mensaje a los ciudados, ante el Parlamento se concentraron centenares de manifestantes, al grito de 'Nazis raus' -'Nazis fuera'-.

Los ultras más arraigados de Europa

El partido de Kickl es, entre la familia de los ultras europeos, el más antiguo y el más arraigado. Fue fundado en 1955 por un grupo de recalcitrantes nazis, Empezó a normalizar su presencia en la política austriaca hacia la década de los 80 del siglo pasado, liderados por Haider. Ha acumulado experiencia como socio menor, ya que formó parte de tres Ejecutivos nacionales y está muy asentado también a escala regional. Nunca, hasta este domingo, consiguió la primera posición en unas elecciones al Parlamento nacional, aunque sí ya fue el partido más votado en los comicios europos del pasado junio.

Hace casi 25 años, el conjunto de la Unión Europea (UE) optó por boicotear al gobierno de Viena por la presencia del FPÖ en el Ejecutivo. Esta fase está plenamente superada en una Europa que ha enterrado el aislamiento a los ultras y donde varios partidos de la órbita del FPÖ lideran gobiernos, como es el caso de Hungría, con Víktor Orbán, o de Italia, con Giorgia Meloni.

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