Una novel escritora alvearense en la Feria del Libro
El próximo sábado 5 de octubre Lelia Musa, presentará "El secreto de las dos cruces". Impulsada e interpelada por sus tres hijos, habiendo plantado ya varios árboles, decidió escribir su primer libro, como aconsejó el poeta José Martí.
Lelia Musa nació y vive desde siempre en General Alvear. Es profesora en Lengua, Literatura y Latín, postitulada en Lingüística y Literatura y diplomada en Literatura infantojuvenil para la inclusión. Es Docente en el nivel secundario y terciario desde hace más de 20 años. Se reconoce apasionada por el mundo grecolatino, el folclore literario y ante todo como una lectora por elección y placer. Ha sido premiada en diferentes concursos por diversos cuentos y por una obra de género epistolar. "El secreto de las dos cruces" es su primera novela.
- ¿Por qué te convertiste en escritora?
-Siempre quise escribir, a veces soñaba (literalmente) que lo hacía, lo llamativo es que siempre era poesía (un género en el que incursiono muy poco) y cuando despertaba, de esas obras no quedaba más que un vago recuerdo que se diluía rápidamente. Escribía sí, artículos de opinión, alguna que otra carta al lector que no enviaba o publicaba en redes sociales, artículos de divulgación científica para acreditar algún espacio curricular en una capacitación, pero nunca ficción.
No fue sino hasta el 2018, que mi hija del medio, Laura, me escuchó decir que para estar completa solo me faltaba escribir un libro (soy una mamá orgullosa de 3 hijos y tengo muchos árboles plantados). Un día de diciembre, como cualquier otro, volviendo de tomar examen, mis pequeños habían esbozado en un papel tres personajes preadolescentes. Al día siguiente, Laura comenzó a escribir la historia. Luego, Javier, mi esposo, me contó que en nuestro campo encontró dos cruces y el puestero cercano le había contado que era un campo santo. Fue ahí que mi imaginación empezó a volar...
Luego mis hijos abandonaron en mí la responsabilidad de continuar algunas ideas y me dediqué a terminar una novela que ellos comenzaron y a la que agregué historias, tal vez reales, tal vez posibles, quizás inventadas.
- ¿Te considerás sobre todo lectora?
-Aún me cuesta autopercibirme como escritora. Me defino como lectora, soy una lectora apasionada. En mi mesa de luz, siempre hay más de dos libros: uno que leo y otro que espera para ser leído. Aunque a veces, llevo más de un libro a la vez. Mis lecturas tienen que ver con mi profesión: el mundo antiguo y la didáctica de la literatura, pero especialmente, ficción, la novela es mi debilidad.
- ¿Qué autores nos recomendarías?
-Entre mis autores favoritos están Carlos Ruiz Zafón, Julia Navarro, Rosa Huertas, Santiago Posteguillo. Me gusta mucho la novela histórica, el policial y la literatura que recrea el folclore literario: Draghi Lucero o Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes, el romancero español. Mi avidez no tiene límites. Lamento tener una vida finita para bibliotecas casi infinitas...
- ¿Por qué elegiste el público adolescente para tu obra?
-Hace más de 20 años que trabajo con adolescentes, ellos han sido mi mundo desde que hice las prácticas en la carrera. En 2018, mi hija Camila era preadolescente, lo que facilitó, aún más mi ingreso al complejo y dinámico mundo de los jóvenes. Además, por mi profesión, indago mucho pensando en qué material dar a mis estudiantes, que cumpla con el principio estético y ético que debe plasmar toda obra literaria. Estoy segura que "El secreto de las dos cruces" es una novela que inspiraron ellos, porque me contaron historias de vida y de los pequeños lugares en los que viven. Son, en parte, mi fuente primaria en las historias mágicas que pueblan nuestra cotidianidad.
- ¿La historia narrada fue real?
-No, mi obra no está basada en hechos reales. Posiblemente esa casona exista, quizá haya existido un crimen, porque sí están las dos cruces en el campo, pero en realidad no sé quiénes descansan debajo de ellas. Es ficción, pura ficción, de esa que amo, esa que me permite hacer volar la imaginación. Las historias mágicas sí forman parte de nuestro acervo cultural, sí son parte constitutiva de nuestras creencias, pero como es ficción no lo someto a los criterios de verdad falsedad.
- ¿Cómo encaraste a los personajes principales: Sara, Víctor, Isabel y Andrés?
-Como ya conté, mis hijos diseñaron los personajes, yo luego agregué a Andy. Posiblemente hicieron referencia a ellos mismos en esa primera y luego terminé de construirlos yo. Son tan humanos como cualquier adolescente sentado en un aula de una escuela, sobre todo siendo "del interior del interior", como dice nuestro gran escritor alvearense Ricardo Bugarin.
- ¿Cuán importante fue para el relato el tono campero de los personajes?
-No soy una asidua visitante del campo, sin embargo, siempre he sentido debilidad por sus historias "fantásticas ". Jamás me rio de ellas, no las niego ni intento dar explicaciones científicas a los relatos que la gente cuenta como propia experiencia. Pese a ser oyente interruptora (estoy más preocupada por responder que por escuchar), frente a estas historias y a cómo se vive en el campo, admito que me comporto como una oyente respetuosa. Mi esposo, que es productor ganadero, junto a algunos puesteros, fueron los responsables de instruirme en la vida campera y las actividades habituales, además de mis escasas incursiones al secano mendocino.
- ¿La idea del bien triunfando sobre el mal te atrajo desde el principio?
-No creo que exista otra alternativa: el bien triunfa sobre el mal. Aun cuando en la realidad no siempre funcione así o eso nos parece a nosotros, porque vemos una parte de la película, la que nos muestran... Que el bien triunfe es esperanzador, nos reconcilia con un mundo injusto. Esto es muy alentador, en especial para nuestros chicos, que viven en un ambiente y una realidad muy hostil. Si frente a esa desazón cotidiana, sumamos el triunfo del mal, o lo construimos como una entidad más poderosa que el bien; si la literatura no es capaz de mostrar que el bien existe y es poderoso, entonces no creo que valga la pena dedicar mi tiempo a la literatura.
-¿Una breve síntesis de la trama?
-Esta novela narra la historia de tres preadolescentes: Sara, Isabel y Víctor que, por el hecho casual de tener que realizar un proyecto escolar, terminarán siendo amigos. Dicha relación se afianzará con el viaje a un campo del secano mendocino, propiedad del abuelo de una de las protagonistas. Allí, se unirá al grupo el hermano de Sara, Andy, y entre los cuatro descubrirán un antiguo crimen que ha sido cometido en ese lugar muchos años atrás. Sin embargo, el hecho policial tendrá derivaciones fantásticas y misteriosas que no siempre podrán ser explicadas a través de la razón.
-¿Algunas apreciaciones literarias?
-La obra mezcla diversas estrategias narrativas y elementos de varios subgéneros, tales como el policial, la aventura y el suspenso con algunos elementos maravillosos. El texto, pensado para adolescentes, puede ser disfrutado por personas de todas las edades. Se recrean leyendas o creencias propias de la zona, tomadas del folclore literario. Intenté remedar la lengua del hombre de campo y por medio de pequeñas pinceladas, describir el paisaje natural, los usos y costumbres, las labores culturales agropecuarias de la travesía y del desierto de la provincia de Mendoza.
Enmarcada dentro de la Literatura Regional, la novela busca convocar temáticas universales, tales como los celos, la venganza, el peso de la culpa, el engaño, la mentira, la amistad, entre otras, las cuales pueden ser abordadas por cualquier persona, independientemente de su contexto.
-¿Por qué se te ocurrió agregar al final del libro la "Carta al lector"?
-La carta al lector es de alguna manera, un agradecimiento a mis hijos. Fueron ellos quienes me permitieron desenterrar un talento que yo creía inexistente. Es también un tributo al lector, anónimo, quizá desconocido para mí. Es un medio de demostrarle mi gratitud y de exponer ante él "la cocina" de mi escritura; una forma de decirle que, si yo pude escribir un texto, si él lo desea, también puede hacerlo.
-¿Personas a quienes te gustaría agradecer?
-En primer lugar, a Dios, nuestro Señor, por regalarme este don y poner a mis hijos, Camila, Laura y Lisandro, como medio para desenterrarlo. A mi mamá que me regaló la posibilidad económica para imprimir la novela. También agradezco a mi hermana Mariela que leyó el primer manuscrito y me aseguró que podría trabajarlo con sus alumnos de primaria. A un escritor y una persona maravillosa como es Ricardo Bugarín (a quien ustedes entrevistaron este año), él siempre me guía en este mundo editorial completamente desconocido para mí, me arenga para escribir, me aporta ideas, sugerencias, audacia. A la Dra. Elbia Difabio por corregir desinteresadamente el texto completo y a mi amiga entrañable, la Dra. Claudia Cano y a mi exprofesora Nélida Boustani, ellas me acompañaron y estimularon para seguir escribiendo. Finalmente, a Micaela Roux, que con sus cortos 19 años, diseñó la tapa del libro y dio forma física a mis palabras.
- ¿Qué actividades hubo y habrá para presentar tu novela?
-Ayer, 27 de setiembre presenté la novela en la Feria del libro en San Rafael. Estuve gratamente acompañada por un grupo de chicos de la Escuela de teatro MDA quienes realizaron una brevísima representación en torno al enigma.
La presentación oficial en Mendoza tendrá lugar en el Espacio Cultural Julio Le Parc, el Sábado 5 de octubre a las 17,30 horas en la sala Tejada Gómez. Los espero a todos para dialogar, firmar libros y responder a sus preguntas.
- ¿Proyectos futuros?
-Estoy trabajando en una novela policial basada en hechos reales. La acción transcurre en Mendoza en torno a un caso que tuvo mucha repercusión hace más de 45 años. Por otro lado, tengo lista una antología de cuentos, en su mayoría de suspenso, que tienen como fuente, crímenes reales de nuestra región.