Reflexiones

¿Adolescentes o adultos frágiles?

Presentación, trascripción y traducción de José J. Chade.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza

Varias veces en Memo he escrito sobre adolescentes y padres, sobre la fragilidad de las relaciones, sobre la mochila familiar y uno de los últimos donde decía que "todos somos frágiles. Todos sabemos que la condición humana es sin duda misteriosa: si bien nos encontramos con algunas peculiaridades que no dependen de nuestra voluntad (pensemos en la apariencia física, la salud, la inteligencia o el carácter), sin embargo, el destino de esas mismas peculiaridades depende de nosotros y de quién está a nuestro alrededor. De hecho, sólo en la especie humana un límite -una fragilidad- no puede ser la tumba de quienes se caracterizan por él; o, lo que es igualmente increíble, una grandeza puede permanecer estéril.

"Adolescentes perdidos y adultos frágiles. Madres y padres inconscientes, metidos en un papel que no parece ser el suyo. Padres que quieren imponer a sus hijos modelos que no corresponden a sus deseos. Niños que se adaptan a las necesidades de quienes deberían comprenderles. Lo difícil que es crecer en una época en la que todo parece tambalearse y quienes deberían dirigir la familia o la sociedad muestran cada vez más sus dificultades".

Por ello me pareció muy importante compartir con Ustedes la entrevista que Valeria Pini realizó al colega Mateo Lancini (1) para Repubblica.it en Italia hace algún tiempo

"Un tema que es el leitmotiv del libro 'Sii te stesso a modo mio' (Sé tú mismo... pero a mi manera) Essere adolescenti nell'era della fragilità adulta" (Raffaello Cortina Editore) de Matteo Lancini, psicólogo y psicoterapeuta y presidente de la Fundación Minotauro.

- Profesor Lancini, desde hace algún tiempo muchos padres intentan influir en el futuro de sus hijos. ¿Qué ha cambiado, por qué la situación parece aún más crítica?

- Antes se quería que el hijo fuese ‘igual' al padre o se intentaba tener a través de él una redención por lo que no se había hecho o tenido. Hoy ya no educamos a un niño con proyecciones ideales, sino que hacemos más. Preguntamos al niño si está bien intentando 'superintendenciar' su mente. Estamos en una sociedad que ya no se limita a pedir a los niños que estén a la altura de nuestras expectativas, sino que se les obliga a seguir un mandato paradójico: 'Sé tú mismo, pero a mi manera'.

- ¿Qué significa esto?

- Durante mucho tiempo, la escuela y la familia educaban a los niños como pequeños adultos. Les empujábamos a socializar, les protegíamos de la infelicidad y el dolor. Intentábamos interceptar sus talentos desde la más tierna infancia. Creamos "cachorros de oro" enviándoles a clases de baile, idiomas o fútbol. Crecieron con expectativas ideales que se derrumbaron en la adolescencia. Cuando uno crece, el "sueño" se desvanece. Uno se enfrenta a un cuerpo diferente del esperado. Esta transformación se viene produciendo desde hace tiempo, pero ha sido la pandemia la que ha desenmascarado el riesgo de inversión de roles: mientras los adolescentes se adaptan a las necesidades de los adultos para sentirse adultos, estos últimos se enfrentan a una fragilidad cada vez mayor.

- Pero, ¿es sólo responsabilidad de las familias?

- Sabemos que hoy los padres trabajan y los hijos pasan mucho tiempo en la escuela y fuera de casa. Esto también ha ocurrido por los modelos impuestos por los medios de comunicación. Los niños se influyen unos a otros. Las familias y las escuelas no han sabido prevenir este problema y ahora tienen que enfrentarse a él.

- La ansiedad de los adolescentes es un problema creciente. Muchos trastornos van en aumento.

- Hay diferentes situaciones que a menudo se entrecruzan. Yo hablaría de polisíntomas. Antes, sobre todo antes de la pandemia, uno se enfrentaba a un solo síntoma. Hoy el mismo chico puede tener un trastorno alimentario, enfrentarse a la ansiedad por el rendimiento y 'bloquearse'.

- ¿Somos los adultos incapaces de ayudarles o nos apoyamos en ellos?

- A menudo pedimos a los chicos que nos hagan sentir adecuados. Les escuchamos más que nuestros 'padres', pero no sabemos cómo acomodar sus emociones. Su rabia, su tristeza o su sufrimiento nos parecen una afrenta personal. De este modo no les acogemos, les pedimos que sean ellos mismos, pero a nuestra manera.

- Entre los problemas está, como decíamos, la ansiedad por el rendimiento.

- Pedimos a los niños que no sean competitivos, pero en el colegio hay notas y marcas rojas o azules que les premian o no. En el deporte pueden formar parte del equipo A o B. Todo gira en torno a la competitividad. En cambio, tenemos que ayudarles a afrontar el fracaso. Les damos orientaciones contradictorias en lugar de ocuparnos de su singularidad. Son únicos y tienen que entender que para ser felices no tienen que seguir modelos estereotipados.

- ¿Cuáles son los mensajes contradictorios más comunes?

- En esta sociedad hasta el cuerpo está enjaulado, los niños no pueden moverse porque tenemos miedo de que se caigan. Pero luego nos quejamos porque están encerrados en sus habitaciones delante del ordenador.

- ¿Existe un «muro» entre padres e hijos?

- Cuando los niños están enfermos no hablan con sus padres porque los ven demasiado frágiles. Y ellos son los que entienden muchas cosas de cómo funcionamos. Nosotros no somos capaces de hacerlo. No aceptamos su malestar y a veces lo etiquetamos de adicción para reducir nuestra responsabilidad. Para ponernos en posición de escucha, tenemos que ser firmes, sobre todo si «el otro» es un niño que sufre. Las escuelas, los políticos y las familias tienen grandes responsabilidades. Los niños merecen ser escuchados.

(1) Matteo Lancini, psicólogo y psicoterapeuta. Presidente de la Fundación "Minotauro" de Milán. Profesor en el Departamento de Psicología de la Universidad de Milán-Bicocca y en la Facultad de Educación de la Universidad Católica de Milán.

Es autor de numerosas publicaciones sobre la adolescencia, la más reciente: El adolescente. Psicopatología y psicoterapia evolutiva (con L. Cirillo, T. Scodeggio, T. Zanella, Raffaello Cortina, 2020). L'età tradita. Oltre i luoghi comuni sugli adolescenti (Raffaello Cortina, 2021). Los niños de Internet. Cómo ayudarles a crecer entre el narcisismo, el sexting, el ciberacoso y el retraimiento social (con L. Cirillo, Erickson, 2022). Sé tú mismo a mi manera. Essere adolescenti nell'epoca della fragilità adulta (Raffaello Cortina, 2023).

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