Inseguridad

Vecinos registran y escrachan la inseguridad en la zona del Shopping

Clamor para que pongan controles en zonas comerciales importantes de Mendoza, acompañadas por áreas residenciales: el caso de Mendoza Shopping.

Mendoza era una provincia apacible, tranquila, segura. Tiempo pasado. Antes existían ciertos lugares complicados para transitar o vivir. Hoy no sucede lo mismo. Cada vez más la inseguridad se va extendiendo en barrios -privados o no-, zonas residenciales o no, cercanas o más alejadas de la urbe. Rejas, leoneras, alarmas particulares y comunitarias, cercos eléctricos, no parecen intimidar a los cacos, que muchas veces a cara descubierta y sin ningún prurito, arremeten con entraderas, robo de cobre, robo de autos y de cubiertas, arrebatos callejeros. Todo les viene bien.

Es cierto que no puede haber un agente en cada cuadra, pero sin rondines (que alguna vez se hicieron con éxito en Guaymallén), con los vehículos (si es que tienen combustible), con bici policías que se muevan y no se queden estáticos en un solo lugar. Que cuando los vecinos solicitan una reunión con funcionarios policiales se escuden en la falta de elementos para trabajar (que seguramente es así: falta de móviles o de combustible), mientras los impuestos y tasas cada vez son mayores, y las respuestas casi inexistentes.

Por qué no invertir en cámaras, por ejemplo, en colaboración con los vecinos para al menos mitigar la impunidad de los amigos de lo ajeno. Y también habría que concientizar a la ciudadanía en general y algunos" negocios" en particular, que no compre cosas robadas, obviamente mucho más baratas que lo que cuestan en el mercado.

Departamentos como Maipú, San Martín o Guaymallén, sólo para citar algunos ejemplos, se han convertido en zonas casi liberadas, en donde los ladrones utilizan los más variados ardides para cumplir con su cometido.

En Guaymallén, en las inmediaciones del Shopping como en los barrios de Comercio y Unimev, zona populosa si las hay, barrio Alimentación, no importa si es de noche o de día, los amigos de lo ajeno (algunos con marcada violencia) hacen de las suyas.

En el caso del Shopping, en sus inmediaciones, el robo de cubiertas y de autos es ya una película cada vez más frecuentes, todo a cara descubierta y el mejor de los descaros. Empleados de ese mall padecen permanentemente robos cuando circulan por Rosario o Pestalozzi, o Lincoln para llegar a Bandera de los Andes y subir a un micro que los lleve a sus casas.

Ni el Barrio Cívico se salva de los ladrones de bronce

El gobierno a través de sus funcionarios, que se suponen son especialistas en los temas que están bajo la órbita de cada ministerio. Es necesaria, en serio, una política de Estado que enfrente y afronte esta grave problemática. Es necesario que también patrullen las calles para estar en contacto con la grave realidad que nos aqueja

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