Tiempismo vs prestigio: el dilema del pliego de Ariel Lijo
Javier Milei no esperaba que un asunto que siempre consideró menor, como es la justicia, le traería semejantes dolores de cabeza. Fuerte debate en torno a la designación del polémico juez, propuesto por iniciativa de Santiago Caputo. Francisco Paoltroni y Victoria Villarruel lideran la ofensiva desde adentro de LLA.
Ariel Lijo sabía que este momento llegaría. Conoce la política tanto como el fuero federal y era obvio que el día que tuviera que enfrentarse a la Cámara de Senadores tendría armado un frente que buscaría evitar que pase el pliego que envió el Poder Ejecutivo para proponerlo como juez de la Corte Suprema de Justicia.
Quien no estaba al tanto de los problemas que le traería era Javier Milei, tampoco su hermana. Ambos son vírgenes en materia política y desconocen la historia de los personajes que dominan la escena pública. Una cosa es "la casta" así, en general. Otra, sus integrantes y la compleja red de amigos, enemigos, intereses, cócteles, casamientos, esa sucesión de acontecimientos que forjan la vida de cualquiera.
Inteligentes pero ignorantes, desconfiados pero también fáciles de engañar, los convencieron de que Lijo se ocuparía personalmente de trabajar uno por uno sus respaldos y de que el proceso sería más o menos sencillo, habría algún ruido, aunque manejable. Hasta ahora ese pronóstico se muestra fallido.
Los argumentos de la Vicepresidenta contra Lijo
Mariano Cúneo Libarona se los advirtió, pero no hubo caso. No tiene nada contra el juez federal, salvo que sabía que no sería un hueso fácil de deglutir en amplias franjas político- jurídicas. La presión de la Rosada fue tan grande que tuvo que deshacerse de su amigo y jefe de Gabinete, Diego Guerendiaian, para darle protagonismo a un funcionario que responde a Santiago Caputo, Sebastián Amerio, originalmente designado para ocupar el lugar del Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura. Últimamente es el que maneja el Ministerio y acompaña a Lijo en la difícil tarea de juntar los votos para su nominación.
Sin embargo, Manuel Adorni dijo ayer en conferencia de prensa que "nosotros no negociamos con el kirchnerismo en el pasado, no lo hacemos ahora, ni lo haremos en el futuro". Fue ante la pregunta de si no temía las críticas de su electorado por votar con Unión por la Patria para aprobar el pliego del polémico juez federal para el Máximo Tribunal.
La consulta estuvo en relación al futuro del senador Francisco Paoltroni, LLA de Formosa, quien se convirtió en un ferviente opositor a la maniobra favorable a Lijo ya que se trata del juez que facilitó la situación procesal del gobernador Gildo Insfrán en una causa donde fueron todos condenados, por empezar Amado Boudou. Lijo habría sido responsable de llevar el proceso a Insfran a la justicia de Formosa, que rápidamente lo consideró inocente.
Paoltroni es un caso excepcional en LLA. Empresario ganadero que se hizo de abajo, con fuerte conocimiento territorial y una campaña que se la pagó con sus propios ingresos, nunca estuvo de acuerdo con esa propuesta y así lo hizo saber. Recorrió un largo camino y hasta habló con el joven Caputo para explicarle su visión de las cosas. No llegó a hablar con Milei, pero le mandó insistentes mensajes sin obtener ninguna respuesta.
¿Se imaginan si hubiera ganado Massa? Todo esto seguiría oculto
Herido por el destrato, empezó a trabajar dentro del Senado en contra de Lijo. Y encontró aliados inesperados, como es el caso de Victoria Villarruel, que lo acompañó en un evento que realizó este mismo lunes, donde convocó a las organizaciones de abogados y magistrados que se oponen a la designación.
Desde LLA empezaron a hacer circular (primero en voz baja, luego en público) que no se les permitiría a los miembros del oficialismo que sean "libre pensadores". Adorni también fue consultado al respecto.
¿Será sancionado el senador Paoltroni?, preguntó esta cronista.
No, no será sancionado, somos liberales, nadie será juzgado por pensar distinto, dijo el vocero presidencial.
Pero no fue eso lo que sucedió. A la noche, se reproducían las cuentas oficialistas que aseguraban que había terminado su carrera política y quitándole toda legitimidad dentro de LLA, como si fuera senador de casualidad.
La verdad que a Paoltroni no se lo ve preocupado por esa actitud. Está dispuesto a hacer un partido propio a escala nacional para competir en varias provincias en el 2025. ¿Quizás con Villarruel, otra destratada? Todavía es temprano para eso.
Por ahora, lo importante es qué va a pasar con Lijo. La Comisión de Acuerdos tiene 17 miembros y se necesitan por lo menos 9 para aprobar el pliego en primera instancia. Luego, debe pasar al recinto, donde se necesitan 48 votos de un total de 72. Es decir, que si quienes se oponen suman 25 votos, la nominación de Lijo cae.
Parecen fácil de conseguir 25 votos, pero no lo es. Se necesitan bastante más que el PRO, la UCR y Paoltroni. Sobre todo, porque el PRO y la UCR no votarán todos en contra. Luego se necesitará que varios peronistas se opongan también, una incógnita que seguramente tome tiempo para ser develada.
Es que, recién el 28 se realizará la audiencia para escuchar al otro candidato que propuso el Ejecutivo, Manuel García Mansilla.
Y ante un escenario complejo, lo más probable es que el Gobierno no retire el pliego sino que presente una propuesta de agrandar la Corte Suprema, facilitando que cada bancada tenga "su propio" juez en el el Máximo Tribunal.
No es muy republicano, está claro. Pero puede ser una forma "a lo Néstor" de salir del laberinto, creando un gran caos donde nadie sepa dónde está parado.
A pesar de este panorama, el abogado Guillermo Lipera no pierde el optimismo. Es un firme defensor de que los jueces de la Corte tienen que "resolver de acuerdo a derecho, no a lo que le conviene en cada momento. No puede ser un tiempista, ni carecer de idoneidad, prestigio y ejemplaridad, porque si así fuera quiere decir que no hay justicia en la Argentina y no vendrán inversiones. Y yo no creo que eso pase".