Argentinos muy golpeados, maltratados y desencantados

El presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (Ucim), Daniel Ariosto, analiza las circunstancias del país.

Daniel Ariosto

Todos sabemos lo que pasó con la ex primera dama y su exesposo, Alberto Fernández.

En menor grado, también nos enteramos del proceso en el que está involucrado, el mismo sujeto, sobre manejo de influencias, al menos, en el tema de los seguros, mientras ejercía la presidencia.

Muchísimo menos sabemos acerca de cuál es el plan de acción de nuestras autoridades en materia económica, de hacia dónde nos dirigimos.

Pero, seguro que, entre tanto escándalo, muy poca gente se enteró de que, según el Observatorio de Deuda Social de la UCA, el 55% de la población de Argentina es pobre y uno de cada cinco, ya es indigente. Las cifras surgen del análisis de la base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec.

Las tasas de pobreza por aglomerado urbano van desde 80% en el "Gran Resistencia", a 25% en CABA. Siete de cada diez niños viven en hogares pobres. Son niveles que exceden las estimaciones previas. La pobreza llegó al 54,9% y la indigencia al 20,3% de la población en el primer trimestre.

Seguramente, la Justicia, perteneciente a un país con instituciones sólidas e independientes podrán resolver, el primer caso: los graves delitos en los que estaría involucrado el anterior presidente. Confiamos plenamente en eso.

Pero lamentablemente, no tenemos la misma seguridad de que algún gobierno pueda resolver el segundo problema que planteamos, ya endémico en nuestro país.

¿Es posible imaginarse que 7 niños de cada 10 vivan en hogares pobres? con privaciones, falta de satisfacción de necesidades más básicas y carencias que ello implica. ¿Entendemos que más de la mitad de los argentinos es pobre? ¿Es lógico que en lugar de que exista la posibilidad de mejorar nuestra vida (la famosa movilidad ascendente) vengamos de décadas, décadas y décadas de caída libre?

Esto no tiene nada de lógica, pero seguramente, conocemos las causas de esto y los hechos recientemente conocidos demuestran algunos de ellos: la baja calidad humana de muchos de nuestros dirigentes, la ineptitud para afrontar sus responsabilidades con hombría de bien y la incapacidad para desarrollar una política económica en la que al menos, podamos garantizar a nuestros niños y ancianos un techo digno, alimentos, educación y salud, correspondientes a sociedades justas, democráticas, vivibles.

Lamentablemente, vamos de decepción en decepción y la esperanza y confianza en nuestra clase dirigente, se ve cada vez se ve más vulnerada. Los argentinos estamos muy golpeados, maltratados y desencantados.

A pesar de todo esto, las personas tratamos de seguir adelante y esto se vio en nuestra provincia: Fruto del trabajo conjunto con el Arzobispado y la Pastoral Social de Mendoza, el sector privado (Grupo Huentala), el Liceo Militar General Espejo y el gobierno provincial, fue habilitado un espacio para que personas en situación de calle, puedan pasar la noche y protegerse del invierno. A esta iniciativa, se han sumado muchos voluntarios de distintos sectores de la sociedad, que contribuyeron a lograr un refugio para la gente que sufre la falta de un techo.

Este hecho pequeño, puntual y a la vez de enorme caridad, nos muestra que muchas veces esperamos demasiado de las personas que ocupan cargos. En nuestra sociedad y seguramente en toda la Argentina, sobran gestos de buena voluntad, solidaridad y organización, que no podemos encontrar en otros ámbitos.

La sociedad somos todos nosotros. Hemos permitido demasiado y esperado demasiado. Quizá, nosotros podemos hacer mucho para ayudar a los que menos tienen y organizarnos, entre pares, para encontrar soluciones a nuestros propios problemas. Seguro gestos como el mencionado, pueden significar el inicio de muchas mejores cosas.

"Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada".

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