Visión de futuro

La historia del "Fracaso-éxito" de General Magic

Como en el mundo del surf, tomar una ola antes de tiempo es tan peligroso como hacerlo después.

Sebastian Campanario

No estoy 100% seguro, pero debe hacer algo más de 15 años de esto que voy a contar ahora. Pongámosle mediado de 2008. Yo trabajaba en Clarín en esa época, en la tapa, como editor de economía y política, y había publicado tres años antes "La Economía de lo Insólito", por Planeta. Con ese campo temático escribía una columna los lunes, "Economía Insólita", un predecesor del actual "Alter Eco" de La Nación.

Un señor que no conocía me contacta y me pide tomar un café, puede acercarse al diario. El horario de encuentros con fuentes era a eso de las 15 horas, después de la reunión de editores y antes de que el trabajo de cierre se empiece a intensificar. Nos encontramos en un bar de Tacuarí, a una cuadra y media del diario. No recuerdo el nombre de mi interlocutor, pero vino de traje, muy atildado y amable, abrió su portafolios y me empezó a contar su idea: armar en la Argentina una agencia profesional de speakers para empresas, como ya había en los Estados Unidos y otros países de Europa.

En ese momento. a nivel local, no se trataba de un mercado desarrollado. Había, sí, eventos con alguna charla de Jorge Valdano, Cachito Vigil o algún sobreviviente de la tragedia de Los Andes, pero la contratación de charlistas por parte de empresas no era una práctica habitual todavía. Al ideólogo de este nuevo proyecto le gustaba mi perfil de economía no convencional para sumarme a su portafolios de speakers.

Y muy orgulloso me mostró los que ya tenía fichados: había DTs de fútbol, pero de la serie B; tenía un par de integrantes de Las Leonas de hockey, pero no Magui Aicega ni ninguna de las conocidas, sino un par que habían entrado unos minutos en cuartos de final de un Panamericano. Había un uruguayo que viajaba en el avión del accidente de Los Andes, pero no era ninguno de los famosos; a tal punto que luego cuando salieron las películas y documentales nunca lo reconocí como personaje cuya epopeya mereciera ser contada.

Terminamos de hablar y le dije que me parecía una muy buena idea, y que me pusiera en su oferta, que yo encantado. Además de una buena ocurrencia, el señor me hacía acordar a una de mis películas favoritas de Woody Allen, "Broadway Danny Rose", que trata sobre un representante neoyorquino de estrellas de poca monta o venidas a menos. El proyecto nunca avanzó, y yo jamás volví a tener noticias del "Danny Rose" corporativo porteño. 

La historia del "Fracaso-éxito" de General Magic, caso famoso de surfear la ola antes de tiempo

En el terreno de innovación existe un sesgo a lamentarse por "llegar tarde" a una determinada disrupción. Pero en la realidad los fracasos están repartidos con los que llegan demasiado temprano. Como en el mundo del surf, tomar una ola antes de tiempo es tan peligroso como hacerlo después. Hace unos años trabajé para el Coloquio de Idea con Mario Pergolini, y el contaba que le salieron mal muchas cosas por llegar muy temprano: "Es como una fiesta, si llegás mucho antes no hay nadie y es un embole".

Recuerdo ese comentario porque yo suelo llegar temprano a las fiestas, y también me voy antes. Mi llegada a destiempo más recordada en casa: cuando estábamos de novios con mi mujer la llevé al cumple de 50 de Juan Radonjic, mi ex jefe y director de El Economista, en un restorán de San Isidro. Estuvimos una hora por reloj solos (literal) con el otro invitado que había llegado antes que nosotros: Bernardo Neustadt. Así que una de nuestras primeras salidas de pareja consistió en conversar una hora con un Neustadt solitario y deprimido, ya en su ocaso, que hablaba mal de todo el mundo, super-envenenado.

Hay un caso notable de fracaso por llegar antes, no tan conocido pero cuya historia es realmente increíble. Se trata de la empresa General Magic, que a principios de los 90 intentó construir un celular inteligente que se adelantó entre 12 y 15 años al i-Phone. General Magic está considerada como "la empresa más importante de Silicon Valley de la que nadie oyó hablar" y durante la pandemia (2017) recobró protagonismo en el mundo emprendedor gracias al excelente documental que filmaron Sarah Kerruis y Matt Maude, para el cual contaron con un archivo invalorable de imágenes tomadas por la propia Kerruis en la primera mitad de los 90. Creo que ahora no está en ninguna plataforma de las conocidas, pero se puede ver por streaming pagando diez dólares.

Hay dos rarezas que convierten al documental en una pieza única. Una es que en un territorio que glorifica el éxito y el crecimiento exponencial, General Magic cuenta un fracaso: el producto que finalmente salió a la venta, sin Internet y otras tecnologías que tardaron años en llegar, era caro e incómodo, y fue ignorado por el mercado con lo cual la firma finalmente entró en bancarrota. Pero, como me contó Maude para una nota que escribí para La Nación, "fue un fracaso muy entre comillas, porque la visión de General Magic se terminó imponiendo y todo el equipo que trabajó terminó protagonizando la revolución digital de los años siguientes".

En el caso de la creación del Sony MagicLink Personal Intelligent Communicator (así salió a la venta en 1994, por 800 dólares, con alianzas con Sony, AT&T y Motorola, entre otras compañías) trabajó un dream team multiestelar. Muchos venían de Apple y estaban desilusionados con la partida de Jobs de la firma. Entre ellos, Bill Atkinson y Andy Hertzfeld, ideólogos del software de la Macintosh de 1984. Pero ademán en el film se ve a la mente detrás de Android (Andy Rubin), al futuro fundador de eBay, Pierre Omidyar (al que todos por entonces cargaban por su idea de una tienda hippie on line) y al co-diseñador del iPod y del iPhone Tony Fadell, que además fue fundador de Nest. Megan Smith, otra ex socia, fue luego jefa de tecnología del gobierno de Barack Obama. Todos bajo la conducción del carismático Marc Porat.

El antepasado del i Phone ya estaba diseñado en 1992. Para tener una idea de cuán adelantado estaba este producto para su época, van un par de datos: el primer SMS se envió a Finlandia en 1991; en 1992 Tim Berners-Lee publicó la primera foto conocida de la web. Netscape, el primer navegador, es de 1994, el mismo año en el que está documentada la primera compra on line: una pizza con pepperoni y champiñones y queso extra de Pizza Hut. En el campo de la revolución digital se considera al "año cero" a 2007 (allí nacieron el iPhone, el producto más exitoso de la historia, las principales redes sociales, Amazon, etc), así que lo de General Magic fue realmente visionario, con muchas tecnologías que tuvieron que pensarse desde cero. En una escena de la película se ve a los ingenieros planteándose cómo transmitir fácilmente emociones e inventando, así como al pasar, los emojis.

"Tuvimos que destruir varios mitos, como que por ejemplo que los ingenieros son personas anti-sociales; eso es falso, los protagonistas son personas extremadamente inteligentes, empáticas y creativas", agrega Maude.

El cineasta que vive en Londres recuerda que en su adolescencia, cuando iba al BlockBuster a alquilar películas, la sección de documentales estaba muy escondida, por debajo de las cintas triple X. "Hoy vivimos un boom del género, en Netflix es la segunda barra que aparece luego de estrenos. Hay un tema de menores costos, pero también de acceso: muchos descubrieron la riqueza del género de documentales gracias a las nuevas plataformas", explica.

En la parte final del film se alude a la metáfora del surf y de las olas: subirse a una antes es tan peligroso como hacerlo después de tiempo. Pero esta calibración es extremadamente difícil de lograr. En Palabras de Porat: "Creo que si uno no tiene algo de vergüenza de lo que está mandando inicialmente, entonces significa que lo lanzaste demasiado tarde". 

Este Proxi es una oda a los que llegan temprano a todos lados: General Magic, Pergolini, un Bernardo Neustadt deprimido y el Danny Rose adelantado con su portafolio de speakers poco conocidos.

Proxi