Agosto: vinos, historias, arte y encuentros
En el calendario mendocino, agosto se tiñe de colores y sabores. Es el mes de los varietales de uva, donde los viñedos despiertan y las copas se alzan en brindis. Pero también es un tiempo de tradiciones ancestrales que se entrelazan con la cultura vitivinícola, desde las alturas de la Cordillera de los Andes hasta las mesas familiares, agosto nos invita a celebrar la esencia de Mendoza. ¿Estás listo para sumergirte en este viaje sensorial? ¡Bienvenidos al mes de los vinos y las raíces profundas de la historia y nuestras tradiciones
Comenzamos el mes con la antigua tradición de la caña con ruda arraigada en Mendoza y en todo el país, en donde cada 1° de agosto, coincidiendo con el Día de la Pachamama, se lleva a cabo este ritual que entrelaza medicina tradicional y misticismo, tomando una copita para iniciar este día. Su origen se remonta a los antiguos habitantes de estas tierras, quienes descubrieron que la ruda tenía propiedades medicinales para combatir parásitos, aliviar problemas digestivos y tratar picaduras de insectos, uno de los rasgos identitarios de la región andina que, con el tiempo, esta mezcla de caña y ruda adquirió cualidades místicas, convirtiéndose en un escudo contra la envidia y la mala fortuna.
Y así el aire de agosto en Mendoza comienza a impregnarse de aromas a uva, tierra, pasión y tradición. Es el mes en que los viñedos comienzan a despertar de su letargo invernal y las copas se alzan en celebración. Este mes cargado de historia y referencias en las efemérides mendocinas, es también el epicentro de la Semana Nacional del Bonarda que tiene como gran protagonista al Este Mendocino. Recordemos que, en cada rincón de la Zona Este, la Bonarda se revela y sus racimos, como pinceles, pintan paisajes en tonos carmesí. Los viticultores, con manos curtidas, cuidan cada cepa como un tesoro ancestral. Es un arte que se hereda, que se siente en la piel y se bebe con gratitud.
Y claro agosto no es solo vino, es también un mes de encuentros: los lugares públicos, bodegas, sitios históricos, espacios culturales se llenan de risas y confidencias, y las copas tintinean al ritmo de las historias compartidas, los juegos, las expresiones artísticas y las reuniones, con la Bonarda como cómplice silenciosa que escucha y sonríe, en un lenguaje universal que trasciende las palabras. Así el arte se entrelaza con el vino: en galerías y museos, las pinturas dialogan con las etiquetas, los artistas encuentran inspiración en cada copa y los varietales, con su paleta de sabores, retratan los momentos en un lienzo en movimiento y una sinfonía de matices. Nos sumergimos en la cultura vitivinícola con su compañera inseparable la gastronomía mendocina, brindamos por la tierra, por la historia, por el futuro; y el vino como siempre, nos invita a explorar sus secretos. ¿Quién sabe qué sorpresas nos aguardan en cada copa? Solo hay una manera de descubrirlo: participar, disfrutar y dejarse llevar por la magia de Mendoza en agosto.
La variedad Bonarda, en cifras
La Semana del Bonarda que inició el pasado 1 de agosto en el hermoso Centro de Congresos y Exposiciones Francisco de la ciudad histórica de General San Martín, continúa este sábado con el V Encuentro Literario "Tierra Bonarda" de 11 hs a 17 hs. en el Templo del Vino, allí letras y copas comparten el escenario literario donde autores locales nos obsequian sus versos y prosas mientras degustamos los exquisitos vinos de la región con las más variadas uvas y etiquetas comandadas por "Doña Bonarda", en palabras de la reconocida escritora Marcela Muñoz Pan. Y así la agenda se amplía para todos los gustos, con actividades deportivas, degustaciones, feria de bodegas, pic nic, charlas, espectáculos artísticos, paseo de emprendedores, food trucks, y muchas actividades más que se pueden consultar en: Plan Bonarda San Martín.
Sin duda también agosto es un mes donde recordamos la agenda cultural e histórica ligada a la vida y obra del Libertador José de San Martín, nuestro ilustre vecino que fuera Gobernador Intendente de Cuyo, en dicha memoria resurge siempre sus amplios conocimientos sobre los vinos de Mendoza y el mundo, y la tradicional anécdota del cambio de etiquetas en su finca La Tebaida. En agosto también recordamos dos efemérides de la industria vitivinícola, el Día del Pinot Noir (el 18 de agosto) y el Día del Cabernet Sauvignon (hacia fines de agosto), dos varietales que se afincaron en nuestra tierra y como sucede en casi todos los casos destacan en etiquetas de las bodegas en todos los rincones de la provincia.
Doña Bonarda y Doña Malarda, esa leyenda que nunca se contó
En las alturas mendocinas que comienzan o terminan en la Cordillera de Los Andes, depende donde nos ubiquemos, los viñedos desafían la gravedad y la uva Cabernet encontró su hogar adaptándose a condiciones extremas con tenacidad y elegancia. Es que esta cepa, como otras, como un alpinista experimentado, se aferra a la tierra, y sus raíces se sumergen en suelos pedregosos, buscando nutrientes y minerales, al tiempo que la falta de oxígeno y la intensidad lumínica la despiertan y sus bayas, pequeñas y concentradas, albergan la esencia de la montaña, mientras que el sol, a esta altura, acaricia los racimos con delicadeza, transmitiéndoles su fuerza y color. Las noches frías, también hacen lo suyo y preservan la frescura y los aromas, y finalmente el viento, descendiendo de las cumbres nevadas, susurra secretos ancestrales a las vides que lo reciben con gratitud, en un diálogo silencioso entre la naturaleza y la vid.
Y es que esa combinación de altitud, sueldos áridos, pedregosos y amplitud térmica crea un entorno único que se reflejan en nuestros vinos de altura, y que tiene una de sus expresiones más destacadas en el Grand Cabernet Sauvignon 2021 de Terrazas de los Andes, nuestro recomendado de hoy: "Un vino con una compleja paleta de aromas que muestra notas de pimiento negra, tabaco y toques herbales frescos, combinados con notas de chocolate negro y caramelo debido al envejecimiento en roble, con cuerpo completo y redondo, que ofrece intensos sabores con taninos granulados y final refrescante realzado por su acidez bien equilibrada".
Así, en este mes cargado de significado y con una agenda repleta para disfrutar Mendoza, brindamos por la tradición renovada, por la tierra generosa y por nuestra hermosa Cordillera de los Andes, testigo silencioso de glorias pasadas y de esta danza de vinos, arte, cultura y encuentros del presente. ¡Salud y a disfrutar Mendoza!