Opinión

La paja en el ojo ajeno

La doble vara de los argentinos ante las figuras del fútbol. Un análisis y opinión tras el triunfo en la Copa América, de Eduardo Rivas.

Eduardo Rivas

La selección masculina de fútbol argentina salió bicampeona de la Copa América, y por primera vez un equipo americano enlaza un ciclo que incluye en medio un campeonato del mundo, algo que solo había ocurrido una vez en la historia, pero en el Viejo Continente, con España. Sin embargo, el tema de discusión en Argentina desde entonces tiene que ver con un video que publicó en sus redes Enzo Fernández, con parte de una canción que se viralizó durante el Mundial de Qatar y tiene que ver con los orígenes nacionales de los jugadores del seleccionado francés, y las preferencias sexuales de su principal figura, Kylian Mbappé. Publicación que fue abortada y luego borrada cuando alertaron a Fernández que estaba saliendo en vivo. Fernández sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, aunque después pida disculpas, si así no fuera no hubiera cortado el video.

A tal punto llegó la polémica que el Subsecretario de Deportes de la Nación, Julio Garro, afirmó ‘Creo que el capitán de la Selección (en referencia a Lionel Messi) debe salir a pedir las disculpas de ese caso, lo mismo que el presidente de la AFA. Creo que corresponde y coincido con vos, es algo que nos deja como país mal parados con tanta gloria y sería bueno llevar esto a algo ejemplificativo', pero el presidente libertario Javier Milei, que tanto se ensalza hablando de la libertad, coartó la libertad de expresión de Garro y lo destituyó afirmando ‘La Oficina del Presidente informa que ningún gobierno puede decirle qué comentar, qué pensar o qué hacer a la Selección Argentina Campeona del Mundo y Bicampeona de América, ni a ningún otro ciudadano. Por esta razón, Julio Garro deja de ser Subsecretario de Deportes de la Nación'. Curioso argumento, siguiendo esta lógica nadie puede opinar de nada ni de nadie.

Pero también se sumó a la ‘fiesta' la vicepresidenta de la República, Victoria Villarruel, quien sostuvo ‘Argentina es un país soberano y libre. [...] Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir. Basta de simular indignación, hipócritas. Enzo yo te banco, Messi gracias por todo! ¡Argentinos siempre con la frente alta! ¡Viva la Argentinidad!'. 

Francia, país colonialista

Aunque lo más curioso es que la canción, como dijimos, aludía a dos cuestiones básicas que bien pueden analizarse, los orígenes nacionales de los jugadores del seleccionado francés y las preferencias sexuales de su principal figura, Kylian Mbappé.

Respecto al primer eje, que en la canción se menciona como ‘juegan en Francia pero son todos de Angola'. La realidad es que solo unos pocos casos son ‘extranjeros', aunque la mayoría tiene ascendencia africana. Resulta curioso que se remarque esto, puesto que cuesta rastrear los orígenes comechingones, pampas o guaraníes de los jugadores argentinos. Más aún, en Argentina juegan jugadores que no nacieron en Argentina, algunos porque sus padres circunstancialmente estaban fuera del país, otros porque habiendo sus padres iniciado una vida fuera del país, nacieron allí, y el tiempo y la necesidad de jugadores hizo que Argentina los convocara para jugar aquí.

Lo que se esconde, en última instancia, es la negación del diferente. ¿Por qué está mal que Eduardo Camavinga, el único nacido en Angola pero francés, juegue en el equipo galo pero está bien que Alejandro Garnacho nacido en España, pero argentino, juegue en el equipo sudamericano? ¿Por qué está mal que los hermanos Hernández, nacidos en Francia, pero desde chicos residentes españoles jueguen para Francia, pero está bien que Lionel Messi, nacido en Argentina pero desde chico residente en español, juegue para Argentina? Lo que molesta es lo diferente... en el diferente.

Similar situación ocurre respecto a las supuestas preferencias sexuales de Mbappé. ¿Cuál es el problema si le gustaran las travestis? En última instancia es un jugador de fútbol. Curiosamente quienes lo critican son los mismos que, al hablar de Maradona, decían que no importaba lo que hiciera fuera de la cancha sino dentro de ella. ¿Por qué no se aplica con Mbappé el mismo criterio que con Maradona?

Porque en última instancia lo que importa es que todo piensen lo mismo, para que nadie piense mucho, y como dijera Joan Manuel Serrat a ‘Quien se sale del rebaño, destierro y excomunión'.

Enzo Fernández tiene libertad, según Milei y Villarruel para cantar lo que canta porque es una canción de cancha, pero Julio Garro no tiene libertad para dar su opinión.

Camavinga no, pero Garnacho sí.

Messi sí, pero los Hernández no.

Mbappé no, pero Maradona sí.

No es por ahí.

Enzo Fernández debe tener la libertad de cantar lo que quiera, y nadie puede censurarlo, pero sus canciones deben respetar la libertad del resto de la gente. No vale decir cualquier cosa, y el límite es el respeto de los derechos de todos.

No sirve la doble vara.

No sirve la imposición.

Dejen de temerle al diferente y sean tolerantes. Pongan en práctica los valores que dicen defender. Dejen de ver la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.

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