Opinión

El Estado aunque se vista de empresario, Estado se queda

Las compañías estatales tienen vicios profundos. No se puede jugar a ser empresarios con la plata de todos, menos aún cuando los tiempos de crisis exigen que cada gasto sea cuidado y justificado.

Las palabras de Alfredo Cornejo durante los anuncios para vender IMPSA fueron categóricas. La mano del Estado fue la que desencadenó la decadencia de la empresa que fue símbolo de Mendoza. Si a eso le sumamos que (casi en paralelo con el proceso de la metalúrgica), la administración actual se encargó de desarmar otra sociedad anónima estatal relacionada con la lucha antigranizo, no es antojadizo pensar que, en medio de la crisis y los análisis de costos, las empresas del Estado estén en la mira por su financiamiento y sus costos.

Es que la lupa que puso la administración de Milei (guste más o menos), golpeó en un punto sensible, como es el costo de mantener empresas estatales que, entre otras cosas, significan sostener directorios, salarios y beneficios que -en ocasiones- resultan grotescos en medio de la profunda crisis de la Argentina.

Ese modelo que el presidente critica a nivel nacional, tiene sus réplicas en muchas provincias y un ejemplo fue lo que sucedió con Aeronáutica Mendoza Sociedad Anónima (Aemsa). Tras analizarla, en el Gobierno de Mendoza consideraron que eran altos los costos para el beneficio que generaba, lo que más allá de la discusión técnica que existe, más allá de quién pueda tener la razón, es una muestra de que ya se ponen los ojos sobre las empresas estatales.

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En los pasillos de Casa de Gobierno son claros. Señalan que Cornejo no es un convencido de la necesidad de empresas estatales y siempre recalcaron que si veía que eran un problema, no tenía problemas en hacerlas a un costado. De hecho, así fue con el caso de la lucha antigranizo.

El caso de IMPSA, desde 2021 cuando se hizo el salvataje, el objetivo era ponerla en orden y venderla, pero no se logró. En este punto se le dio la razón a los críticos de la presencia del Estado en los negocios. En estos años la gestión estatal no fue capaz de resolver los problemas que tiene la compañía, algo que un privado -como el que quiere comprarla- seguramente va a lograr y la va a reflotar.

El sistema de empresas estatales es curioso, porque se supone que muchas veces se crean para gestionar cuestiones en las que el Estado no es eficiente, pero las "salvadoras" tampoco resultan siéndolo, aún teniendo herramientas y "libertad" para hacerlo. 

Para no apuntar siempre a la Argentina, en este caso podemos dar un ejemplo muy claro y muy cercano más allá de la frontera. La Corporación del Cobre, más conocida como Codelco, es la empresa minera estatal chilena. Es la mayor productora del cobre del mundo, pero en el último período resultó ser la que tuvo peores resultados entre todas las empresas estatales trasandinas. 

Aún siendo dueña de minas de clase mundial, del buen momento del cobre y de tener mucha experiencia en el negocio minero, tuvieron malas planificaciones de malos directorios, lo que llevó a que sus proyectos de expansión se demoraran y hoy tengan muchas cosas que corregir. En medio de críticas y cuestionamientos a su funcionamiento, se abre el paraguas para las voces que piden participación de privados en la empresa, algo que -a pesar de los intentos- no se ha permitido a lo largo de sus casi 50 años de historia.

Los vicios

El problema es que las empresas estatales caen en vicios que los privados no tienen porque no pueden darse ese lujo. En las compañías en que la plata es de todos, no termina siendo de nadie, algo que no sucede en el caso de los privados.

Ya lo decía un economista chileno respecto al modelo trasandino. Un peso en el Estado es un peso perdido, pero un peso en el bolsillo de una persona va a estar bien cuidado, porque sabe cuánto le costó ganarlo y va a querer multiplicarlo.

Entonces, si tenemos compañías que en la teoría son sociedades anónimas o independientes del Estado, pero los recursos con los que se mueven provienen del fisco, no dejan de tener esos vicios. Peor aún, cuando esos dineros van a salarios de directorios y gastos que en muchos casos ni siquiera se rinden.

Esa nueva mirada sobre las empresas del Estado, también se traspasa a los dineros del Estado, algo que queda muy claro a partir de los US$1.023 millones de Portezuelo del Viento. En otro tiempo, quizás, se hubiera repartido la plata entre todos los departamentos para que cada uno hiciera una obra. Sin embargo, ahora se aplica el concepto del retorno.

El retorno significa que cuando se tiene una inyección de recursos, necesariamente se tiene que pensar en multiplicarlos para generar el círculo virtuoso de la producción. Claramente hay obras que el Estado debe asumir, porque son necesarias y no tendrán retorno, pero es clave lograr un equilibrio que permita que sea ese mismo círculo virtuoso, el que financie lo que no va a tener retorno y es igualmente necesario.

Todo lo mencionado no significa que se piense en un Estado ausente, sino en un Estado que tenga control y que ponga las reglas del juego, pero que no quiera participar y ser parte del juego como si fuera un privado. De hecho, y es una crítica de los inversores en el mundo, cuando el Estado quiere jugar y participar "porque sí" y "porque la pelota es mía". Eso, termina espantando a los que tienen que poner la plata.

"Cuando la plata es de todo, no es de nadie", es una frase clave, porque invita a jugar a ser empresario sin el riesgo que realmente implica serlo, porque se puede ganar y también perder. Igualmente, es algo que se da en muchos ámbitos y cabe un ejemplo. ¿Sabe por qué en Chile se instalaron las sociedades anónimas en el fútbol? No fue para tener mejores resultados, ni para generar nuevas generaciones de grandes deportistas. Nacieron por la necesidad de ordenar un negocio en el que nadie se hacía cargo de nada. Los dirigentes quebraban clubes, dejaban personas desempleadas y abandonadas a su suerte y nadie pagaba, ni se hacía cargo de nada. Las sociedades anónimas, o la alternativa de las fundaciones sin fines de lucro, vinieron a regular el tema. Los directorios, dueños o encargados, tienen que responder por lo que hacen ante la Justicia y con su patrimonio si es necesario.

Entonces, ejemplos más o menos, en los nuevos tiempos la lupa se tiene que poner sobre todos los gastos del Estado, porque tanto en Mendoza como la Argentina, se necesita que los recursos se cuiden y todos los gastos sean bien cuidados y justificados.

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