Historia

Cuando San Martín gobernó Mendoza

La historiadora Luciana Sabina recuerda cómo fue la gestión gubernativa de José de San Martin en Mendoza.

Luciana Sabina

Tras un pedido insistente, San Martín logró ser designado como Gobernador de Cuyo. Para éste era fundamental tener todo el poder sobre nuestra región a efectos de preparar el cruce a Chile y desde allí liberar Perú, centro mismo del poder español.

Desde su llegada a Mendoza, la provincia fue para el futuro "padre de la Patria" un verdadero refugio. Aquí contó, con el apoyo de hombres importantes como Tomás Godoy Cruz y Toribio Luzuriaga, mientras la población confiaba expectante en cada paso del General.

Su desempeño como gobernador fue descripto con gran precisión por la historiadora mendocina Teresa Giamportone, gracias a quién sabemos que San Martín inculcó hábitos en los cu­yanos de entonces estableciendo normas contra la vagancia, el delito y el juego. En esta línea, prohibió a los peones concurrir a las pulperías durante los días de semana. Además, las mismas debían cerrar a las 22:00. Acertadamente incorporó "alcaldes de barrio" -llamados decuriones- para mantener el orden.

El sistema de salud no fue dejado de lado. En la ciudad existía solamente un hospi­tal, así que San Martín hizo entonces levantar otro exclusivo para sus soldados. Cabe destacar que propagó la vacuna antivariólica, al igual que Napoleón años antes.

Por aquí la situación era verdaderamente compleja, Mendoza sufría una fuerte crisis económica y para subsanarla tomó varias medidas. Entre ellas logró que el gobierno central suprimiera los impuestos a la exportación de productos cuyanos.

Pero no todos fueron beneficios, la población se vio muy perjudicada por el incrementó la recaudación fiscal, así como las contribuciones volunta­rias y forzosas.

Otra forma de conseguir fondos fue secuestrando bienes de los prófugos. También confiscó herencias españolas sin sucesión y tomó los diezmos eclesiásticos. Pero el pueblo no fue el único en padecer privaciones, San Martín hizo reducir a la mitad los sueldos estatales, incluyendo el propio.

A todo esto sumó una serie de obras de irrigación que ampliaron la superficie cultivable en nuestra provincia. Los nuevos te­rrenos fueron vendidos a bajo precio y esto produjo un creci­miento enorme en la agricultura mendocina.

Nada escapaba a su organización. De hecho, el General San Martín llevaba una especie de agenda donde apuntaba todo. En un pequeño fragmento de la misma leemos:

"El granadero de la 2° y del 3° Clemente Ahumada, se queja contra el Alférez Arias por haberle dado de palos en la formación - Carteles para los peones de la fábrica de pólvora - Llamar a Don Clemente Godoy - Preguntar a San Luis si ha llegado allí Lucas Durán - A Pescara que de los 400 caballos que debe remitir todos sean escogidos - Pedir noticia del dinero existente en caja para el primero del mes - Al Cabildo que avise a los Decuriones que la bandera encarnada es señal de alarma y la bicolor de buena suerte - Pedir la causa de Aldoy y Guerrero - Que mande el administrador dos cajones de velas a Uspallata".

Con tanto por hacer nuestro primer gobernador comenzaba a trabajar cerca de las 5:00 de la mañana. Terminaba exhausto cada noche. Muchas veces no lograba conciliar el sueño por preocupaciones o problemas de salud. Aun así, según el mismo San Martín, los días más felices de su vida transcurrieron aquí. Su amor por Mendoza se hizo fuerte y hasta el día de hoy, su "ínsula cuyana" -como bautizó a la provincia- no ha dejado de corresponderle. 

Esta nota habla de: