La obra pública como "desatanudos" con Mendoza: del stop de Posse al play de Francos, qué pasó y qué pasará ahora
Esta es una "picada" política premium: se avanzó en un acuerdo que destraba mucho más que la obra pública y abre un canal de diálogo y negociación dentro del plano práctico y no ideológico a Mendoza con la Nación. Los detalles de lo que pasó y hacia dónde se avanzará.
El gobernador Alfredo Cornejo destrabó ante el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, acompañado por su ministro de Gobierno e Infraestructura, Natalio mema, el nudo gordiano de la obra pública en Mendoza. Ese solo hecho -cuya historia pública y secreta intentaremos contar, como asimismo sus consecuencias- desencadenó un cambio de ánimo que, se estima tanto en sectores del Gobierno y las empresas, influirá notablemente en la población.
El anuncio fue concreto: "Hemos firmado un importante acuerdo de colaboración para asegurar la asistencia financiera necesaria para la continuidad de obras públicas prioritarias en nuestra provincia. Junto a Guillermo Francos rubricamos este acuerdo que refleja nuestro compromiso conjunto de finalizar las obras en curso y seguir mejorando la infraestructura de nuestra provincia", compartió Cornejo no bien terminó la reunión y todavía sosteniendo una gran sonrisa, como la compartida minutos antes con el reemplazante de Nicolás Posse en la Jefatura de Gabinete, "el gran tapón", según muchas voces cercanas a la Casa Rosada, con las que Memo pudo auscultar los detalles del acuerdo.
Cornejo abundó en los primeros detalles: "En líneas generales, se reactiva la doble vía San Juan hasta Jocolí, la Variante Palmira, la Ruta 7 para el desvío del tránsito pesado, los dos puentes sobre la ruta 40 y también el 100% de las obras de vivienda que tenían financiamiento nacional comprometido". Y tituló la devolución del favor recibido (más allá de los votos en el Congreso, que no son muchos, pero sirven): "Creemos que es un avance, aspiramos a que la Argentina crezca y sistematice su plan de inversión de obra pública y también que se reactive la obra privada junto con la economía del país".
Qué es lo que se consiguió
- Todas las obras nacionales se van a continuar. Hay un dato extra: salvo los dos puentes averiados en la Ruta 40 al sur, todas fueron iniciadas por el gobierno de Mauricio Macri, el mismo que terminó el hoy fundamental nexo con Malargüe desde Pareditas, que acorta en una hora la distancia con la comuna más austral de Mendoza.
- A diferencia de otras provincias, en Mendoza no había obras nacionales sobre rutas provinciales, salvo la 99, circuito Papagallos - ingreso a San Isidro - El Challao, que está prácticamente determinada.
- El punto más satisfactorio, aunque se traten de obras "enterradas", es decir, con poca posibilidad de alarde electoral, son las encaradas con recursos del Enohsa, que es el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento que se están haciendo con Aguas Mendocinas (Aysam). Allí el "ok" nacional abarca a casi todas las obras, salvo una que está avanzada en un 25% y que es de Aysam: una colectora en Godoy Cruz.
- Quedó en el convenio la necesidad de retomar las obras del Túnel Caracoles a Chile, el viejo nexo que utilizaba el Tren Trasandino y que empezó a adecuarse para que haya una mano más en la conexión binacional.
- En el gobierno de Mendoza hablan de "apuro" por "los dos benditos puentes sobre la Ruta 40", que están al 25%. Allí hay una sombra que pesa y es que los contratos los hizo Sergio Massa y se ejecutaron "en forma desastrosa", según el análisis que se hace desde Mendoza. Fue una parálisis previa a la ideológica impulsada por la llegada de Javier Milei.
- Las dos obras más expuestas que volverán a activarse son la Ruta 40 a San Juan y la Variante Palmira, fundamental esta última para el desvío de los camiones que ahora ingresan hasta la Ciudad por el Acceso Este y que permitirá atender un muy retrasado planteo sobre este tramo de llegada "final final" a la capital mendocina por Maipú y Guaymallén.
- Se retomarán los contratos porque siguieron vigentes. Salvo las excepciones mencionadas anteriormente, el ¿gobierno? de Alberto Fernández recibió todas las obras licitadas y listas para avanzar, cuando sufrieron la primera de las parálisis, pre motosierra de Milei.
Por qué Mendoza se demoró más en "arreglar" con la Nación
En principio, los mendocinos veíamos cómo el gobierno nacional iba cerrando acuerdos para la continuidad de obras con otras provincias, sin que se mencionara a una sola en este territorio.
Había negociaciones. La política es eso, le guste o no a cualquiera, incluyendo a un presidente "que no entiende la política", como el propio exministro del Interior y ahora jefe de Gabinete dijo alguna vez.
Pero hay un factor más. Mendoza esperó con paciencia en la fila y consiguió más que otras, ya que no hizo falta que se hiciera cargo de ninguna obra: la Nación retomará su rol, en un fenomenal "aquí no ha pasado nada".
Los municipios y empresas cambian la cara
Si hay una palabra que podría caracterizar a la reacción de varios intendentes: alegría. En las empresas consultadas por Memo hay más precaución, pero denotan distensión. "Es poco, pero es algo; es importante que sigan las obras", sueltan, ansiosas por más.
Las obras que se reiniciarán beneficiarán a San Rafael, Malargüe, al Este mendocino y hay dos jefes comunales que respiran con alivio: Marcos Calvente y Francisco Lo Presti.
- En Guaymallén retomarán el desembolso para el Colector Estrada Elpidio González. Una obra que ejecutaba Aysam antes de pararse la entrega de recursos nacionales, de 800 mm de diámetro, y que había terminado comprometiendo a fondos del gobierno de Mendoza y de municipio, que se hizo cargo de la reparación de las calles rotas y la urbanización a su paso. Ahora será la Nación la que vuelva a inyectar dinero para poder avanzar y terminar.
- Además, verá avanzar la Colectora Máxima Paramillos - Colonia Molina que resulta crucial para Guaymallén, porque vincula todas las redes cloacales que llegan al noreste de su territorio con la planta de tratamiento ubicada en Lavalle. Allí hay una consecuencia positiva más: Calvente dio cuenta que permitirá, una vez que esté activa, cerrar las lagunas de tratamiento de aguas grises que hay hoy en su comuna. "Es una gran noticia", sintetizó en su habitual estilo de diálogo escueto el jefe comunal.
- Mientras que en Las Heras permitirá avanzar con una obra anunciada por todos, que es fundamental no para el futuro sino "para ayer", que es el Acueducto del Piedemonte, para El Challao y alrededores que carecen de agua potable. Se trata de la construcción del sistema de producción y provisión de agua potable en un plazo de 24 meses, y que cuando hace más de dos años se anunció, ya se calculaba que beneficiaría a 64 mil personas: unas 14 mil familias de Las Heras, y parte de Ciudad de Mendoza.
Historia de un chasco: el "fin de la obra pública" y su doble parálisis
En las empresas no se habla solamente del "fin de la obra pública" que desencadenó el triunfo de Milei y su dogma en torno al Estado, su función y la "casta" de empresas dedicadas al rubro. Dan cuenta de una parálisis anterior, más compleja y perjudicial que fue la de Alberto Fernández, que prometía avanzar y tiraba anclas a fondo.
En el gobierno de Javier Milei se frenó todo. Primero, se pensó que era para "barajar y dar de nuevo", con un "borrón y cuenta nueva" -siguiendo con las frases hechas descriptivas- de lo que fue el kirchnerismo en la obra pública: estafa a la gente, corrupción, enriquecimiento ilícito, nada a la vista, etc.
Luego Milei encontró a lo que todos consideran como un "buen ministro de Infraestructura", que fue Guillermo Ferraro, hombre de Eurnekian -igual que el Presidente- que lideró el proyecto de Corredor Bioceánico Aconcagua en Mendoza, aquel que pretendía construir un doble túnel con líneas ferroviarias a Chile que transportaran camiones y cuya maqueta nos cansamos de ver en el hall del aeropuerto de El Plumerillo.
Ferraro perdió de un día para el otro la confianza de un Milei recién asumido, todavía más exótico que el de hoy, que empieza a aplomarse, y como lo acusó internamente de filtrar una conversación de la reunión de Gabinete, lo echó y hasta desmanteló el ministerio, cuyas áreas le transfirió a su amigo, el ministro de Economía Luis Caputo.
Algunos integrantes de aquel equipo de Ferraro sostienen que tenía todo ordenado para retomar la obra pública, en cada punto del país y que su capacidad era "de una locomotora". Caído el tema en territorio de Toto Caputo, sus prioridades (y probablemente, intereses, conocimiento, intenciones y vaya a saber qué más) pasaban por otro lado, sin darse cuenta del motor que en cualquier país representa la obra pública.
Como le dijera el analista económico Orlando Ferreres a este diario, el Gobierno "no la vio". Paralizó toda la obra pública y no otorgó poderes ni firma, ni nombramientos y tampoco directivas para avanzar con el modelo de iniciativa privada o privatización de las grandes obras. "Ni fu ni fa", contamos aquí (clic).
La imaginación de Milei en torno a sus preceptos dogmáticos sobre qué es ser liberal se chocaron con la realidad. Al despertarse de sus sueños ideologistas, se encontró con que no se había parado solo la obra pública, sino el país entero. Eso hizo caer el empleo, aumentar las tensiones dentro de las provincias y de ellas con la Nación y, en definitiva, se vio acorralado. ¿Qué pasó entonces?
El factor Posse/Francos
Nicolás Posse, como jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, jugó su propio TEG, reducido por sus capacidades/incapacidades de comprensión de la dimensión nacional y particularidades de su carácter. Según cuentan fuentes paramileístas, pudo reunirse cuatro veces en 5 meses con el titular de la CIA, se fascinó por el tema espionaje y la posibilidad de tener hasta a sus jefes en su puño, hasta que fue justamente "El Jefe" el que le revoleó la patada final que lo expulsó de su breve paraíso de un poder que creyó tener a fuerza del combustible más viejo y usual de la política argentina: los "carpetazos".
Fue a Francos a quien le vino como anillo al dedo aquel material intacto de la gestión fallida de Ferraro y en su diálogo con las provincias buscando que se le apruebe al menos alguna iniciativa parlamentaria al Presidente, retomó el hilo de la realidad: la obra pública reactiva todo, también a la política.
Y terminaron todos sonriendo: