Los últimos años de Saavedra
Cornelio Saavedra, el presidente de la Primera Junta de Gobierno patrio, residió en San Juan y en Chile. La historiadora Luciana Sabina cuenta la historia de su deceso.
Muy poco se sabe de los hombres de Mayo luego de sus respectivos pasos por la histórica jornada de 1810, por eso nos ocuparemos hoy de Cornelio Saavedra.Luego de vencer a Mariano Moreno y lograr la formación de la Junta Grande, incorporando a los diputados del Interior en 1811, Cornelio Saavedra se hizo cargo del Ejercito del Norte para luchar contra los españoles.
En su ausencia la facción morenista se impuso nuevamente y terminaron pidiendo la cabeza del militar. Consecuentemente Saavedra siguió el camino del exilio junto a su familia y en la pobreza absoluta.
Así era el rostro de Cornelio Saavedra
Se estableció en Chile, dónde la Revolución había depuesto a los realistas. Dicha victoria fue pasajera y una vez que los españoles volvieron a tomar el control sobre el país trasandino, Don Cornelio tuvo que regresar a Argentina.Se instaló entonces en San Juan, junto a su familia, hasta que en 1816 pudo regresar a Buenos Aires gracias al apoyo de San Martín. En sus memorias rescató sobre estos años de exilio:
"Mi estadía en San Juan y Chile me hizo comprender el silencio de las montañas, ese enorme y pavoroso silencio de Dios que tantas cosas dice al que bien lo escucha".
Una vez en la capital abandonó la vida política y se retiró del Ejército. Confió en una especie de jubilación establecida por Bernardino Rivadavia, pero esta no lo benefició en nada. Por entonces, George Love, un notable cronista inglés escribió:
"La joven e interesante hija de don Cornelio Saavedra, doña Dominga, toca [el piano] con mucha habilidad; con un poco más de estudio sería muy admirada. Esta señorita, de belleza floreciente, posee talentos que, cultivados con esmero, serían adornos de la sociedad. Su padre, don Cornelio, fue el primer director de la Provincia después de la revolución y pertenece a una de las familias más antiguas y respetables. Sus modales son muy agradables, físicamente se parece a un general inglés. Como tantos otros ha cambiado la espada por el arado, y reside a noventa millas de la ciudad, en las orillas del Paraná".
El 31 de marzo de 1829 El Tiempo -diario porteño- anunció: "A las ocho de la noche del domingo murió repentinamente el brigadier general don Cornelio Saavedra. Los buenos patriotas deben sentir su pérdida, por los servicios que aquel ciudadano ha prestado al país". Había nacido sesenta y nueve años atrás en la actual Bolivia.
Pocas semanas antes había dado fin a sus memorias señalando:
"Aunque la conciencia no me acusa de haber hecho mal a nadie, ni con ánimo resuelto y deliberado causado heridas en sus intereses y reputación. Si alguno se cree en este caso, pido también me perdone".