Energía

La ola polar pone en jaque el superávit energético

Entre los meses de enero a abril, la balanza energética consiguió un superávit de USD 2.414 millones, según el análisis del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), pero el adelanto del frío invernal obligó a comprar más gas del previsto

La ola polar pone en riesgo el superávit energético de primer cuatrimestre del año que cerró con un saldo positivo fue USD 2.414 millones por las menores importaciones, según Iaraf. Sin embargo, bajas temperaturas y un aumento en el consumo de los hogares llevó a que el Gobierno precise incrementar las importaciones por un total estimado de USD 500 millones, para atender a la demanda de energía. Si bien, el gasoducto Presidente Néstor Kirchner generó un nuevo flujo de gas, el parate en las obras no permitió que alcanzara su máximo potencial, mientras que el acuerdo con Bolivia tiene fecha de vencimiento a fines de julio, a mitad del invierno.

Durante los meses de enero a abril, la balanza energética consiguió un superávit de USD 2.414 millones, según el análisis del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Eso significó que el cuatrimestre aportó USD 2.176 millones más que en 2023. Al descomponer la variación en la balanza de dólares de la energía, el Iaraf señaló que "el efecto precio generó una caída de USD 70 millones y el efecto cantidades una suba de US D2.246 millones".

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"El principal aporte de dólares vino por el lado del ahorro generado por las menores importaciones. Por el menor precio de la energía importada, se ahorraron USD 17 millones y por la menor cantidad de energía importada el ahorro fue de USD 1.585 millones. La suma da la cifra de USD 1.602 millones. En materia de exportaciones, las mayores cantidades exportadas compensaron el menor precio, siendo positivo el efecto sobre la balanza de dólares en USD 574 millones", desglosó el Iaraf. 

En abril, último dato del intercambio comercial revelado por el Indec, la exportación de combustibles y energía creció un 44% interanual.

Sin embargo, los número en verde pueden encontrar matices con las nuevas compras que se le impusieron al Gobierno en materia energética. El invierno se adelantó con temperaturas muy por debajo de lo habitual para mayo y, por lo tanto, hubo un incremento en la demanda de energía en los hogares, lo que llevó a cortes de suministros en estaciones de GNC y empresas con contratos "interrumpibles".

Con el fin de evitar un mayor desabastecimiento, la Secretaría de Energía instruyó a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa) a importar nuevos cargamentos de fueloil y gasoil. Esa compra se estima en torno a los USD 500 millones.

Varios factores conspiraron: por un lado, con la puesta en marcha del Gasoducto PNK, la gestión anterior aspiraba a dejar de importar gas de Bolivia durante el invierno. Sin embargo, por otro lado, el parate en la obra pública impidió que funcione en su capacidad plena. El objetivo primordial del GPNK era asegurar el autoabastecimiento.

Según fuentes que formaron parte del gobierno pasado, el gasoducto generó desde su ingreso USD2.470 millones en ahorros: "El ahorro se debió al Gasoil y Fuel Oil importado para usinas, que a su vez, fue gracias al acceso a carbón mineral para usinas, de energía eléctrica de Brasil y gas natural licuado".

En su informe al Senado, el todavía jefe de Gabinete, Nicolás Posse, remarcó que el gas de Bolivia "tiene un contrato en firme por hasta 5 MMm3/d hasta el 31 de julio" y aclaró que "se negoció con Petrobras un swap de gas de hasta 4 MM m3/día para los meses de agosto y septiembre".

En paralelo, el ministro de Economía, Luis Caputo, dispuso que se postergue hasta junio el incremento de gas para los hogares de mayo que ya habían sufrido un aumento del 300% en abril. Este mes, el gas debía pasar del precio de verano al de invierno es decir de USD 2,9 por millón de BTU a USD 4,4 por millón de BTU.

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