Columna Líquida

Brindis en el Laberinto de Borges de San Rafael

Camilo Aldao (h) y el sustrato del Laberinto de Borges, con reconocimiento a la autora de esta columna, Marcela Muñoz Pan.

Marcela Muñoz Pan

Sigamos hablando de nuevos aprendizajes, experiencias y "casualidades".

Hará un mes recibí un extraño llamado. Era una poeta mendocina, Marcela Muñoz. Me dijo que estaba muy impresionada. Que acababa de editar su último libro, "Vino la poesía", y que no sabía por qué, en uno de sus poemas, "Brindis", después de nombrar cada una de las zonas de vino de Mendoza con sus uvas, al hablar del Sur, hablaba de un laberinto borgeano. En eso, le llegó un diario con un titular que decía: "Construirán en el Sur un laberinto borgeano". Casi se desmaya. Que no me conocía, pero que, como presentaba su libro en el Club Español de San Rafael, quería que yo hablara de la poesía. Acá va la poesía:

Invitemos a las mesas mendocinas

A consagrar entre labios

Las nuevas costumbres viejas

Pero nuestras.

Un centro de pasajeras seducciones,

Con su cabernet Sauvignon, Chenín o merlot

Contempla el Aconcagua en la ciudad descalza de agua.

El Valle de Uco,

Embruja pasos de multicolores momentos

En la tempranilla, Barbera, Sangiovese, Bonarda y Semillón,

Abriendo moradas en bohemias fincas.

Se aproxima el Este

Con sus criollas grandes moscateles,

Pedro Giménez, Cereza y Sirah

Las mayores dádivas para sus antojos

Y desde el Sur

Donde todo puede suceder

Sucede el fin

O viceversa,

Como un laberinto borgeano.

Así me vi de repente, con un montón de público sentado enfrente, micrófono en mano y rodeado de poeta y panelista literata, aterrado por tener que hablar. Decidí hablar, obviamente de ese único poema, y de casualidades y laberintos.

Acá va lo dicho por el nuevo "crítico literario":

"Buenas noches. A ustedes les debe parecer misterioso que Marcela Muñoz, poeta mendocina, me haya pedido que dijera algunas palabras sobre su poema "Brindis", incluido en su último libro: "Vino la poesía".

¿Por qué misterioso? Podría ser porque, por ejemplo, me encargó a mí, que no soy crítico ni literato opinar sobre algunos de sus versos.

O porque hasta hoy, por casi, ni siquiera nos habíamos visto las caras frente a frente.

Pero, sin embargo, hay algo muy fuerte que nos une, a pesar del desconocimiento mutuo y la distancia: la intuición.

Estoy seguro que Marcela Muñoz piensa como Susana Bombal, escritora y tía abuela mía, íntima amiga de Jorge Luis Borges. Ella aseguraba que "las casualidades no existen, sino más bien se trata de caminos secretos donde convergen afinidades".

Y sino, vean cómo empieza esta historia: Marcela Muñoz acaba de editar su libro y en la imprenta y tiene a mano su poesía "Brindis".

Se pregunta por qué, al enumerar poética y cariñosamente en sus versos todas las variedades de uvas que hay en cada zona de la provincia, al llegar al Sur dice:

"Y desde el Sur

donde todo puede suceder,

sucede el principio,

sucede el fin o viceversa,

como un laberinto borgeano..."

¿De dónde salía esto? En ese momento alguien apoya un diario, cuyo titular rezaba: "Construirán en el Sur un laberinto borgeano". Casi se desmaya. Ahí es cuando viene su llamado a mí y su pedido de que presente esta poesía.

Marcela Muñoz había intuido en el aire, como los verdaderos místicos a los grandes artistas, una gran energía creativa que se estaban gestando en San Rafael, aún antes de que nadie le hubiera contado de nuestro proyecto.

Marcela Muñoz, por pura intuición, ya plasmó en las .páginas de un libro un laberinto borgeano.

Nosotros, con mi familia y un grupo, cada vez más grande, de artistas, paisajistas, arquitectos, cineastas y escritores estamos intentando lo inverso: crear un libro gigante, abierto al universo, cuyas letras están enraizadas en la misma tierra sanrafaelina.

Pero, ¿qué es un laberinto?

Un símbolo que es una metáfora de la vida. Tan antiguo y universal como la raza humana. Es el punto de encuentro entre arquitectura, tradición, poesía, paisajismo, magia e imaginación. Camino místico y utilizado por todas las tradiciones espirituales como lugar para meditación, porque al estar el cuerpo perdido en sus senderos, la conciencia queda libre para buscarse a sí misma.

El que estamos edificando en San Rafael nació de un sueño, como muchos otros laberintos construidos en el mundo.

Pero volviendo a las "casualidades", los dos personajes que inspiraron esta obra, Jorge Luis Borges y Susana Bombal, se conocieron gracias a un malogrado "brindis", como es el título de la poesía de Marcela Muñoz, justamente. Estaban en una fiesta en lo de un arraigo en común, en los años 40. Al brindar, un invitado volcó champagne sobre el vestido blanco de Susana. Entre el ritmo de los fox-trots, alguien acercó su pañuelo para secarla. Era Borges y ahí se conocieron.

Repito, Marcela Muñoz, con su poesía, ha sabido "intuir" este gran proyecto que está en sus inicios, que pretende ser un gigantesco "libro abierto al universo", un punto de atracción para gente de la cultura del país y del mundo y un homenaje simbólico a la figura de Borges, a los libros, a la cultura, a los poetas.

Así que, Marcela, un "brindis" por esto y bienvenida a este Círculo del Laberinto que estamos formando en Mendoza. Gracias.

(Kmy)

Camilo Aldao, marzo 2003

Randoll Coate, inglés, donó el diseño de este jardín cultural que se plantó en el 2003, gracias al empuje de Camilo Aldao hijo, el verdadero hacedor del laberinto más grande de América, junto con María Kodama, Carlos Thays, Gabriel Mortarotti, Andrés Ridois y Mauricio Runno.

PD: Cómo se te extraña Camilo Aldao, gracias por tan bella amistad de brindis y poesía. Marcela Muñoz Pan.

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