Marcelo Puertas

Indolencia de las instituciones

El aumento al personal de ambas cámaras legislativas nacionales, bajo la lupa del abogado Marcelo Puertas.

Marcelo Puertas

La Real Academia Española al referirse al vocablo "indolente", se refiere al sujeto que no se afecta o conmueve, que es insensible, sobre todo al dolor o sentir ajeno, asimismo también refiere cuando hablamos de los llamados "flojos", no obstante me voy a referir al primer concepto.

En estos días de pandemia, hemos podido observar con cierta asiduidad, como desde distintos medios de difusión y en forma personal, economistas, empresarios, trabajadores, vinculados al sector no estatal o privado, explicitan, con hechos contrastables con la realidad, la gravísima situación en la que se encuentra el sector (mayoritariamente creador de riqueza) debido a la falta de movimiento de la economía, situación que si bien se presenta hace tiempo, debido a la cuarentena se ha visto profundizado enormemente.

Teniendo en cuenta ello, también en estos días hemos observado, con suma preocupación, en mi caso, como algunas instituciones estatales no están acompañando el presente proceso ya descripto en el parágrafo anterior, mostrando de esa manera una Indolencia manifiesta para con la problemática, siendo que las mismas está compuesta por Empleados y Funcionarios Públicos cuya función, con diferentes ribetes, consiste en prestar, o deber prestar, un servicio a la comunicad.

Dicho servicio, más allá de los avatares de la realidad, consiste en tener presente, en todo momento, cual es el contexto en que se desarrolla ese servicio público, a quienes va destinado, cual es la situación de la sociedad que rodea al funcionario, fundamentalmente porque ese ciudadano es quién sostiene con su esfuerzo e impuestos los emolumentos que perciben tanto los funcionarios como los empleados públicos, motivo por el cual tienen que ser de suma prioridad para ese funcionario (y empleado), cumplir con diligencia sus funciones y desarrollar una profunda empatía (identificación con "el otro") a los fines de no ser un indolente, a los fines de no incurrir en acciones pueriles (con disculpa a los niños) o mejor dicho inmaduras.

A modo de ejemplo, considero de suma gravedad lo ocurrido en el Congreso de la República (que hace rato pone irracionales excusas para no trabajar virtualmente), respecto de acordar un aumento significativo al personal de ambas cámaras, llámese Diputados y Senadores. Esto es grave ya que, considero, que consiste en una total falta de comprensión de la realidad del "otro", fundamentalmente de aquel ciudadano que vive el día a día, o ya el ayer, porque no le quedan medios genuinos para subsistir. Con esto no quiero referirme a que los empleados de las mencionadas Cámaras no tengan derechos a ver mejorados sus salarios o condiciones de trabajo, sino que hago hincapié en que dichas mejoras tienen que imbricarse con el contexto de los conciudadanos que no trabajan en el Estado y que hoy están padeciendo carencia de necesidades básicas, en estas circunstancias extraordinarias que transcurrimos.

En síntesis considero que no veo actos de solidaridad en algunos funcionarios, para con los que están padeciendo en grado sumo esta crisis, y están definitivamente obligados a hacerlo ya que son los administradores de la res pública (cosa pública) cuyos salarios son oblados por los padecientes.

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