Opinión

Sin espacio para improvisaciones, no cualquiera puede hacer minería

La industria minera tiene que enfrentar procesos más complejos que otros sectores productivos. Muchos opinan y creen que pueden hacer minería, llegando desde cualquier lugar, pero no se trata de una industria que permita la improvisación.

La industria minera es tan compleja en su desarrollo que es difícil dimensionar todo lo que tiene que suceder para que un yacimiento entre en producción. En el caso de Mendoza se hace particularmente engorroso, porque la discusión siempre apunta a una serie de mitos en torno a la actividad y se mueve en un entorno político alejado de la cuestión técnica y científica.

A pesar de eso, desde el Gobierno de Mendoza avanzan con un plan para el desarrollo de procesos de exploración. Aunque todo el camino para desarrollar un mina es importante, lo fundamental -aunque caiga de maduro decirlo- es la existencia del mineral como primer punto, porque sin mineral no hay nada.

Igualmente, la sola existencia del mineral no es una garantía de que se pueda avanzar con la construcción de una mina y producir, hay una serie de estudios de factibilidad -económica y técnica- que son los que, en base a la cantidad y la calidad de mineral, determinarán si se puede avanzar y cuánto costará.

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Considerando esta explicación de dos breves párrafos, nos encontramos con el primer error del ciudadano común cuando habla de minería, señalando siempre las riquezas que tiene Mendoza y cómo las grandes compañías transnacionales quieren venir a llevarse dejando "migajas".

Lo cierto es que Mendoza en materia minera no tiene riquezas, porque lo que está enterrado y no está medido, malamente podría ser algo de lo que el ciudadano común pueda recibir algún beneficio. Puede existir potencial, pero no pasa de eso y no genera beneficios si no se explora y se sigue todo el proceso para producir cobre u otro metal.

En lo referido a las compañías, son las empresas que se dedican a la minería, las que realmente desarrollan proyectos (y no especulan), las que tienen la expertiz y los recursos para poder avanzar con estas inversiones. Se dice que dejan "migajas" porque -intencionalmente en muchos casos- hablan sólo de regalías, pero pasan por alto el resto de los impuestos que se deben pagar. Además, son las que pueden sostener grandes inversiones durante largos períodos y esperar mucho tiempo para poder comenzar a recuperar esas inversiones. En el negocio minero se puede invertir durante décadas (miles de millones de dólares) sin ver ganancias, hasta que después de varios años la balanza comienza a ser positiva.

Por eso, la minería no es para cualquier empresa, hay muchas -especialmente en el último tiempo- que se aventuran porque piensan que "es el futuro" y ven buena rentabilidad, pero en el camino se van encontrando con una realidad muy diferente a la que esperaban. También están las que ingresan al negocio minero con su poder y su dinero para especular, sin tener en el horizonte el desarrollo real de proyectos. Incluso están los que ven en el desarrollo de la actividad una oportunidad para ampliar su carteras de proyectos, aunque lo más cerca que estuvieron de una mina fue cuando cruzaron a Chile y bajaron los caracoles.

Exploración, a una perforación del éxito o del fracaso

El primer paso en el desarrollo minero es muy complejo. La inversión en esta etapa es considerada muy riesgosa. Se necesita de una importante cantidad de dólares sin tener un retorno asegurado (generalmente varios millones).

De hecho, en el plan de exploración minera que impulsa el Gobierno de Mendoza, nadie puede asegurar que se vaya a encontrar un yacimiento, porque la única forma de tener certezas es explorando. Sin embargo, en ese camino estás a una perforación del éxito o el fracaso.

Por eso, es que -a pesar de los cuestionamientos de muchos antimineros- la única forma de avanzar con el desarrollo minero es a través de privados, porque el Estado no puede ni debe invertir porque no tiene asegurado el retorno del capital. Pero tampoco puede ser cualquier privado.

Como se dice en los círculos mineros, con la estadística actual sería más fácil ir a apostar a un casino que invertir en una exploración minera. Mientras la probabilidad en algunos casos es de 50 y 50 en una sala de juegos, en una exploración es de 100 a 1.

Si se activa el proceso de exploración en Malargüe el panorama no será distinto, nadie puede asegurar que se logrará encontrar mineral, pero si podemos asegurar que en el proceso habrá proyectos -la mayoría- que no tendrá el potencial para convertirse en una mina. Quizás se sepa al momento de la misma perforación o en los procesos posteriores, porque las cifras no dan para proyectar un yacimiento.

Lo importante, y que diferencias a las empresas mineras en sus distintos niveles de magnitud, es que tienen claro que están a una perforación del éxito o el fracaso, pero no condicionan su rumbo por una o la otra, porque es a lo que se dedican. Es como dicen los geólogos, que son optimistas porque siguen buscando minerales, siempre pensando en que encontrarán algo, aunque nadie se los puede asegurar.

En estos momentos de la Argentina, y también de Mendoza, en el que se ve al desarrollo minero como una herramienta potente en momentos de crisis, aparecen actores de distintos lugares para "hacer minería". Sin embargo, los que realmente saben del desarrollo de la industria, entienden que no hay espacio para la improvisación.

El desarrollo de la minería es complejo, de largo tiempo, con grandes inversiones y problemas que resolver en todo momento. No es un negocio simple y el desarrollo de proyectos no es para todos, por eso la expertiz es clave y no es algo que se consiga fácilmente.

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