¿Cuándo la inflación mostrará una verdadera desaceleración?
Proyectamos dos escenarios para la inflación en el futuro: tememos que la caída del primer semestre no pueda reproducirse en el segundo. Las condiciones monetarias y financieras serán más difíciles, sobre todo si las autoridades deciden levantar los controles de capital
El IPC de marzo se situó en el 11% por debajo de las expectativas de mercado y de nuestras propias previsiones. Si miramos hacia adentro fueron los precios regulados los que impulsaron el índice al alza, ya que esta categoría registró un aumento del 18.1%, en cambio la inflación núcleo fue del 9,4%, ubicándose en un dígito por segunda vez, desde agosto pasado.
La inflación núcleo en lo que va del año fue del 40,4 % frente al 81% de los precios regulados; otros indicios también apuntan a una rápida desaceleración de la inflación:el índice de precios al por mayor aumentó un 5,4 % mensual en marzo, y por su parte , el índice de Costo de la Construcción subió 8.1%, con materiales aumentando solo 5 %. Estas canastas se componen principalmente de bienes transables por lo que siguen más de cerca el tipo de cambio oficial.
La estrategia anti inflacionaria del Gobierno ha sido doble, la pata monetaria ha tenido éxito hasta ahora. El stock real de pasivos monetarios es decir, base monetaria más pasivos remunerados ha bajado un 15% desde diciembre. Esto se ha logrado mediante una combinación de superávit fiscal y baja de tasas de interés.
Por otra parte, la estabilidad del tipo de cambio se ha apoyado en la impresionante acumulación de reservas internacionales netas que subieron en más de 12.000 millones de dólares desde que Javier Milei asumió la presidencia.
El esquema de liquidación 80/20 para todos los exportadores ha añadido un flujo importante constituyendo básicamente una intervención indirecta del Banco Central en este mercado.
Con la llegada de la cosecha gruesa, no vemos mayores fuentes de inestabilidad para el contado con liquidación en el futuro cercano, a excepción de algún shock exógeno como el que vimos la semana pasada, con el IPC norteamericano y su consecuente impacto en las tasas de interés.
Proyectamos dos escenarios para la inflación en el futuro: tememos que la caída del primer semestre no pueda reproducirse en el segundo. Las condiciones monetarias y financieras serán más difíciles, sobre todo si las autoridades deciden levantar los controles de capital.
Cuando eso ocurra la reducción endógena de los pasivos monetarios a través de las tasas de interés negativas, se detendrá y solo quedara la recuperación de la demanda de pesos; la entrada de dólares bajará drásticamente en el segundo semestre tras el fin de la principal temporada de cosecha del agro. Ciertamente los salarios reales no volverán a caer tan profundamente como en el primer trimestre, así nuestro escenario base contempla una desinflación lenta para constante por lo que el segundo semestre terminará en un 200% interanual en el 2024. Otro escenario alternativo en el que la inercia es más difícil de romper, cerrando el año con inflación del 278%.