Domingo de balotaje
Este domingo hay una elección crucial. Las reflexiones sobre el derecho y obligación de votar, a cargo de Cecilia Páez.
Aristóteles define a la democracia como una forma de gobierno corrupta. No concibe un gobierno del pueblo. Sin embargo, a lo largo de la historia esa afirmación aristotélica fue mutando a lo que el mismo filósofo definía como la politeia, que no era otra cosa que un mix entre aristocracia y democracia.
Me animo a decir que la democracia es la más perfectible de las formas modernas de gobierno, toda vez que depende de la madurez de los pueblos para lograr cambios positivos en una especie de posibilidad de mejora continua.
A las puertas de un hecho tan trascendental como el que vivirá nuestro país el próximo domingo, el concepto de democracia, y sobre todo del ejercicio que esta nos permite, se impone en cada charla de café o en reuniones donde inexorablemente el tema es qué pasará después del domingo.
Sin hacer futurología ni pronósticos electorales, estoy segura que los argentinos habremos sido capaces de superar las barreras de la incertidumbre y del miedo que a lo largo de la historia han sido los protagonistas, quizás por eso estamos como estamos, y han mantenido a la democracia como un instituto de segunda categoria.
Claramente esto ha cambiado, el pueblo ha ganado en protagonismo y consiente de ello nuestra democracia está estrenando los pantalones largos. Nos ha llevado 40 años de ejercicio ininterrumpido para este logro, en donde el gobierno del pueblo se manifiesta reflexivo, valiente, dispuesto a romper con los estereotipos en los cuáles se necesitan estructuras políticas en forma de partidos o frentes para poder llegar a liderar una idea, una propuesta de gobierno.
Lo demuestra nuestra realidad. Si bien existen asimetrías e ideológicamente quieran demostrar que sus posturas están en las antípodas, una de otra, ambos candidatos llegan livianos de compromisos partidarios.
El oficialista, hace rato se separó de lo que la gente no quiere o se cansó. El otro, aspira a representar el cambio que algunos deseamos. Estas opciones de balotaje son producto de la voluntad popular.
En definitiva, el mayor logro que tendrá el acto cívico del domingo será sin lugar a dudas que nuestra democracia habrá alcanzado la mayoría de edad. Algunos pensaran que no es trascendental, aunque creo es un buen comienzo para nunca más nadie nos quiera vender espejitos de colores.