Carlos Varela Álvarez

Lobsang Rampa y el inventario de los puercoespines

Un texto de la serie de "historias mínimas" que propone Carlos Varela Álvarez para estos días de confinamiento obligatorio y de incertidumbre. Una lectura imprescindible.

Carlos Varela Álvarez

En alguna época a finales de los 70, quizás porque no habían lecturas libres me topé con novelas cortas de vaqueros por decenas, los comics de las revistas de Dargtagnan y el Tony con los personajes de Pepe Sánchez, Gilgamesh el Inmortal, Nippur de Lagash y tantos otros que me ayudaron en larguísimos fines de semana y veranos con olor al mar. Pero de los libros de esa época recuerdo haber leído el "Tercer Ojo" de un escritor que decía que era oriental, reencarnado y budista; era Lobsang Rampa y lo traigo a colación por dos cosas.

El último libro que no leí de él me pareció una provocación; decía que lo hacía a pedido del público, yo no recuerdo habérselo pedido, y lo segundo porque luego se descubrió que era un timador, toda su vida y obra y hasta el nombre una estafa.

Por eso siguiendo el mal ejemplo del timador escribo esto a pedido de los espejos. Primera excusa. En estos días de encierros las lecturas, los audios, las imágenes han poblado los móviles y el reenvío ha sido la característica.

Es casi imposible resistir la tentación de compartir con alguien lo recibido, es natural a nuestra condición de socializar.

De esa enorme cantidad de información saqué algunas conclusiones que hacen al inventario personal que incorporo a mi mochila liviana de viaje.

a. A la manera de la fábula de Schiller, los puercoespines, esos animales con espinas en su cuerpo, se aprestaron a un invierno brutal y descubrieron que separados se morían pero que muy juntos se hacían daño, hasta que encontraron la distancia perfecta para compartir el calor de sus cuerpos y sobrevivir. Conclusión; la distancia social ha llegado para quedarse mientras estas generaciones la recuerden, y habrá que encontrar el espacio que nos una y no nos separe.

b. Nunca con tanta información fuimos tan ignorantes en el devenir y a veces simples fotocopias de otros y de las noticias falsas.

c. El tiempo es lo único real y el futuro no es posible verlo. Este es impredecible, como magistralmente lo describió Nassim Taleb en su "Cisne Negro" y en "Antifrágil". Por tanto los adivinos del futuro y pronosticadores del mañana, son profesiones no esenciales como se dice ahora. Suficiente con la existencia del meteorólogo que falla en las mañanas y me deja con el paraguas en la mano ante el sol hirviente o en camiseta debajo de la lluvia y granizo.

d. No sé qué hará el mundo con las armas nucleares, los misiles, los portaaviones, submarinos y cañones sino existen barbijos suficientes para la humanidad.

e. Nunca como ahora la salud y la educación serán tan valorados como inversión y no como gasto.

f. La quietud demostró que muchos de nuestras rutinas y trabajos o estaban equivocados o no son necesarias o pueden hacerse desde casa.

g. El encierro también ha servido para que avancen sin barreras y fronteras por parte del Estado la vigilancia sobre nuestra privacidad. Ha llegado para quedarse y en eso la democracia en sus variadas formas tiene mucho para decir y hacer. La relación poder, institución-ciudadano ha mutado.

h. El derecho penal ha encontrado nuevos enemigos; con la excepción de los violentos de género y feminicidas que no disminuyen lamentablemente, porque ahora son los que pasean demás al perro, los que salen al darle un codito a la novia a la vuelta de la casa, o compartir el asado con el vecino o vecina. La pregunta en las cárceles es hoy y vos ¿Por qué estas preso? Por salir de casa. Por abrazar de más, por tocar a mi ser querido. Dicen que la reincidencia no es tanta y es posible que esos nuevos condenados sí podrán ser recuperables, a pesar que la pena es castigo al revés de lo que nos enseñaron.

i. Quizás importe saber el origen de la pandemia y la responsabilidad de estados totalitarios como China, país donde el capitalismo demostró que el comunismo es exitoso. Nunca sabremos y no vale la pena si eso hubiera sucedido en Estados Unidos primero, pero no me olvido que fenómenos como los atentados con "Antrax" (uno de los primeros casos de bioterrorismo en después del 2001 donde se mandaban cartas con eso químico) tuvieron poco de investigados y mucho de impune. Muchos hablan seriamente que en el caso de Coronavirus no tiene nada que ver con conspiraciones o laboratorios, pero no podemos tolerar que cualquiera sea el origen ningún Estado puede silenciar la información, la prensa, y la libertad o acceso la verdad de sus habitantes.

j. La ansiedad por el día después y como supuestamente cambiará el mundo en todas sus facetas, ha permitido que inspiradores de genocidas como el Premio Nobel de la Paz (debiera devolverlo) Henry Kissinger nos hable de los cambios por venir o que el más respetado de los disidentes chinos Ai Wei Wei declare la muerte del capitalismo. Bill Gates en su TED sólo habló de pandemias cuando lo advirtió el mundo que en ese momento estaba distraído y se miraba el ombligo. Los agoreros a veces tienen olor a naftalina con sus crónicas marcianas. Es bueno recordar que otros pitonisos como Fukuyama en su triste rol de Casandra anunció el fin de la historia y Jeremy Rifkin vaticinó el fin del trabajo y que las ratas engordaron mucho con los miles de ejemplares sobre el fenómeno Y2K cuando en 1999 las computadoras debían llegar al año 2000. En el mundo seguro habrá cambios notables y de todo tipo obviamente, pero creo que la urgencia del día a día es más importante hoy que las visiones apocalípticas sobre el futuro que nuestras mentes brillantes, lidian por anunciar. Según el Banco Mundial casi la mitad de nuestro planeta (7300 millones) vive con menos de Us.5.50 al día y más de mil millones de habitantes con menos de un dólar diario y según la OMS 2.100 millones carecen de agua potable, y un gran porcentaje de ellos en nuestra América. Se podrá hablar de mundo digital, teletrabajo, robótica, inteligencia artificial, barbijo y distancia social, pero a esos millones de personas parece que sólo les llegará el reconocimiento facial y el seguimiento de sus celulares, si lo tienen, como nueva forma de control social, porque el futuro de esos adivinos sólo los contempla de esa manera. Si hubiera una lección para nosotros sería la lucha por la libertad y la igualdad sin distancia social, porque no parecen socias, y siempre dicotómicas, pero una sin la otra son un conjunto vacío.

k. Ya no hay testigos de jehová o mormones que llamen a mi puerta, tampoco escucho los coros episcopales de gurúes brasileños e impacta la imagen de Francisco en la soledad del cemento Vaticano. Parece que las casas se convirtieron en altares individuales o las iglesias también están en cuarentena. Resta saber si los templos se llenarán de feligreses en barbijos renovados en su fe o sólo serán museos para los turistas. Dios como las Naciones Unidas han estado en silencio. 

l. La pandemia ha pegado esencialmente duro a Estados Unidos y Reino Unido, básicamente los máximos negacionistas y aislacionistas de este planeta, y están pagando caro no haber aprendido temprano la palabra solidaridad e inversión social, acciones que en Wall Street no cotizan. Trump cínico como pocos le echa la culpa a OMS olvidando que nadie más que él desarmó todas las estructuras de Naciones Unidas y los acuerdos de cambio climático. ¿Qué será del America First? 

m. Tomás Piketyy ( "El Capital en el siglo XXI" ) debe estar haciendo saltos mortales a lo Ronaldo en su departamento parisino y en cuarentena cuando lee que Trump, Bolsonaro y Johnson reparten la renta universal a millones de personas desempleados y sin seguridad social. Los intelectuales pecadores han sido admitidos en los paraísos en ruinas. ¿Le pedirán perdón como a Galileo?

n. Finalmente y sí es importante en este inventario parcial, arbitrario y personal, sujeto a que cada uno ponga en su mochila lo que le parezca a manera de caja de herramientas, diría Foucault, tener en cuenta que hemos vivido en estas semanas lo más cercano posible para escudriñar nuestra humanidad, la propia, la ajena, la regional y la mundial y si bien hechos como el nazismo, el estalinismo o Hiroshima, cuando terminaron cambiaron el mundo y las relaciones de poder, no por ello nos hizo mejores seres humanos aún en condiciones de vivir en democracias. Las nuevas generaciones no han sido el relevo ejemplar de los viejos vicios de las anteriores. Aun así resisten desde las periferias y en los centros nuevas iniciativas o colectivos empujando al mundo a algo distinto. Los ideales parecen nobles y razonables pero si no nos conducen a irradiar esa condición humana que tan bien analizó y criticó Hanna Arendt, sólo serán discursos hegemónicos que anuncian sólo nuevas banalidades por venir. Es así entonces, que o seguiremos leyendo y viendo los Lobsang Rampa y he ahí la segunda excusa para invocarlo, hasta descubrir su farsa antes que sea tarde o el público presente tiene derecho a pedir que se abra el telón donde la fiesta de la vida continúe sin extras ni divos. Sólo los iguales queremos ser distintos siempre. Es lo que nos están enseñando las redes sociales, la nueva Pandora. 

o. Es tiempo como los perros callejeros de salir al mundo, así que arriba el Telón que la función terminó y porque como dijo García Márquez como escritores, aunque sea de whatsapp, sólo somos simples notarios de la realidad. 

A respirar que hay que vivir y no es poco. 

Hasta el mañana que nos mire y los cuerpos al sol se hagan uno solo.

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